jueves, 25 de agosto de 2005

Al petróleo, por los impuestos

La mejor opción para reducir el precio de los combustibles es eliminarles los impuestos directos.

Aparentemente, el Gabinete Económico propuso al presidente Berger la reducción de los impuestos a los combustibles como una medida para reducir su precio de venta al público. Finalmente, parece ser que el sentido común empieza a aparecer en las altas esferas del ejecutivo.

En efecto, uno de los principales componentes en el precio de los combustibles, que en algunos casos llega a acercarse a la mitad, son precisamente los impuestos. Y si lo que se quiere es que el precio de estos no suba tanto, la primera opción, naturalmente, es reducir los impuestos que abultan esos precios.

Debo decir que esta es la opción del sentido común, pero también la apegada a nuestra Constitución, ya que, como ya se ha repetido en varias ocasiones, el Impuesto a la Distribución de Petróleo Crudo y Combustibles Derivados del Petróleo, es un impuesto inconstitucional porque se constituye en una doble tributación.

En efecto, la versión anterior de este impuesto fue declarada inconstitucional por la Corte de Constitucionalidad, CC, y la nueva versión probablemente lo será también cuando alguien presente el caso ante la CC.

Así que, si se elimina este impuesto, no sólo se mejorará el poder adquisitivo de la población guatemalteca, sino también se estará cumpliendo con lo que nuestra carta magna establece.

Por supuesto que siempre salta el argumento de que entonces de qué va a vivir el gobierno, cómo se van a reponer los ingresos fiscales que se "pierden" al quitar este gravamen. Sin embargo, yo creo que esta decisión si bien es cierto al principio probablemente se reduciría un poco los ingresos fiscales, en el mediano y largo plazo sería compensado con creces con los ingresos tributarios que generaría una economía más dinámica.

Lo mismo es cierto, por supuesto, para otros impuestos directos como el Impuesto Sobre la Renta y el IETAAP, así que ojalá que la entrada del sentido común al gobierno sea a todo nivel.

Lo que no se puede aceptar es que se siga considerando establecer un "subsidio" sobre el valor de los combustibles, lo cual es casi un contrasentido, si se toma primero en cuenta los impuestos que encarecen su precio.

Señor Presidente, la solución que le han planteado es una que va en la dirección correcta. La situación no está para gravar más la economía de los guatemaltecos, todo lo contrario, ya nosotros nos hemos ceñido bastante el cincho, el gobierno también debe hacer su parte. De otra manera, estamos condenados a permanecer estancados durante mucho tiempo más.

Artículo publicado en Prensa Libre el jueves 25 de agosto de 2,005

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