viernes, 16 de septiembre de 2005

Los mismos tiempos

Debemos aprender de la historia para no cometer los mismos errores.

Hace poco tuve la oportunidad de leer el capítulo sobre la Independencia de la Historia General de Guatemala publicada por la Asociación de Amigos del País. La verdad es que se asombra uno que mientras más pasa el tiempo más permanecen iguales las cosas.

Probablemente las circunstancias eran un poco distintas, pero lo cierto es que, a la luz de lo que nos sucede en la actualidad, pareciera ser que casi nada ha cambiado de allá para acá. Lo que más ha cambiado probablemente sea la tecnología, pero la naturaleza humana, igual que hace cuatro mil o más años, sigue siendo la misma y las pasiones, las ansias de poder y la búsqueda del propio interés siguen siendo exactamente las mismas.

De allí que aquellos utópicos que pretendían cambiar el mundo reinventando un "hombre nuevo" fracasaran estrepitosamente en su absurdo emprendimiento, por el simple y sencillo hecho que desestimaron la realidad de la naturaleza humana: tendremos distintos "gadgets", pero seguimos teniendo la misma naturaleza que tuvieron nuestros antepasados hace cientos de generaciones.

Es interesante -a la vez que un poco desalentador- conocer que los debates de hace casi 200 años no eran muy distintos de los que ahora tenemos. De hecho, fue interesantísimo encontrar que cuando se envió a Antonio de Larrazabal a las Cortes de Cádiz para la redacción de la nueva Constitución se le envió con las "Instrucciones" (ordenes, pues) de que debía procurar orientar la redacción de dicho documento hacia el ejemplo de la ilustración francesa.

Pues bien, ya en ese tiempo había personas que pelearon para que el modelo que se siguiera en la elaboración de dicha Constitución fuera el modelo inglés, a partir del common law y el respeto por los derechos individuales. Allá, como acá, éstos eran minoría y, por tanto, oposición, sin embargo no se limitaron a aceptar la derrota que su visión no fuera la abrazada por todos y enviaron también a Larrazabal su versión de lo que debería procurar en su labor, a través de los "Apuntes instructivos".

Luego resulta que una de las grandes discusiones alrededor del tema independentista era si se debería tener o no libre comercio. No digo pues, mientras más cambian las cosas, más permanecen iguales.

Al final de cuentas, lo único cierto es que a cada uno de nosotros (y también a nuestros antepasados) nos ha tocado vivir un momento crucial en la historia de la humanidad, el nuestro, y de las decisiones que tomemos dependerá, en buena medida, el futuro que enfrentarán nuestros descendientes. Ojalá que aprendamos de los errores del pasado, para no seguirlos cometiendo tan a menudo.

Artículo publicado el 15 de septiembre de 2,005

Contacto en China, ¿cuál?

No debemos ceder ante las presiones de la República Popular China.

Aparentemente, la República Popular China (China Continental) está presionando al gobierno de Guatemala para que no sólo tenga relaciones comerciales con ellos sino que se suba al grado de relaciones diplomáticas. Por supuesto, todo tiene su "catch" y ,en este caso, la condición es sencilla y predecible: romper relaciones con la República de China (Taiwán).

Aunque las autoridades guatemaltecas no lo han confirmado, tomando en cuenta los antecedentes, no sería raro que, en efecto, esto sea lo que se esté dando tras bambalinas, ya que los gobernantes de la China Continental continúan empecinados, como lo han estado durante el último medio siglo, en reducir a Taiwán a una "sumisa provincia" a diferencia de la actual categorización que de ella hacen de "provincia rebelde".

La verdad es que este es un conflicto que tiene las de nunca acabar, así como el de Belice y tantos otros que existen alrededor del mundo, ya que difícilmente alguna de las dos partes va a querer ceder: ni Taiwán va a querer convertirse en "provincia" de la China Continental ni ésta va a querer dar su brazo a torcer y dejar volar libre a Taiwán.

La única solución viable, pareciera ser, es que las Naciones Unidas aceptara finalmente a Taiwán como miembro, lo que le daría el reconocimiento internacional como país, cosa que nuestro país ha apoyado y debe continuar haciéndolo. Pero esta también es una opción bastante remota ya que la China Continental controla -utilizando la misma técnica que presuntamente utiliza actualmente con Guatemala- una mayoría de votos en ese organismo.

Mientras tanto, en medio quedamos países como nosotros, quienes hemos tenido de mucho tiempo atrás relaciones diplomáticas con Taiwán, y con quien de hecho estamos a punto de cerrar un tratado de libre comercio, pero que ahora nos vemos en el medio del conflicto.

Yo creo que no se debe ceder ante las presiones de la China Continental. Al fin y al cabo, quienes quieran vender sus productos en ese país lo pueden hacer sin que existan las dichosas relaciones diplomáticas -como ya lo están haciendo algunas empresas nacionales- y le aseguro que tampoco por eso dejaremos de importar productos chinos. Lo irónico del caso es que los inversionistas extranjeros mayoritarios en la China Continental, y que probablemente sean los mayores exportadores de ese país para acá, son precisamente de Taiwán.

Por otro lado, creo importante que el gobierno de Taiwán aclare para Guatemala el incidente de los cheques de Portillo, como una muestra de buena voluntad. La verdad, conociendo al Pollo Ronco, a mi no me extrañaría que los haya chantajeado diciéndoles que, o le pagaban un par de melone$, o rompía relaciones y se aliaba con los continentales. ¿Será eso lo que en realidad sucedió?

Artículo publicado en Prensa Libre el 8 de septiembre de 2,005