lunes, 20 de febrero de 2006

¡Arde París!

El problema no se resuelve con más estado benefactor.

Los carros arden. Comercios también. Jóvenes de los barrios pobres corren por doquier dando rienda suelta a sus frustraciones al amparo de la noche. No preguntan quién se las debe sino quién se las paga, descargando su furia y rabia en las posesiones de otros, tanto o más pobres que ellos. ¿Una escena en un típico barrio de la periferia de la ciudad de Guatemala? Podría ser, pero no lo es en esta ocasión. Es en un lugar atípico, la ciudad Luz, Paris y sus alrededores.

El mundo contempla perplejo. Los gobernantes franceses atribuyen los problemas a la "falta de oportunidades" de los jóvenes en esos barrios y deciden apuntar allí los cañones del estado benefactor para, según ellos, mejorar la situación de vida de los inmigrantes y con eso resolver los problemas.

No se han percatado que una de las principales raíces del problema está precisamente en las consecuencias del estado benefactor aplicado a lo largo de varias décadas bajo la inspiración del "Modelo Social Europeo", del cual Francia es estandarte.

La principal característica de este modelo es un "gran estado", con altos impuestos, un mercado laboral altamente regulado, monopolios estatales, grandes sistemas de seguridad social y un "capitalismo estatal".

Esta mentalidad de "gran estado" crea y refuerza muchas de las condiciones que llevan a la clase de desesperación social manifestándose ahora en Paris. Un mercado laboral altamente regulado crea desempleo. Aún quienes tienen empleo no se sienten seguros porque saben lo difícil que es obtener uno nuevo, si lo pierden. Los jóvenes, aún con mucha educación, no encuentran empleos.

Los altos impuestos que se requieren para mantener un sistema así, no sólo reducen las oportunidades de mejorar a las personas, sino también obstaculizan el crecimiento de la economía. Las pequeñas empresas tienen que pagar altos impuestos y están altamente reguladas, lo que obstaculiza su crecimiento y la consecuente creación de empleo. En casi todas partes del mundo, la principal fuente creación de nuevos empleos proviene de las pequeñas empresas, esas que son precisamente las que más sufren con las altas cargas del Estado Benefactor.

Los efectos del modelo les pegan más duro a los inmigrantes. Los mercados de vivienda regulados producen ghettos en los suburbios, en donde la tasa de desempleo, especialmente entre los jóvenes es altísima. Si a ello le añadimos el componente fundamentalista que se aprovecha de esas situaciones, no nos debería extrañar los resultados.

Muchos de los problemas actuales se podrían reducir si se hicieran reformas para liberar a los europeos de la pesada carga del estado benefactor. Lamentablemente, allá, al igual que aquí, eso es "políticamente incorrecto" y más importante que unos cuantos inmigrantes revoltosos.

Artículo publicado en Prensa Libre el jueves 10 de Noviembre de 2,005

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