lunes, 20 de febrero de 2006

Sin remordimientos

La aventura empresarial debe fomentarse y admirarse, no obstaculizarse.

A raíz de mi artículo de la semana pasada sobre el orgullo de ser rico, en uno de los foros de nuestro sitio (www.radiopolis.info) recibí un comentario de uno de los lectores que me pareció bastante atinado, por lo que creí conveniente compartirlo con ustedes:

"Qué difícil fue correr el riesgo de dejar la estabilidad del sueldo fijo y meterme en la búsqueda de un sueño. Cuántas proyecciones, cálculos y planificaciones; todo un estudio comparativo entre ilusiones y temores para aterrizar en el inevitable recorte de los sueños y deseos al llano nivel de la realidad; y luego, después de los engorrosos trámites de ley; jornadas de arduo trabajo; horas, días, semanas y meses que se convirtieron en años sin descanso; largas noches de insomnio buscando la inspiración creativa necesaria para cubrir planillas, bonos 14, aguinaldos y otras prestaciones, alternado con sudorosas pesadillas protagonizadas por cobradores, acreedores y colectores de la SAT buscando cada quien echar mano a su respectiva tajada. "Gastritis, hipertensión y neuralgias son algunos de mis achaques causados, en buena parte, por el peso de la responsabilidad que siempre he sentido por mis "explotados empleados" aunque algunos de ellos, después de cobrar el finiquito respectivo y verme en la ruina, se despidieron con burlas, maldiciones y uno que otro escupitajo. "Y es que, en eso de 'tronar' y tocar fondo soy todo un experto, pero nada de este 'vía crucis' ha podido diluir la convicción de que soy capaz de alcanzar mis sueños. Es que tengo esa 'mezquina' ilusión (la sociedad me perdone) de ser próspero y tener más de lo que necesito, pero no para ver sobre los hombros a los que tienen menos, sino para forjar un mejor futuro para mis hijos y poder envejecer digna y felizmente con la mujer que amo. "Me importa un comino que, en la búsqueda de la realización de mis sueños, algún ignorante de lo que significa ser emprendedor me llame "explotador maldito" o algo peor, porque gracias a mi decisión de correr el riesgo, he visto mejorar el nivel y calidad de vida de los pocos empleados que Dios, a quien doy infinitas gracias por todo, me ha permitido tener. "Estoy totalmente de acuerdo con vos, Jorge Jacobs, y, aunque estoy muy lejos de llegar a ser rico, me siento orgulloso de estar en camino de serlo algún día".

Esta contribución ilustra cómo la aventura empresarial continúa siendo incomprendida por muchos. Pero no nos perdamos. Lo que Guatemala necesita urgentemente son muchísimos de esos arriesgados empresarios que, a pesar de todos los obstáculos y dificultades que se les presentan, siempre encuentran la forma de salir a flote, y con ellos, al país. Que Dios bendiga a los emprendedores y convierta a muchos que todavía no lo son.

Artículo publicado en Prensa Libre el jueves 1 de Diciembre de 2,005

3 comentarios:

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