jueves, 15 de junio de 2006

¿Es "muy" comercial el mundial?

¿Qué quieren, que se subsidien a través de los impuestos?

En medio de la algarabía del Campeonato Mundial de Fútbol, no podían faltar las voces de algunos disconformes que se lamentan que dicho evento se ha vuelto "muy" comercial y que son muchos millones de dólares, bueno Euros, los que danzan durante la fiesta del fútbol. ¿Y qué esperaban, que se hicieran inversiones de miles de millones de dólares por amor al arte? ¿Hasta cuándo entenderán estas personas que, una vez no haya coacción en las transacciones, todos los que participan en ellas ganan?

Quienes objetan las "danzas de millones" parecen no entender que montar un "espectáculo" (que eso es lo que es) de ese calibre implica inversiones de muchos miles de millones de dólares y la participación de muchísimos miles de empresas, personas y organizaciones a todo lo largo y ancho del mundo. Y por supuesto que esa organización no se puede hacer con cascaritas de huevo huero.

¿Que la FIFA vende muy caros los derechos de transmisión? Pues está en todo su derecho, tomando en cuenta que esa es su principal fuente de ingresos para organizar este espectáculo así como para sobrevivir durante los cuatro años entre uno y otro, sin contar con la organización de toda una serie de actividades en todas partes del mundo, así como que parte de esos fondos se reparten entre todas las asociaciones de fútbol miembros de la FIFA.

En última instancia, los derechos de transmisión son compartidos por muchísimas empresas que a su vez patrocinan las transmisiones locales en cada país. ¿Se benefician estas empresas? Por supuesto, si no, no lo harían. Así como también se benefician las empresas multinacionales que le pagan a la FIFA (no sólo nadie las obliga sino que hasta compiten con otras empresas por entrar a este selecto club) por ser Patrocinadores Oficiales de la Copa.

Lo que es más, hasta los gobiernos de los países que organizan este tipo de espectáculos "invierten" dinero de sus tributarios en remozar la infraestructura local, sabiendo muy bien que los beneficios que la actividad económica que éstos generarán sobrepasarán con creses dichos gastos, tanto en beneficios para sus ciudadanos como, en última instancia, en ingresos fiscales.

No nos perdamos. Si no se ve este tipo de actividades con una mentalidad empresarial, su supervivencia en el largo plazo está condenada al fracaso y la extinción. Ese absurdo desprecio al "lucro" con el que la corrección política quiere abrogarse la superioridad moral sobre todos los demás es vacío, sin sentido, hipócrita y utópico. ¡Que vivan los empresarios que arriesgan su dinero por brindarnos a los consumidores del mundo un espectáculo de tal calibre! O, ¿qué alternativa proponen? ¿Qué se subsidie con más impuestos de los tributarios del mundo?

Publicado en Prensa Libre el 15 de junio de 2006

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