jueves, 29 de junio de 2006

¿Podemos progresar?

La pregunta del millón se responde a través de principios.

Todos queremos progresar pero el problema es ¿cómo le hacemos para lograrlo? Si fuera fácil, todo el mundo sería rico, sin embargo, la realidad es que la mayor parte de países y personas no son ricos, ni siquiera muy "desarrollados". No importa la cantidad de recursos naturales que un país tenga, la evidencia indica que no es en ellos que radica la "creación de riqueza". Según mi humilde opinión es el sistema imperante el que nos tiene en donde estamos.

Si queremos progresar, lo que debemos hacer es precisamente cambiar el sistema. No nos queda otra. No podemos esperar resultados distintos haciendo exactamente lo mismo que hemos hecho siempre. No podemos esperar a que llegue la persona con todos los atributos y ninguno de los defectos que nos sacará a todos de la pobreza y catapultará a nuestro país a las alturas del desarrollo. No podemos esperar la varita mágica que convertirá nuestros harapos en traje de fiesta. No. No viene por allí la solución.

Si nos quedamos esperando que alguien venga y nos rescate, esperaremos sentados hasta el día del juicio. Solamente nosotros podemos sacarnos del fondo del subdesarrollo a nosotros mismos. Pero para que eso sea posible, necesitamos cambiar el sistema en el que nos desenvolvemos. Necesitamos quitar los impedimentos que nosotros mismos nos hemos impuesto. Necesitamos liberar las fuerzas creativas que se esconden en lo profundo del corazón de muchos millones de guatemaltecos, esperando la oportunidad de salir a la luz y avanzar.

Algunos trataron de cambiar el sistema (por otro peor, hago la salvedad) de manera violenta durante muchos años, pero nosotros estamos convencidos que ese no es el camino a seguir. Estamos convencidos que el sistema se puede cambiar de una manera pacífica, a través de la persuasión y del involucramiento de muchísimos guatemaltecos.

Y es por eso que un grupo de guatemaltecos ha dedicado mucho tiempo, esfuerzo, recursos y todas sus capacidades para generar un proyecto capaz de hacer eso: cambiar el sistema.

El mecanismo para hacerlo es a través de una reforma constitucional de principios por medio de la cual se pretende que en nuestro país se establezcan normas generales y abstractas de conducta justa.

La propuesta ya está hecha y ahora queda el largo (o tal vez corto) camino por recorrer para convencer a una buena parte de la población de la necesidad de cambiar el sistema.

Si usted cree que necesitamos ese cambio, lo invito a estudiar el cambio propuesto en el sitio www.proreforma.org.gt. Yo considero que los cambios constitucionales propuestos nos permitirán, en el largo plazo, desarrollarnos. Si usted también se llega a convencer, lo invito a que apoye la propuesta.

Publicado en Prensa Libre el 29 de junio de 2006.

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