jueves, 27 de julio de 2006

¿La guerra o la paz?

¿Qué posición tomar?

Luego de mi artículo de la semana pasada, en el que comentaba el análisis que la empresa Stratfor publica sobre la guerra en el Líbano, un lector en Estados Unidos de la versión electrónica de Prensa Libre me preguntó cuál era mi opinión sobre el conflicto. He aquí mi respuesta.

Como muchos temas en la vida, este en particular está lleno de grises y matices. Como ferviente creyente en una sociedad abierta basada en el respeto a los derechos individuales a la vida, la libertad y la propiedad de las personas, creo que el método para alcanzar el progreso es la cooperación. Por lo mismo, no soy partidario de las guerras y considero que éstas son una de las peores desgracias que le pueden ocurrir a una sociedad.

Por otra parte, entiendo muy bien que las ambiciones de poder, y en algunos casos otros intereses, entre los que el religioso puntea muy alto, han llevado a la humanidad a vivir en un constante pie de guerra durante la mayor parte de la historia registrada, y de seguro antes también, al grado que, por lo menos en la civilización occidental, la "pax romana" es considerado el período más largo de la historia en la que no hubieron mayores guerras en el mundo conocido y a duras penas se acercó a los 200 años.

Con estos antecedentes, un conflicto como el actual en Líbano lo hace a uno chocar con mucho dilemas éticos. ¿Tienen derecho los israelíes a defenderse de Hizbulá, atacando sus posiciones en Líbano? ¿Tienen derecho los de Hizbulá a atacar Israel? ¿Qué hacen los libaneses que se encuentran en un fuego cruzado que probablemente no se habría dado si su gobierno hubiese honrado el compromiso que hizo con la comunidad internacional de desarmar a Hizbulá?

Son muchos dilemas, y lamentablemente, no tiene uno todos los pelos de la burra, sin embargo, como nunca los vamos a tener en casi ninguna situación y uno debe a veces tomar decisiones con la poca o mucha información a que tiene acceso, yo considero que los israelíes, por lo menos en este caso, tienen derecho a defenderse de la agresión de Hizbulá.

Que sufren las consecuencias muchos civiles en Líbano, es cierto, como también es cierto que muchos civiles en Israel también sufren las consecuencias de los ataques de Hizbulá. Lo peor de todo es que, por lo menos según la información y análisis a los que he tenido acceso, este conflicto tiene muchas posibilidades de prolongarse y, por lo mismo, volverse más violento y catastrófico.

Pero creo que Israel dio la pauta desde hace años al retirarse de Líbano y confiar en que, con el apoyo internacional, podrían por lo menos contener a Hizbulá. No lo hicieron, dejaron que se armara y preparara mejor para seguir atacando a Israel, y ahora todos están pagando las consecuencias. Esperemos que se encuentre una pronta salida a este lamentable conflicto.

Publicado en Prensa Libre el 27 de julio de 2006.

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