jueves, 28 de junio de 2007

Indecisos

No importa que no sepa por quién votar para presidente.

La principal constante en los resultados de todas las encuestas sobre las próximas elecciones que se han publicado es la indecisión. Es tan grande que, si fuera candidata, quizás ganaría la Presidencia en primera vuelta. Pero ese dato estadístico no es más que un reflejo de la decepción de la ciudadanía por el sistema de gobierno actual.

Estamos a poco más de dos meses de la primera vuelta y la gente está indecisa, no sabe por quién votar para presidente, está en el proceso de despejar la ecuación del candidato menos peor.

Aunque es fácil entender que la mayoría de esos indecisos está decepcionada del sistema, es más difícil llegar a las verdaderas causas de la decepción. Le aseguro que la mayoría de los indecisos mismos no logra dar en el clavo de esa razón y se conforma con pensar que, si encontrara al candidato “ideal", otro gallo cantaría.

Sin embargo, la cosa no es así. No importa quién llegue a la Presidencia, con el actual sistema, benefactor-mercantilista, tiene todas las posibilidades de “fracasar” en el intento y que cuatro años después sea tenido como el mal presidente que no cumplió sus promesas y decepcionó a la ciudadanía, la que, una vez más tratará, de encontrar al escurridizo candidato “ideal”. No crea que es por casualidad que ningún partido en las décadas recientes se ha repetido en el poder.

Por eso es mi insistencia en que lo que necesitamos no es que llegue el presidente “perfecto" (que no existe) sino un cambio del sistema. Mientras no se cambie el sistema, cada cuatro años se añadirá un desencanto más, hasta que llegue el día en que los ciudadanos, creyendo que el problema es la “democracia”, optarán por pedir un dictador sin percatarse de que, en lugar de mejorar, van directos al despeñadero (como ya lo están empezando a ver hasta los venezolanos defensores de Chávez).

Y ¿cómo cambiar el sistema?, se preguntará. Pues creo que una buena opción es la propuesta de Pro Reforma (www.proreforma.org.gt), por lo que lo invito a estudiarla y, si lo convence, apoyarla.

Pero como por buena que sea no se puede implementar en el par de meses que nos faltan para las elecciones, le pido que reflexione un poco sobre la única alternativa que tenemos, por el momento, para por lo menos intentar reducir las posibilidades de que se den excesos de abuso de poder en la siguiente administración: evitar las aplanadoras en el Congreso.

Según las mismas encuestas, a menos que se dé alguna sorpresa en los próximos meses, ya está claro quiénes tienen más posibilidades de llegar al Guacamolón. Pues bien, aunque usted no vaya a votar por nadie para presidente, decídase a votar por alguien al Congreso que pueda hacer oposición a las bancadas mayoritarias, especialmente a la que sea la oficial. No serán los diputados “perfectos” (porque tampoco existen), pero por lo menos servirá para balancear un poco el poder. Piénselo.

Publicada en Prensa Libre el 28 de junio de 2007.

Votando Cruzado

El voto cruzado nos “salvó” la vez pasada. ¿Lo hará nuevamente?

Se acerca la fecha de las elecciones generales y creo que desde ya debemos empezar a reflexionar sobre la forma en que votaremos (los que lo haremos, ya que una de las principales tendencias en esta ocasión es la apatía).

Mientras no cambiemos el sistema que tenemos actualmente, creo que la única manera que tenemos los ciudadanos de intentar reducir las posibilidades de que los políticos abusen del poder absoluto es cruzando el voto.

¿Qué quiere decir eso de cruzar el voto? Que no le demos una aplanadora en el Congreso al partido que finalmente obtenga el control del Organismo Ejecutivo. ¿Por qué? Simplemente porque esto equivale a dar a los políticos de ese partido el poder absoluto. Y como lo dijo Lord Acton: “El poder tiende a corromper, el poder absoluto corrompe absolutamente”.

Cuando un mismo partido tiene el control del Organismo Ejecutivo y del Legislativo, el presidente y los líderes del partido pueden hacer lo que les da la gana y solamente utilizar el Congreso como una oficina burocrática de trámite de leyes. El resultado principal es que se pierde lo poco que queda en nuestro sistema del equilibrio del poder y de los chequeos y balances entre los distintos organismos.

Digo lo poco que queda porque tampoco es que nuestro sistema funcione a las mil maravillas y que el Congreso sirva para efectivamente vigilar las actuaciones del Ejecutivo. Pero lo que sí le puedo garantizar es que la situación sería mucho peor si la administración actual hubiese tenido el poder absoluto para controlar el Ejecutivo y el Legislativo.

¿Y cómo hacemos para votar cruzado? Sencillo, vote por quien quiera para el Ejecutivo, pero no vote por los candidatos a diputados del mismo partido. Creo que lo mejor es que no haya ninguna aplanadora en el Congreso, por lo que no sólo piense en los partidos grandes, sino también considere a los candidatos de los partidos pequeños.

Quizá no todo está perdido en Guatemala y encuentre algunos candidatos a diputados que, aunque no sean de los principales partidos, tengan la posibilidad de hacer una buena actuación en el Congreso y quizás, por qué no, hasta encaminarnos en el cambio del sistema al que debemos llegar.

Hago la salvedad de que, incluso con esta opción del voto cruzado, no tenemos garantizado que los diputados vayan a continuar en el partido por el que se postularon para la diputación, o que se tenga certeza de la calidad de las leyes que pudieran generar o derogar, pero de esta opción a que tengamos de entrada cuatro años de partido con una aplanadora, es preferible tomar el menor de los males. Y sigo insistiendo, mientras no cambiemos el sistema que tenemos actualmente, el voto cruzado será la mejor forma de protegernos contra los abusos de poder de los gobernantes.

Publicado en Prensa Libre el 21 de junio de 2007.

jueves, 14 de junio de 2007

Legítima defensa


La liberación de Trejo sienta un precedente importante para todos.

Tras nueve largos meses de reclusión en el Preventivo de la zona 18, y después de audiencias con largos días de ínterin entre una y otra, este martes José Natividad Trejo fue declarado inocente del cargo de homicidio por el Juzgado Cuarto de Sentencia.

Esta sentencia sienta un precedente importante para todos los guatemaltecos, no sólo para los pilotos de bus.

Esta sentencia deja claro que sí se puede en Guatemala hacer uso del derecho a la legítima defensa. Antes de la misma, ese derecho inalienable de todas las personas a defenderse de los ataques de otros, no pasaba de existir sólo en la teoría, pero en la práctica, quienes se han tratado de defender de los criminales, o paran muertos o presos.

A este respecto, fue interesante ver y escuchar al fiscal a cargo del caso, quien en sus conclusiones dijo que no se debería sentar el precedente de que cualquiera puede tomar la justicia por sus manos.

Yo creo que una cosa es tomar la justicia por mano propia y otra muy distinta es defenderse cuando a uno lo atacan. En el caso particular de Trejo, lo atacaron en su lugar de trabajo, eran tres los criminales quienes actuaron con toda la premeditación y alevosía del caso para asaltar, no sólo a Trejo y su familia, que casualmente lo acompañaba, sino a los demás pasajeros del bus.

Que él se haya defendido y matado a uno de los asaltantes, aun si le hubiera metido los siete u ocho balazos que el fiscal argumentaba (y que el perito forense no pudo comprobar) creo que no se puede calificar, desde ningún parámetro, como “tomar la justicia por mano propia”.

Por si no fuera suficiente la argumentación anterior, hay que añadir que ya hay un grandísimo precedente de criminales armados asaltando buses (sucede casi cualquier día en Guatemala, y sólo en lo que va del año más de 30 pilotos han sido asesinados en su puesto de trabajo) y el asaltante mismo tenía su propio historial (10 ingresos en la cárcel).

Creo que el Ministerio Público debería estar mucho más interesado en sentar el precedente de que en Guatemala sí se hace justicia y se castiga a los criminales, que en estar tratando de amedrentar a la ciudadanía a no defenderse ante los embates de la violencia y de un sistema de seguridad y justicia que ha sido completamente incapaz de asegurarles esos derechos a los ciudadanos.

Felicito al señor Trejo y su esposa, por haberse enfrentado tanto a los criminales, como al sistema judicial, que lo mantuvo tras las rejas durante nueve meses.

En sus declaraciones en Todo a pulmón del martes, antes de haberse conocido la sentencia, él manifestó su confianza en que se le haría justicia. Afortunadamente, en este caso, sí se hizo justicia.

Publicado en Prensa Libre el jueves 14 de junio de 2007. Foto Prensa Libre: Erlie Castillo.

miércoles, 13 de junio de 2007

Temblor en Guatemala



Hoy a las 13:29 horas de Guatemala hubo un sismo en nuestro país. Según el Insivumeh de Guatemala, el sismo fue de 5.4 grados en la escala de Richter, con epicentro cercano a la localidad de Masagua en el departamento de Escuintla al sur del país. Según el Servicio Geológico de Estados Unidos, el sismo fue de 6.8 grados en la escala de Richter y tuvo su epicentro en el Océano Pacífico frente a las costas de Guatemala.

Indistintamente de quién tiene la razón, en el lugar donde yo estaba ni se sintió el temblor, sin embargo, en nuestras oficinas (en el piso 19 del Géminis) me cuentan que se sintió fuertísimo (estaban a media entrevista con el periodista y escritor cubano, Carlos Alberto Montaner, quien también sufrió el temblor en nuestros estudios mientras presentaba su nuevo libro "El regreso del Idiota"). Según los reportes que he escuchado, por el momento no hay víctimas mortales ni mayores daños. El temblor duró entre 20 y 40 segundos (también depende de a quién le pregunte).

martes, 12 de junio de 2007

¡Libre!

José Natividad Trejo fue absuelto de los cargos de asesinato y homicidio. Los jueces que llevaron a cabo el juicio decidieron por unanimidad absolverlo de los cargos bajo la premisa que actuó en defensa propia. Este es un caso que sienta un precedente importantísimo en Guatemala, ante la ola de violencia a la que estamos expuestos los guatemaltecos (hoy mismo, en la mañana, fueron asesinados otro piloto de bus y su ayudante).

Felicito al señor Trejo y su esposa por haberse enfrentado tanto a los criminales, como al sistema judicial que lo mantuvo tras las rejas por 9 meses. En sus declaraciones a Todo a Pulmón de hoy en la mañana, antes de terminarse el juicio, el manifestó su confianza en que se le haría justicia. Afortunadamente, en este caso, eso sucedió y ahora fue absuelto.

jueves, 7 de junio de 2007

Sin derecho a defensa

No tenemos derecho a que nos proteja el “Estado” y tampoco a hacerlo nosotros mismos.

Por si no fuera suficientemente angustiante la terrible inseguridad en la que vivimos los guatemaltecos, al hecho de no tener el consuelo de que las autoridades hagan justicia y persigan a los criminales tenemos que añadir que, si algún ciudadano se trata de defender de la agresión de los criminales, a él si le cae todo el peso de “la ley” y es tratado con muchísima más severidad de la que se trata a los “angelitos” que tienen historiales criminales más largos que colas bancarias en día de pago.

El perfecto ejemplo es el de José Natividad Trejo Cruz, un chofer de camioneta que, ante las altas posibilidades de ser víctima de la violencia, decidió un día hacer algo por su propia seguridad. Trejo se compró un arma, no de las que utilizan los criminales, sino una con todas las de ley, registrada en el Decam. Tomó la decisión de armarse, luego de haber sido asaltado varias veces y de que un compañero suyo, chofer también, fuese asesinado cuando intentó evitar que violaran a una mujer dentro del bus que conducía.

En un día como cualquier otro, tres delincuentes con escopetas hechizas (no registradas en el Decam, por supuesto) se subieron al bus que Trejo conducía y asaltaron a los pasajeros. Cuando llegaron con Trejo, le exigieron dinero, lo registraron y le encontraron la pistola. Al verla, lo iban a atacar, pero él usó la pistola y le disparó a uno de los asaltantes, a quien mató.

Como un ciudadano creído de que “la ley” lo protegía, se quedó en el lugar esperando 20 minutos a que se apareciera la Policía, a cuyos agentes explicó cómo se había defendido de los asaltantes. A los policías no les importó su explicación y lo apresaron, acusándolo de homicidio. El muerto era una joyita que ya tenía 10 ingresos en prisión.

Desde entonces, Trejo está en la cárcel. Las autoridades ni siquiera le quisieron dar libertad bajo fianza para que pudiera continuar trabajando, mientras que, según me cuentan abogados amigos, los criminales que atrapa la Policía muchas veces salen libres en un par de días, con sólo pagar una pequeña fianza.

Un fiscal que lleva el caso declaró a Prensa Libre que “la inseguridad no justifica el ataque”. Ahora resulta que cuando los ciudadanos utilizan su derecho a la legítima defensa es un “ataque”. ¿Qué esperan las autoridades, entonces? No nos defienden, y cuando nos defendemos, resultamos ser los atacantes y no los atacados, los victimarios y no las víctimas. Ante autoridades así, no es de extrañar que la ciudadanía esté recurriendo a la “justicia por propia mano”. Las mismas autoridades están arrinconando a las personas a convertirse en criminales para defenderse de la criminalidad.

Trejo espera su sentencia para la próxima semana. Su esposa estará hoy con nosotros en el programa radial Todo a pulmón, por el 100.9 y por www.radiopolis.info, a las 12 del mediodía para contarnos su historia. ¡No se lo pierda!

Publicado en Prensa Libre el 7 de junio de 2007. Foto Prensa Libre.

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El índice del resentimiento



No importa que estemos bien jodidos, siempre y cuando estemos todos iguales.

El pobre Gini ni enterado ha de estar que sobre sus espaldas han echado la responsabilidad de igualar a todo el mundo en la mediocridad, porque quien sufre las consecuencias son los pobres del mundo igualados por toda esa bola de resentidos a quienes no les importa que haya miseria, siempre y cuando todos sean igualmente miserables.

A estos resentidos, lo único que les importa son las diferencias. No pueden soportar que algunos estén mejor que otros. Prefieren que todos estén comiendo... a que algunos no estén tan mal como los otros. Detestan esas asquerosas diferencias, aunque pocas veces, si es que alguna, reparan en las propias.

Gini es un índice que se inventaron con el supuesto propósito de medir la “desigualdad” de riqueza. Su escala varía desde cero, que indicaría una “perfecta distribución de la riqueza”, hasta cien, que representaría una “desigualdad perfecta”.

El artículo de portada del Wall Street Journal Americas de este martes, dedicado por entero a despotricar contra la “desigualdad” de ingresos, presenta un perfecto ejemplo de este resentimiento. Se quejan los escritores del artículo de que “los ingresos de los trabajadores poco calificados hayan subido, pero los de los trabajadores calificados han subido mucho más”.

Y luego se refieren a China, en donde, “si bien su impresionante expansión ha logrado generar importantes aumentos salariales para las clases bajas, la brecha de los ingresos también ha crecido debido a las enormes ganancias de la clase alta”.

De hecho, un par de las gráficas que presentan en el artículo, sobrepuestas, demuestran algo interesantísimo: en 1980, más de 600 millones de chinos vivían con menos de US$1 diario. Para el 2005, la cifra (ajustada a la inflación) bajó a cerca de cien millones. Durante el mismo período, el índice Gini pasó de 29 a 47, es decir, cuando la mayoría de la población era miserable, estaban más cerca de una “perfecta distribución de la riqueza”, mientras que ahora que muchísimos menos chinos viven en la miseria se han “acrecentado” las desigualdades.

Y, ¿qué es lo que preocupa a la bola de resentidos? La “creciente desigualdad”. El que 500 millones de personas hayan salido de la miseria y ahora tengan un nivel de vida mejor, les viene del norte. La conclusión que saco de este ejemplo es que mientras más miserable es la mayor cantidad de personas, existe una más “perfecta distribución de la riqueza” según el dichoso Gini (por supuesto, no hay riqueza que repartir). En contraposición, mientras mejor es el nivel de vida de todos, más “desigualdad” habrá.

¿Qué prefiere usted, que todos estemos igual de pelados, o que todos estemos mejor, indistintamente de que unos estén mejor que otros? Yo prefiero mil veces que todos mejoremos nuestro nivel de vida, aunque no todos estemos iguales. ¿Por qué la envidia, por qué el resentimiento?

Publicado en Prensa Libre el jueves 31 de mayo de 2007.
Nota: Las gráficas son tomadas de otros sitios, pero reflejan el punto mencionado sobre el artículo del Wall Street Journal Americas.

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