domingo, 19 de agosto de 2007

¿Indecisos?

¿Por qué tanta indecisión?

Estamos a un mes de las elecciones generales, y resulta que quien continúa escapado en las encuestas es el candidato indeciso. Y no es que algunos de los candidatos no lo sean, sino que son los electores quienes a estas alturas del partido no se han decidido por qué candidato votar para las elecciones generales y por qué listas partidarias votar para el Congreso.

La mayoría de “estrategas” de campaña le está apostando a tratar de convencer a este gran grupo de indecisos a que su candidato es la mejor opción que se le podría presentar. Con tal de lograrlo, hacen que los candidatos digan y hagan cualquier cantidad de cosas, por ver si de esa manera logran tornar la indecisión en su favor.

Mi lectura es distinta. De lo que he podido percibir en conversaciones escuchadas al pasar y en unas con un poco más de involucramiento directo, la indecisión de la gente no estriba en por cuál candidato votar, sino más bien en si vale la pena votar, si sirve de algo el voto, o da igual, ya que, sea Juana o sea Chana, igual de malos y corruptos serán.

Los votantes están cansados de falsas promesas, de que le ofrezcan el cielo y la tierra; lo que es más, de que les ofrezcan el “cielo en la tierra” y de que, al final, todos salimos igual de fregados, menos, por supuesto, quienes pasaron a “mejor vida” porque llegaron a un lugar “donde hay”.

Los potenciales votantes, simplemente ya no creen en el sistema. Y es allí donde está el verdadero quid del asunto. El problema es el sistema, y mientras no se cambie, no podemos esperar que el barco cambie de rumbo.

El “Estado” seguirá en su desenfrenada carrera por absorber cuanto dinero pueda de los indefensos tributarios para entregar a cambio: nada. Nada de nada. Sólo vacías promesas y advertencias de que lo que se necesita para estar mejor es que paguemos más impuestos y que cuando lleguemos a pagar esa elusiva cantidad de tributos (la que misteriosamente por más que avancemos siempre aparenta estar más allá), habremos encontrado el cielo en la tierra.

Y los candidatos actuales, tanto al Ejecutivo como al Legislativo, poco hacen por reducir esa indecisión. Antes bien, diría yo, abonan a ella.

No nos engañemos. No importa quién llegue al Ejecutivo. Mientras no se cambie el sistema, todos los que lleguen tratarán de hacer funcionar un sistema que no puede funcionar. Algunos tendrán un poco mayor éxito que otros, y algún otro será incompetente hasta en eso, pero en general, la cosa seguirá igual para los que no estamos involucrados en la administración pública.

Así que si usted está entre los indecisos, no se preocupe, comparte espacio con un buen grupo de guatemaltecos que ya se pregunta qué hacer para que la cosa no siga igual. Por el momento, lo único que le puedo recomendar es que por lo menos vote para el Legislativo, de preferencia por uno de los partidos que no encabeza las encuestas para el Ejecutivo, para que al menos no haya aplanadora en el Congreso.

Publicado en Prensa Libre el 9 de agosto de 2007.

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