miércoles, 7 de noviembre de 2007

Ahora, la realidad


Empieza una nueva etapa.

Se acabaron las alegres elecciones (aunque esta vez fueron más negras y ponzoñosas que alegres) y debemos ahora, especialmente los políticos ganadores, despertar a la realidad. Ya no sirven de nada los ofrecimientos, las promesas, los compromisos, los apretones de manos, el cargar y besar niños, las banderitas y toda la demás parafernalia que envuelve un proceso electoral. Ahora hay que enfrentar los problemas que aquejan a toda la población.

Y es que durante esos tan emotivos y viscerales discursos los políticos oferentes olvidan que quienes vivimos en la cruda realidad, los ciudadanos de a pie, quienes no tenemos guardaespaldas ni andamos en vehículos blindados, (mucho menos en helicópteros o jets) necesitamos medidas inmediatas para salir de tanta podredumbre.

Es muy fácil ofrecer despliegues increíbles de fuerzas combinadas para brindar seguridad a la población, pero eso no servirá de mucho si la Policía Nacional Civil continúa en desventaja en relación al armamento y logística que usan los mareros, y ya no digamos el crimen organizado y sus muy bien estructuradas organizaciones, quienes incluso le pagan mejor a sus bizarros que a los agentes (aunque en muchos casos también les pagan, y muy bien, a ellos). Sería como aumentar la cantidad de ovejas que intentan cazar a una manada de lobos.

Y si en caso llegaran a ser copados y capturados estos seres mezquinos y parias, más titánico será propiciarles un castigo rápido, certero y ejemplar, pues la actual burocracia judicial y su tortuguismo, también derivado de un limitado presupuesto para funcionar, no aprestan un rápido y ejemplar castigo.

"Es que no alcanzan los recursos", es el primer grito que se escucha como excusa. "Cuarenta millardos no son suficientes para cubrir las necesidades sociales de la nación, bla, bla, y bla". Esa canción desafinada y altisonante la venimos escuchando hace más de veinte años y por más que se suben impuestos directos, indirectos, temporales (nuevo disfraz para las palabras "inconstitucional" y "arbitrario"), las sobras del presupuesto después de cubrir esas "necesidades sociales" no alcanzarán para hacer funcionar, y menos mejorar, esas funciones primigenias del gobierno que beneficiarán a toda la población: Seguridad, justicia y reglas del juego claras y limpias.

Así es que allí están las dos recetas. Una que durante muchísimos años de inventar y elevar impuestos (sí, leyó bien, inventar), dedicarse a necesidades sociales que no le competen, nos ha llevado a la eterna crisis y rezago. Y la otra probada exitosamente en la historia, con leyes generales, conocidas, cargas tributarias bajas, gobiernos pequeños y dedicados a sus funciones de seguridad y justicia, que llevó a la prosperidad a muchos países alrededor del mundo.

La elección es simple. Espero y lo entiendan de esta forma porque dibujos y trocitos de madera no puedo usar aquí.

1 comentario:

Anónimo dijo...

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