martes, 30 de diciembre de 2008

Gracias


Nota: esta es una carta enviada por Carlos Díaz, el esposo de mi prima Susy que falleció recientemente. Creí importante compartirla con todos ustedes. Foto tomada por Manuel Pinot (www.talishte.com).

Como muchos de ustedes sabrán, mi esposa Suzy fue diagnosticada con Cancer en Marzo de 2006 y luego de 2 años y 9 meses, nuestro Dios decidió llamarla a su presencia este 22 de Diciembre.

Desde el inicio de esta enfermedad Suzy hizo memoria de un verso de la Biblia en Job 14:5 que dice: Los días del hombre ya estan determinados, tu (Dios) los has decretado y nadie puede añadir ni quitar uno de ellos, entre las primeras palabras que ella creía y compartimos juntos los primeros días luego del diagnostico fueron: ambos creemos esto que ni tu ni yo sabemos si yo moriré de esto, ninguno sabemos siquiera quien morira primero. Pero si sabemos que nadie muere antes, tampoco nadie muere después; el principio y el fin de nuestras vidas esta y depende de Dios, "puesto que en el vivimos, nos movemos y existimos.. Hech. 17.28)". Suzy vivió siempre bajo el conocimiento y la fé de que para los que aman a Dios TODO ayuda a bien (Rom. 8.28)

Durante estos 33 meses Suzy siempre pidió 3 cosas: 1) Si Dios había permitido que ella tuviera esta enfermedad ella quería que el nombre de Dios se viera glorificado no importando que entendiéramos o no la razón de este viaje. 2) Fe para creer que Dios tenía absolutamente todo bajo control y 3) fuerza para soportar lo que fuese necesario. Ciertamente Suzy vivió todo este tiempo cumpliendo estas premisas...

Sabía que todo lo que hacía en última instancia era para Dios (1 Cor. 10.31, Col.3.32) y por eso como hija, como estudiante, como esposa, como madre, como trabajadora, como maestra, lo hizo siempre de todo corazón, porque sabía que trabajaba para Dios. En su pequeño cuerpo tenía un corazón que latió con toda la fuerza posible en todo lo que hacía y así latió hasta el último de sus latidos. Todos, absolutamente todos fueron una ofrenda para Dios.

Cualquiera pensaría que los del derredor estábamos para darle soporte a su fe, pero fue siempre la fe de ella la que soportaba la nuestra. Nunca dudó por un momento si Dios tenía todo bajo control, por eso nunca perdió el ánimo, por eso su rostro siempre fue iluminado por la paz que pocos podíamos comprender (Fil.4.7), porque sabía que la voluntad de Dios siempre, siempre es buena, agradable y perfecta (Rom.12.2).

Su fuerza aún en los últimos momentos eran totalmente desproporcionados con su pequeña y graciosa figura. Su fuerza siempre fue de otro mundo, sus pequeños hombros soportaron no solo a mí y a nuestros hijos, sino a todos los que con su dinamismo y energía no tenían otra que sentirse contagiados.

Uno de los pasajes que a Suzy mas le gustaban de la Biblia era el de Filipenses 3.20, ella no era ciudadana de este mundo, sino del cielo, en donde hoy está con su Señor y Salvador Jesucristo.

Quiero agradecerles a todos por las muestras de cariño hacia Suzy, para ella ustedes eran los dedos de Dios en su vida. En una oportunidad, en una noche de un poco de insomnio me dijo: muchos pasan en esta vida y no saben quien las amó, pero yo en estos meses de enfermedad he visto los cientos de personas que me aman a mí, que te aman a ti, y que aman a mis hijos y a mi familia. Yo pude ver la muestra final, el día del funeral, literalmente el trafico se detuvo frente a la funeraria por varias horas mientras cientos de personas trataban de ingresar para mostrar a la familia su amor.

La vida de Suzy fue corta, pero quisiera que eso no se confunda con una vida inconclusa. No, la vida de Suzy fue una vida plena, completa, una vida que dio fruto al ciento por uno.

Gracias, por su apoyo, gracias por su cariño, gracias por sus oraciones, gracias por ser amigos, familia, hermanos.

Que Dios los bendiga.

Carlos
Pame, Charlie, Benny y Vale.

Susy

Tengo mi vida en perspectiva, vivo cada día como si fuese el último.


Hace tiempo sabía que estaba enferma, pero no había hecho lo posible por visitarla. Los días pasaron y me llegaron noticias que su salud empeoraba. Fue en ese momento cuando se afincó en mí la necesidad imperiosa de verla, de decirle que la quería, que recordaba las épocas de nuestra infancia, de las reuniones familiares, con mucha felicidad, que a pesar de la separación que el tiempo y las actividades habían interpuesto, seguía siendo mi prima querida.

Hace poco nos reunimos a desayunar con mis hermanos y lo hicimos cerca de su casa, con el propósito de ir luego a verla; sin embargo, el tiempo, otra vez el tiempo, se nos adelantó y una vez más se quedó frustrada mi intención de verla.

Ese mismo viernes, pensé que no podía pasar más tiempo sin que la fuera a ver e hice el firme propósito de ir el sábado con mi familia. Finalmente ese día, a pesar de los contratiempos, llegamos a la casa de sus papás. Nos recibió Gladys, su mamá. Nos contó que esa mañana había empeorado. Ya necesitaba oxígeno.

Finalmente pude estar con ella. La enfermedad había dejado sus huellas, ya no hablaba, pero al verme me reconoció y sonrió. Le tomé la mano y me la sostuvo durante todo el tiempo que estuve con ella. Le dije lo que tenía que decirle. Y ella sonrió. No me dijo nada, pero su mirada y su sonrisa fueron suficiente muestra de su comprensión.

Dos días después murió. En el velorio, las pocas palabras que intercambiamos con Gladys fueron conmovedoras: "Fuiste la última persona con la que se sonrió", me dijo.

Suzy fue una persona excepcional. Siempre feliz, siempre riendo, siempre con una actitud muy positiva hacia la vida. Muy creyente, muy entregada al servicio a los demás y a cuidar a sus cuatro hijos.

Carlos, su esposo, me contó cómo Suzy enfrentó el proceso con mucha confianza en Dios, convencida que tanto si se lograba recuperar como si no, eso sería lo mejor. De las muchas batallas, de las alegrías, de las tristezas, pero en medio de todo, su fe y su creencia en Dios nunca flaquearon; antes bien, fue ejemplo para muchos que estaban a su alrededor y que no pasaban por lo que ella pasó.

Gery, su hermana, me contó que ella les decía: "Yo estoy mejor que ustedes, tengo mi vida en perspectiva, vivo cada día como si fuese el último". Y esa, en efecto, es la perspectiva correcta. Si supiéramos que hoy es nuestro último día en la Tierra, ¿cuál sería nuestra escala de valores?

La película francesa "Mi mejor amigo" inicia en un funeral haciendo la reflección sobre la cantidad de personas que asistió y el protagonista se pregunta: "Cuándo yo muera, ¿llegará alguien a mi funeral?". A juzgar por la cantidad de personas que llegaron a la funeraria a dar su último adiós, Suzy hizo muchos y muy queridos amigos en su corto periplo por esta vida.

Hace unas semanas, puse en mi blog una frase de Harriet Beecher Stowe que me impactó mucho: "Las lágrimas más amargas derramadas sobre las tumbas son por palabras que no se dijeron y por acciones que no se realizaron". Es cierto. Así que lo invito a que no pierda más el tiempo, que sólo tenemos hoy, el ahora, el presente, para decirle a esa persona que tenemos en mente lo mucho que la queremos y lo que hemos disfrutado su compañía en este finito presente que a cada instante nos acerca más a la eternidad.

Descanse en paz, Suzanne Paola Jacobs Andrade de Díaz.


Nota: Susy murió el 22 de diciembre de 2,008. Este artículo será publicado en Prensa Libre en enero de 2,009.

jueves, 18 de diciembre de 2008

El regalo de Chepe

Este año termina con varias partidas cercanas. Juan René Girón, el suegro de mi hermano; Irina Darlee, Chepe Zarco y Paco Bianchi. En el caso de los hombres, todos, coincidentemente, por problemas del corazón. Lo que me mueve a muchas reflexiones y me ha tenido con muchos sentimientos encontrados.

Con ninguno de ellos puedo decir que tuve una gran amistad, pero, ya sea por cuestiones de familia o trabajo, nuestras sendas se cruzaron en más de una ocasión.

A don Juan René lo conocí desde hace muchos años, cuando Éric apenas era el novio adolescente de su hija Sandra. Me impresionaba su carácter, su empuje, y que no tenía pelos en la lengua para decir las cosas, aunque siempre de una manera respetuosa y caballerosa.

A doña Irina la conocí poco, principalmente por sus columnas, aunque de vez en cuando nos encontrábamos en reuniones.

A Paco también fue poco lo que lo conocí, aunque sí estuvimos un par de veces peleando las mismas batallas. Lo recuerdo como una persona muy correcta y sensata.

A Chepe lo recuerdo muy bien. Lo conocí cuando apenas empezaba mi vida de columnista. En ese tiempo, él estaba como director de Prensa Libre. En varias ocasiones me insistió en que debería pasarme a escribir para este periódico, hasta que hace casi exactamente 15 años (como lo mencioné en una reciente columna) acepté su invitación. Nos veíamos poco, casi siempre por casualidad, pero en ese tiempo llegué a apreciar en él una de esas personas soñadoras, de las que salen a buscar sus sueños.

Con todo y sus muchos errores y desaciertos, Chepe fue una persona admirable. Decía lo que sentía, como lo sentía; no era hipócrita; reconocía abiertamente sus errores, y tenía un gran corazón, lo que lo llevó a ser el columnista más leído y controversial de su tiempo. Como un pequeño tributo a su memoria, quiero reproducir unos párrafos de su última columna, en donde él mismo describe su actitud ante la vida:

“Pero es que precisamente, como no quiero ni creo importante, ni tampoco posible, que la plata sea fundamental ni esté presente en este Diciembre, he decidido darle a mis hijos, a mi mujer y a mis amigos un regalo que, creo yo, vale más que todos los millones de dólares del mundo, porque este regalo no se puede pagar. Se trata de mí… (ejem…)”

“Yo, en primer lugar les obsequio a mis cinco hijos, a mi mujer y a mis amigos del corazón (por supuesto que si Dios me lo permite) un año más de vida al lado de ellos, dispuesto a amarlos, quererlos, besarlos, consentirlos, compartir, reír, llorar, educar, escuchar, comprender, corregir, experimentar y equivocarme”.

“Les obsequio la verdad de mí, de lo que soy, de cómo soy. Les regalo lo que creo cierto, mi fuerza, mi valentía, mi honor, mi dignidad, mi integridad (tan cuestionada por los puritanos y los fanáticos) les doy mi tiempo (a veces tan corto porque duermo mucho) les regalo mi sentido del humor que a veces es demasiado negro y tan lleno de maldiciones, les pongo a sus incondicionales deseos este hombre tan imperfecto pero tan lleno de amor que hoy decidió darse él nuevamente, otro año más. Y con eso creo que cualquier regalo de cualquier tienda de lujo o de no lujo es una babosada”.

Les deseo a todos mis lectores que pasen una muy feliz Navidad y que el 2009 les traiga muchas bendiciones.

P.S.: Por aquello de las dudas y los corazones, también les recomiendo que su principal propósito de año nuevo sea hacer ejercicio.

Artículo publicado en Prensa Libre el 18 de Diciembre de 2,008.

jueves, 11 de diciembre de 2008

Sí a la reforma

Ya está probado hasta la saciedad que el sistema político que actualmente tenemos no funciona. La prueba más palpable la encontramos en nuestro diario vivir: no hay seguridad, no hay justicia, no hay “desarrollo”.

Le pueden atribuir las causas que sean. Unos dicen que es por falta de recursos, pero no importa de qué tamaño sea el presupuesto de malgasto de los gobernantes, ni que todos los años crezca considerablemente, la situación sigue de mal en peor. Lo cierto es que todos los gobernantes utilizan la “falta de fondos” como excusa conveniente para los escasos o nulos avances durante su administración, pero lo interesante es que para la corrupción siempre alcanzan los fondos. Irónico, ¿no lo cree?

Otros lo atribuyen a las personas. Dicen que el problema es que no ha llegado la persona “ideal” a la Presidencia. Creen que cuando llegue “esa” persona, la situación se compondrá. Que por el momento tenemos que aguantar a la partida de mediocres que con cada elección llegan a ocupar los altos cargos públicos, pero que si tenemos la suficiente paciencia, algún día vendrá el redentor de los políticos, aquella persona que nos demostrará que si se tiene la honradez, la capacidad y la entrega suficientes, se puede cambiar el rumbo del barco, y nos llevará a una Guatemala de ensueño. Pero ésta no es más que la esperanza de los ilusos. No importa quién llegue a la Presidencia. No importa quiénes lleguen al Congreso. Las pocas diferencias palpables son que unos son más o menos corruptos que los otros, más o menos abusivos que los anteriores, más o menos descarados que los precedentes, pero el resto de ciudadanos nunca ve que su situación de vida mejore.

Estoy convencido de que el problema no son los recursos ni las personas. Estoy plenamente convencido que el problema es el sistema que tenemos actualmente. Y, por lo mismo, estoy convencido de que mientras no cambiemos el sistema, podrán los políticos tener cientos de miles de millones de quetzales a su disposición, podrán llegar las “mejores” personas al ejercicio del poder, pero la situación no cambiará. La única manera de cambiar el rumbo del barco es por medio de un verdadero cambio en el sistema.

Por eso es que desde hace unos años apoyo la propuesta de ProReforma. Este proyecto propone hacer un cambio parcial de la Constitución, sin meterse en la parte “pétrea” de la misma, por lo que es una modificación que solo necesita ser aprobada por las dos terceras partes del Congreso, y luego por la ciudadanía, en una Consulta Popular, sin tener que convocar a una Asamblea Nacional Constituyente ni nada por el estilo.

Los cambios que plantea son pocos y sencillos, pero que pueden llegar a tener una trascendencia increíble en el futuro de todos los guatemaltecos. Su premisa básica es el respeto a los derechos individuales de todos los habitantes de Guatemala y que sea del interés general el que estos derechos individuales se respeten. Proteger la vida, la propiedad y los contratos. Establecer un régimen de verdadero estado de Derecho, en donde las personas vivan por derecho y no por permiso de los gobernantes. La promesa es que un estado de Derecho tiende a reducir la pobreza y la violencia.

A mi manera de ver las cosas, la única solución es un cambio en el sistema, por eso creo que la propuesta de ProReforma es vital para el futuro de nuestro país. Lo invito a que usted mismo revise la propuesta y las premisas que la impulsan en: www.proreforma.org.gt.

Artículo publicado en Prensa Libre el 11 de Diciembre de 2,008.

jueves, 4 de diciembre de 2008

Quince

El tiempo, ese recurso que es el más escaso que tenemos y que con su paso nos va dejando huellas; no solo físicas sino también en nuestro ser interno, es inexorable; no se detiene, y todos tenemos la misma cantidad en cualquier momento dado. Siendo una constante así, ¿por qué tanto nos angustia a veces ese paso del tiempo? ¿Será porque nos recuerda lo fugaz de nuestro paso por este mundo?

Para tener una sensación más concreta de ese concepto tan abstracto, los humanos tendemos a encajonarlo en divisiones, épocas, temporadas. Y en esta ocasión no pude resistir tratar de hacer lo imposible: encerrar el tiempo en un espacio definido, el 15.

Hace 15 años empezó mi aventura como columnista de Prensa Libre. Ya tenía un par de años de escribir en otro medio, y en aquella ocasión José Eduardo Zarco, Chepe, que en ese momento era el director, me invitó a escribir en las páginas de opinión de este periódico, tan querido para mí. Quince años y casi mil columnas después, puedo decir que el tiempo no ha pasado en vano.

Desde que empecé mis Ideas, mucha agua ha pasado bajo el puente; han pasado cinco presidentes, multitud de funcionarios y diputados, muchísimos cambios en la legislación, para bien y para mal (aunque realmente la balanza se ha inclinado por mucho hacia el lado equivocado), supuestos amigos que al llegar a experimentar las mieles del poder se han convertido en enemigos y, como dicen los abogados, he podido ver y experimentar de cerca tanto las más sublimes como las más bajas pasiones de los seres humanos.

Esta labor tan gratificante me ha permitido también conocer a tantas personas, de tan variadas extracciones, que han enriquecido mi vida de muchas maneras. Ha sido también la constante a la par de todos los cambios que han ocurrido en mi vida laboral y “activista” durante ese tiempo, pasando por un noticiario de televisión por cable, la Cámara de la Libre Empresa y el Centro de Estudios Económico-Sociales (CEES), entre otros, cambios que finalmente me llevaron a dedicarme de tiempo completo a la empresarialidad y a la radio.

Las experiencias alrededor de mis Ideas han sido tantas y tan variadas que no cabrían en muchas columnas. Recuerdo, por ejemplo, los intentos infructuosos que hicimos con Fernando Morales De La Cruz para organizar un club de columnistas. Las muchas ocasiones en que funcionarios públicos se han molestado por mis comentarios y no han escatimado esfuerzos para hacérmelo saber y ver cómo trocean mi labor. La famosa amenaza de muerte de la URNG, en la que a varios periodistas nos “daban dos días para dejar el país o atenerse a las consecuencias” (todavía la tengo por ahí guardada), de la cual yo me enteré hasta dos meses después.

Si algo he llegado a entender en todos estos años de auscultar tan de cerca la flora y fauna política guatemalteca, es que el problema no son las personas. He visto llegar al ejercicio del poder a gente de casi todos los ámbitos de la sociedad guatemalteca, algunos a todas luces interesados única y exclusivamente en “pasar a mejor vida” con los fondos de los tributarios, pero también he conocido a algunos que sinceramente creen que van a “hacer la diferencia”. En casi todos los casos, a pesar de los matices, el resultado ha sido el mismo: ninguno. Y es que el problema no son las personas; es el sistema. La única solución es un cambio en el sistema, por eso yo apoyo ProReforma, y lo invito a que usted también lo haga: www.proreforma.org.gt.

Artículo publicado en Prensa Libre el 4 de Diciembre de 2,008.