sábado, 12 de septiembre de 2009

"Hate"

El artículo de Marta Yolanda Díaz-Durán con señalamientos al vicepresidente Rafael Espada, aparte de acciones legales, le ha atraído una buena cantidad de amenazas y hate mail, algunas de las cuales se esconden tras el anonimato e incluso endilgándoselas a otras personas. ¿Será esta una nueva arma de intimidación de los gobernantes para tratar de acallar las críticas en su contra?

La mayoría de las amenazas y el hate mail han llegado a través de Internet, en los espacios que el mismo medio en que publicó su columna brinda para que los lectores puedan comentar los artículos. En este caso particular, no solo son comentarios a la columna que publicó Marta Yolanda, sino también a otras columnas publicadas por otros periodistas, como Estuardo Zapeta o Karen Cancinos.

Por lo ilustrativo de sus autores que pueden ser los mensajes, transcribo aquí algunos ejemplos:

“¿Realmente importa que los muy ricos se maten entre ellos debido a que a veces no se ponen de acuerdo en el reparto de las transas con el Gobierno? No, no nos importa…”.

“Pobre esta señora que trata de llamar la atención, fabricándose su propio cuento de brujas, este tipo de gente deberíamos mandarlos con los golpistas hondureños y aislarlos permanentemente…”.

“Por mí, los ricos y los mareros, que se maten unos a otros…”.

“Por lo que sea, esta comunicadora debe cuidarse, un atentado puede venir de la izquierda, derecha, centro y sus respectivos medios”.

“(…) Un par de plomazos Doc Espada y esta perra rabiosa se muere. Simple y sencillo. (…) Revisen el historial de doña Marta Yolanda y verán que siempre tira la piedra y esconde la mano”.

Este último, que fue publicado como comentario a la columna de Karen Cancinos del viernes recién pasado, representa quizá el extremo de cómo se deben “resolver” los problemas: a plomazos.

Por la gravedad de la amenaza y debido a que se utilizó para firmarlo un nombre completo, hicimos algunas averiguaciones y llegamos con la persona, cuyos dos nombres y apellidos coincidían con los puestos en el comentario. No fue tan difícil porque era conocido de algunos amigos, quienes nos dieron fe de que no podían creer que él escribiera semejante amenaza. Cuando lo contactamos, resultó que él ni enterado estaba de tal amenaza, e inmediatamente envió una nota al medio solicitando que ésta fuese retirada del sitio, lo que prontamente hicieron.

O sea que, al final, no solo amenazan, sino que lo hacen de manera anónima y, todavía peor, endilgándole a alguien más la responsabilidad de la amenaza. El colmo de la ironía es que acusan a Marta Yolanda de “tirar la piedra y esconder la mano”, cuando quienquiera que haya sido que puso el comentario hizo exactamente eso. ¿Será porque el león juzga por su condición? En el caso de Marta Yolanda es claro que esa acusación no tiene ningún sustento: ella siempre ha hecho frente a las consecuencias de sus actos.

Lo cierto es que si creen que con eso ayudan al vicepresidente, están equivocados: lo pintan todavía peor, si así piensan los que supuestamente lo apoyan.

Y para estar en sintonía con los actuales gobernantes, que en todas partes ven conspiraciones y planes de desestabilización, me pregunto: ¿serán estos comentarios parte de un “plan de desestabilización” gubernamental para tratar de amedrentar a la opinión pública, para que mejor se quede callada y no se meta en líos con los “poderosos”?

Artículo publicado en Prensa Libre el jueves 10 de septiembre de 2,009.

lunes, 7 de septiembre de 2009

Aparte de violentos, anónimos y cobardes










"Un par de plomazos Doc Espada y esta perra rabiosa se muere. Simple y sencillo. ... Revisen el historial de doña Marta Yolanda y verán que siempre tira la piedra y esconde la mano."
Los defensores del Vicepresidente Espada publicaron el anterior mensaje como comentario al artículo que Karen Cancinos publicó el viernes 4 de septiembre en Siglo Veintiuno. El sólo comentario los pinta como violentos y totalmente irrespetuosos de la vida de los demás, pero si uno urga un poco más, resulta que también son cobardes y hacen exactamente lo que acusan a Marta Yolanda de hacer: "tirar la piedra y esconder la mano". Resulta que investigamos y contactamos a la persona que aparece firmando la nota y él nos informó que no había escrito semejante cosa y hasta envió una aclaración al diario. O sea que no sólo amenazan, sino que de allí le echan el muerto a alguien más. Valientes defensores tiene el vicepresidente.

jueves, 3 de septiembre de 2009

La espada-mordaza

La persecución contra Marta Yolanda Díaz-Durán es una afrenta contra la Libertad de Expresión.





(Foto: Prensa Libre)







El lunes, Marta Yolanda Díaz-Durán publicó un artículo titulado “El beso de Espada”, en el que señala al vicepresidente Rafael Espada de haber traicionado la confianza que Rodrigo Rosenberg depositó en él, antes de ser asesinado. El vicepresidente respondió indignado, negándolo, y arremetió legalmente contra Marta Yolanda, acusándola en el Ministerio Público por injuria, calumnia y difamación. Ayer, el presidente Colom se subió al barco de Espada y argumentó que todo es parte de un “plan desestabilizador” en contra de su gobierno. ¿Será este el inicio de la represión contra la prensa por parte de los actuales gobernantes?

Yo confío plenamente en las declaraciones de Marta Yolanda, a quien me une más de una década de amistad y de trabajo periodístico, por lo que puedo dar fe de su integridad y honestidad. Además, yo estuve presente en una de las ocasiones en las cuales nos contaron sobre la reunión. Si eso no fuera suficiente para algunos, los invito a que reexaminen el video de Rodrigo y se fijen especialmente en su mención del vicepresidente.

Aun así, creo que el punto va más allá de la famosa reunión. Lo que está en juego en esta reacción de los gobernantes es la libertad de todos los habitantes de Guatemala. Como ha quedado claro durante toda la historia, y quienes la desconozcan no tienen que hurgar mucho, ya que tenemos varios ejemplos actuales y cercanos, a los gobernantes nunca les ha gustado ese concepto de la libertad de expresión, porque saben que mientras más ignoren las personas sus actuaciones, más poder e impunidad tendrán.

Por eso es que los gobernantes, particularmente los que tienen delirios dictatoriales —sino, miremos el ejemplo de la ley de delitos mediáticos de Chávez—, siempre van a tratar de intimidar a las personas, los periodistas, la oposición, con tal de mantener a todos en la ignorancia y poder servirse de las arcas públicas a su sabor y antojo. Y no crea que eso solo pasa en Venezuela. Desde el año pasado, Espada y Colom han amenazado con proponer incrementos en las penas en contra de la difamación, para que nadie se atreva a cuestionarlos.

No caiga de baboso en el engaño. Fíjese bien que la acusación no fue presentada por Espada, sino por la “Vicepresidencia”, argumentando que atenta contra su “institucionalidad”. El tema no es la columna de Marta Yolanda, el tema es la libertad de expresión de todos nosotros, porque usarán esta acusación para justificar una nueva “ley mordaza”, para evitar los “excesos de los periodistas”. De hecho, algunos diputados ya lo empezaron a mencionar en los corrillos del Congreso.

Los gobernantes actuales a todo le ven cara de “plan de desestabilización”. Que si la hambruna, que si la violencia, que si el caso Rosenberg, que si la columna de Marta Yolanda.

No hay tal plan de desestabilización. Lo que hay es una marcada, abundante y generalizada incompetencia y corrupción en la administración pública que por todos lados echa agua. Por eso es que no les gusta la libertad de expresión. Preferirían que todos nos quedáramos callados y agacháramos la cabeza. Pero cada vez hay más personas en Guatemala que ya no se tragan los cuentos y lloriqueos de los politiqueros.

Lo que sí reconocemos es que quienes tienen el poder y lo están usando son ellos, así que de una vez los responsabilizamos —y a sus enemigos políticos, por supuesto— por cualquier cosa que le pueda suceder a la periodista Marta Yolanda Díaz-Durán.

Artículo publicado en Prensa Libre el jueves 3 de septiembre de 2,009.

Voto tapado

El voto secreto de los postulantes es una afrenta a las aspiraciones de una Guatemala mejor.




(Foto: Prensa Libre)



La disposición de los miembros de las comisiones de postulación para magistrados de la Corte Suprema de Justicia y las cortes de Apelaciones de que se pueda utilizar el voto secreto en sus decisiones es un gran golpe para las aspiraciones de muchos guatemaltecos que deseamos vivir en paz en Guatemala.

Alguien podrá creer que esto es una exageración, pero no lo es. Ellos van a hacer el primer tamiz para escoger a las máximas autoridades del Organismo Judicial, para mí, el más importante de los tres organismos que conforman el Gobierno, ya que es el principal responsable de velar porque se imparta justicia en el país.

Siempre he sido de la idea de que las funciones básicas, primordiales, y hasta únicas de un gobierno son brindar seguridad e impartir justicia a los habitantes de un país. Y son precisamente esas funciones las que peor realiza el Gobierno de Guatemala. No voy a tocar en este momento la parte que le corresponde al Ejecutivo, ya que lo he hecho en otras muchas ocasiones, y ya nos ha quedado claro que esa no es una de las prioridades de la administración actual. Pero debemos ser conscientes de que una gran responsabilidad recae también sobre el Organismo Judicial.

Y es que tenemos que ponernos en el contexto actual, en donde nuestro país es uno de los que sufre más muertes violentas per cápita en el mundo. Y aunque no lo fuera, por aquello de que mal de muchos consuelo de tontos, lo cierto es que el promedio en Guatemala se encuentra entre 17 y 19 muertes violentas diarias. Y eso simplemente es inaceptable.

Lo peor de todo es que de esos asesinatos, la mayoría queda impune. Según un estudio presentado recientemente, 98 de cada cien asesinatos quedan en la completa impunidad. Quien se inventó eso de que no existe tal cosa como un crimen perfecto, de seguro nunca escuchó hablar de Guatemala, porque aquí se puede asesinar a alguien a plena luz del día, con muchos testigos alrededor, y aún así tener la certeza de que solo uno que tenga demasiada mala suerte va a tener que pagar por ese crimen.

De allí, la importancia de quiénes lleguen a dirigir el Organismo Judicial. Sobre sus hombros recaerá la responsabilidad de que se imparta justicia, y quizá logren que los guatemaltecos podamos vivir un poco más tranquilos.

Por eso es que se le ha dado tanta relevancia a este proceso de selección de las comisiones de postulación. Por eso es que se ha buscado que el proceso sea lo más transparente posible, para que tengamos alguna certeza de que quienes lleguen a ocupar esos cargos por lo menos no sean de entre los peores que se postulen.

Pero ahora, luego de todo ese tortuoso proceso para lograr siquiera algo de transparencia en esta elección tan importante para el futuro de todos los que vivimos en el país, los miembros de las comisiones, con cinco honrosas excepciones, han salido con la excusa de que temen por sus vidas y por las “presiones”, y que mejor prefieren hacer secreta su escogencia.

Esa postura es inaceptable. Todos los miembros de las comisiones sabían a lo que se metían. Si no tienen el coraje para cumplir su responsabilidad, mejor que renuncien, pero que no nos salgan con excusas timoratas. Simplemente es inaceptable tal actitud. Lástima que, una vez más, las aspiraciones de los guatemaltecos que deseamos vivir en paz se vean frustradas.

Por eso es que hay que ir a la raíz de los problemas, y la única propuesta actual para arreglarlos de raíz es ProReforma.

Artículo publicado en Prensa Libre el jueves 27 de agosto de 2,009.