jueves, 30 de junio de 2011

Limosneros


El propósito del foro era conseguir más dinero para malgastarlo.

A raíz de la reunión de presidentes de la semana pasada, un amigo me envió un comentario que me parece interesantísimo compartir con ustedes. Recibí muchos comentarios sobre mi artículo de la semana pasada y mi postura sobre la legalización de las drogas, que espero contestar la próxima semana. Transcribo a continuación el comentario de mi amigo, AA (no de Alcohólicos Anónimos):

“Hace unos días se llevó a cabo en Guatemala una conferencia de seguridad en la cual los presidentes y expertos ‘enérgicamente’ le pidieron al gobierno de Estados Unidos más dinero para el combate del narcotráfico, aduciendo que sus recursos locales no son suficientes para sostener la lucha de varios años sin que se vean resultados positivos. Hillary Clinton, Secretaria de Estado de ese país, ofreció dar más ayuda para el combate del narcotráfico, pero hizo notar que la tributación tenía que aumentar en los países quejosos. ¡Increíble!

“Es el país consumidor por excelencia, reconocen aprox. el 85% del consumo de drogas, el resto va a Europa y otros países; la mayor parte del dinero de drogas se queda y se lava en EE. UU., mientras los países latinos ponemos los muertos y la violencia.

“Una de las conclusiones del foro fue crear un impuesto regional para el combate del narcotráfico. Irónicamente, el presidente de Colombia afirmó que en el mismo foro había gente comprometida con el tráfico de drogas. ¡Por supuesto que sí! El tema del foro no fue cómo solucionar el problema de las drogas, su tráfico, su consumo y la violencia consecuente; fue estudiar, justificar e implementar una nueva forma de sacarle más dinero a los ciudadanos de estos países.

“¡Qué vergüenza de presidentes! Comenzando por el de Guatemala, que tiene ya varios meses luchando por seguir incrementando el presupuesto y endeudando a los ciudadanos más pobres del país. ¡Qué vergüenza, qué falta de dignidad! Foro de limosneros que al final y con tal de aumentar las posibilidades de corrupción en sus respectivos países, aceptaron la presión del gran consumidor y que se queda con la mayor parte del dinero del narcotráfico, para intentar esquilmar más aún la precaria situación de sus ciudadanos.

“¡Hasta cuándo vamos a despertar latinoamericanos, hasta cuándo! A los gobernantes de EE. UU. y Europa les interesa que haya violencia en nuestros países, les interesa que no haya un clima de trabajo, producción e inversión en el área. Con la situación económica actual en el mundo, se necesitan inversiones frescas, pero, ¿cómo hacerlas en lugares de secuestros, crímenes y de justicia limitada y/o comprometida, de políticos corruptos fácilmente manipulables? Incluso los inversionistas latinoamericanos prefieren llevar su dinero a EE. UU. y Europa. ¡Pregúnteles! El capital solo tiene patria donde hay seguridad.

“Los políticos, tanto de EE. UU. como de Europa, presionan a nuestros no tan ingenuos políticos, para la creación de leyes que persiguen una información abierta sobre cuentas de bancos y activos generales, no tanto porque les interese ‘combatir el crimen’ sino para que haya temor en sus propios ciudadanos a invertir acá. ¿Por qué tardaron tanto en cuestionar las inmensas cuentas de los jeques árabes y de nuestros propios políticos latinoamericanos? Sus bancos usaban los fondos para circularlos entre sus ciudadanos para inversión y creación de puestos de trabajo a costillas de nuestras magras economías. ¡Esos son los ‘países amigos’!”

¿Usted qué opina de esta visión?

Artículo publicado en Prensa Libre el jueves 30 de junio de 2,011.

jueves, 23 de junio de 2011

Ms. Clinton: End the war





War on drugs has failed. Legalization is the only way to go.

It is time for the US Government to acknowledge that more than 100 years of international drug control efforts have been wasted and drug trafficking is alive and thriving. The US$26 billion federal funds spent directly each year on failed drug control strategies would be much better used on educating people against wasting their lives on drugs and treating them than on trying to stop its illegal use. The war on drugs is an impossible win. The best example: Afghanistan where ten years of US military presence hasn't made even a small dent on the largest opium producer in the world.

According to a US Congressional Research Service report available at your State Department website, only 16 to 38 million people all over the world can be catalogued as "problem drug users" and they consume most of the drugs used in the world. However, due to the illegal standing of the drug bussines, half of all the "organized crime" —with all the violence, corruption and ungovernability it has spread all over the developing world— is dedicated to satisfy them.It is irrational to continue with this nonsense. Your government should accept the losses, legalize drugs and move on.

Los números simplemente no cuadran. Digan lo que digan y hagan lo que hagan, el consumo de las drogas continúa creciendo aún a pesar de las grandes cantidades de dinero que se han dedicado a su combate. Las reuniones como las de estos días en Guatemala solo sirven para desperdiciar más recursos de los tributarios en tratar de manera infructuosa de detener el tráfico y consumo de las drogas.

La triste realidad es que se han sobredimensionado los riesgos de que el consumo de drogas fuese legalizado y regulado, aduciendo que en ese momento muchísima más gente consumiría droga. La evidencia nos indica que, actualmente, cualquier persona que quiera consumir droga, aquí, en Estados Unidos, en Colombia o en casi cualquier otra parte del mundo, lo puede hacer, consiguiéndola relativamente fácil. Lo que es más, sería mucho más probable reducir el consumo de drogas por parte de menores si estas fueran legales y se regularan para evitar su venta a menores, que criminalizándolas como actualmente se hace.

Lo que se ha subdimensionado es el efecto corruptor, la violencia, la ingobernabilidad, así como las amenazas a la libertad que subyacen bajo muchas de las decisiones de políticas públicas tomadas bajo el paraguas de la "guerra contra las drogas". Mucha legislación que actualmente existe y se está imponiendo alrededor del mundo con la excusa de combatir el narcotráfico tiene el efecto de reducir considerablemente los derechos de todos los ciudadanos, sin que hasta la fecha haya tenido mayor efecto en lograr una reducción del narcotráfico.

Es obvio que para algunas personas y grupos de presión —yEnlace no me refiero solo a los narcotraficantes— la prohibición del consumo de drogas les ha brindado la oportunidad de oro para prosperar abundantemente. Pero esta prosperidad se logra a expensas de las vidas de muchísimas personas a lo largo y ancho del mundo "en vías de desarrollo" que ni consumen, ni producen, ni comercian con las drogas, pero sí sufren las consecuencias.

No, señora Clinton. La guerra no la están ganando, ni la pueden ganar. Las muertes de tanta gente inocente tampoco se puede compensar con unos millones de dólares de "ayuda". Lo que necesitamos es que tengan el valor de tomar la decisión correcta y descriminalizar el consumo de las drogas. ¿Es mucho pedir?

Artículo publicado en Prensa Libre el jueves 23 de junio de 2,011.

Fuentes y lecturas interesantes:

- International Drug Control Policy, Congressional Research Service, Liana Sun Wyler.
Este informe es muy revelador.

- World Drug Report 2,010, United Nations Office on Drug and Crime

- National Drug Threat Assessment 2010, U.S. Department of Justice, National Drug Intelligence Center

- Global Commission on Drugs Report, Global Commission on Drugs

- Drug Decriminalization in Portugal: Lessons for Creating Fair and Successful Drug Policies, by Glenn Greenwal, Cato Institute

- Mexico's Failed Drug War, by Jorge Castañeda, Cato Institute

- The Budgetary Impact of Ending Drug Prohibition, by Jeffrey A. Miron and Katherine Waldock, Cato Institute

jueves, 16 de junio de 2011

No pasa nada


Lo que en cualquier parte del mundo sería un gran escándalo, aquí pasa desapercibido.

Ayer nos enteramos de los dimes y diretes entre la jueza décima del ramo Penal, Verónica Galicia, y Francisco Dall'Anese, jefe de la Cicig, por desacuerdos en la actuación de la jueza en varios casos. En medio de la trifulca, la jueza hace una acusación muy delicada contra funcionarios de la Cicig, por tratar de alterar la documentación de un caso, lo que, además de ser un grave crimen, en cualquier parte del mundo sería suficiente para armar un gran escándalo y correrían las cabezas de los involucrados y quién sabe cuántos niveles jerárquicos superiores más; sin embargo, en Guatemala no pasa nada. La mayoría de la población, incluidos quienes hicieron la nota —creería, por el poco peso que le dieron—, ni siquiera se percataron de la gravedad de las acusaciones.

En la nota titulada “Jueza afirma debilidad de Cicig en acusaciones”, presentada en la edición de Prensa Libre de ayer miércoles 15 de junio, en la página 3, en uno de los últimos párrafos se consigna lo siguiente: “Galicia explicó que no aceptó la recusación en el caso Maskana por estar fuera de tiempo. 'La Cicig intentó hablar con el oficial para que pusiera sello y fecha atrasada, y que cambiara la constancia de su notificación, pero no se le permitió. Esas situaciones provocaron que tomara la decisión de separarme de los dos procesos', dijo la jueza”.

No sé si usted se percata de lo serio de la acusación. La jueza dice claramente que funcionarios de la Cicig trataron de falsificar documentos para que pareciera como si los habían entregado dentro del plazo que establece la ley y así poder utilizarlos dentro de un juicio. Eso, aquí y en casi cualquier parte del mundo es un grave delito. Si a eso le añadimos que quienes intentaron cometer el crimen son quienes supuestamente vinieron a Guatemala para “fortalecer la justicia”, el caso pasa de ser engorroso a totalmente despreciable.

Sin embargo, aquí no pasa nada. ¿Dónde está el Colegio de Abogados reclamando que se investigue esa denuncia? ¿Donde está el Ministerio Público iniciando una investigación? ¿Dónde está la “sociedad civil” exigiendo que se aclare tan grave acusación? ¿Dónde está la ciudadanía indignada pidiendo que se aclare esa situación y se le devuelva la confianza en las instituciones?

No pasa nada. Nadie dice nada. Cualquiera puede hacer lo que se le da la gana, pasarse la ley por el arco del triunfo, y no pasa nada. Por lo menos me queda la conciencia tranquila de que nunca estuve de acuerdo, y lo expresé abierta y públicamente desde hace años, con la absurda idea de que trayendo a un grupo de personas que estuviera por encima de la ley se resolverían los problemas de seguridad y justicia del país. De hecho, ha pasado lo que algunos pocos advertimos desde ese entonces, que quien está por encima de la ley, tarde o temprano acaba corrompiéndose. Esta no es sino la más reciente prueba de tal extremo.

Y ante acusaciones como esta, no queda menos que preguntarse, ¿qué pasa con todas las acusaciones anteriores, muchas de ellas realizadas sin ninguna prueba? ¿Será que podemos confiar en quienes están dispuestos a pasar por encima de todos los principios del debido proceso con tal de que su punto sea el que prevalezca?

Repito aquí lo que Luis Figueroa pone a veces en su blog: “Si usted no está indignado es porque no está poniendo atención”. ¿Qué más se necesita para que entendamos que lo que hace falta es un cambio del sistema? ¡Urge ProReforma!

Artículo publicado en Prensa Libre el jueves 16 de junio de 2,011.

jueves, 9 de junio de 2011

Ruta equivocada




¿Para qué seguir en la ruta que ya demostró 100 años de fracasos?

La amenaza del narcotráfico es el tema principal en las reuniones de burócratas internacionales. En la reciente reunión de la OEA, por ejemplo, se “pusieron de acuerdo” en el ataque frontal al mismo.

En la reunión que habrá a fin de mes y a la que llegará incluso Hillary Clinton, también el enfoque es el mismo. Lamentablemente, a pesar de que la experiencia de más de cien años demuestran que ha sido un completo fracaso, los burócratas siguen empeñados en seguirse topando contra la pared. Esa es la ruta equivocada que solo nos llevará a más muerte y destrucción sin que se reduzca para nada el consumo de drogas. Ya no podemos seguir así.

Lo peor es que, por ignorancia o temor a contradecir al Departamento de Estado y sufrir su censura, los candidatos a dirigir el Ejecutivo en la próxima administración ya cayeron en ese mismo juego, utilizando el “combate del narcotráfico” como su caballito de batalla para garantizar que conseguirán “seguridad” durante su gestión. ¡Qué equivocados están! De esa forma no se conseguirá la “seguridad” nunca. Si no me creen, vean el ejemplo de México, y para no ir más lejos, en Guatemala poco falta para encaminarnos en esa misma vía.

La solución no es, como dice Colom, criminalizar más las drogas. Todo lo contrario. La ruta para salir de ese desgraciado destino al que nos está orillando la guerra contra las drogas es legalizarlas. ¿Tan difícil será entender esto o lo que pasa es que los intere$es para no hacerlo son muchos? ¿Sabía usted, por ejemplo, que el presupuesto para “combatir la droga” en Estados Unidos es de más de US$26 mil millones anuales?

No se deje engañar. La guerra contra las drogas ha sido un total fracaso. Los tratados contra la drogas vienen desde 1909 y a pesar de que casi todos los países del mundo forman parte de esos tratados, luego que se declarara abiertamente la “guerra contra las drogas”, hace más de 40 años, el consumo se ha mantenido básicamente igual, porcentualmente hablando, ya que en números absolutos se ha incrementado.

Para que se dé una idea del fracaso, el principal productor de opio en el mundo es Afganistán, país que ha tenido presencia militar estadounidense desde hace 10 años, mismo período en el que la producción de opio en ese país ha crecido, al grado, que el año pasado los mismos gringos tiraron la toalla y cambiaron sus políticas para tratar de “incentivar” que los afganos se dedicaran a otros cultivos.

Mucho se dice también sobre cómo se “acabó” la violencia en Colombia combatiendo al narcotráfico. Sin embargo, la información no cuadra. Si bien es cierto que entre el 2000 y el 2002 se redujo el cultivo de la coca allí, del 2003 para acá se ha mantenido más o menos constante y a la fecha sigue produciéndose allí más del 40% de la coca mundial. ¿Qué pasó? No lo sé, pero mi apuesta es que llegaron a la conclusión de que mejor dejaban a los narcos en paz y se dedicaban a velar por la criminalidad común. No tengo los pelos de la burra en mis manos, pero los seguiré buscando.

En el caso de Guatemala, a los candidatos les recomiendo, si no tienen las agallas para proponer y defender la legalización de las drogas, por lo menos actúen inteligentemente y dediquen sus esfuerzos a combatir la criminalidad común, es decir, a los ladrones que matan personas por robarles un pinche celular, a los mareros y extorsionistas que mantienen en increíble zozobra a la mayoría de guatemaltecos, y dejen que los gringos continúen su tonta y fracasada guerra contra las drogas por su cuenta.

*Si quiere ver algunas de las fuentes, las pongo en www.jorgejacobs.com

Artículo publicado en Prensa Libre el jueves 9 de junio de 2,011.

Fuentes y lecturas interesantes:

- International Drug Control Policy, Congressional Research Service, Liana Sun Wyler.
Este informe es muy revelador.

- World Drug Report 2,010, United Nations Office on Drug and Crime

- National Drug Threat Assessment 2010, U.S. Department of Justice, National Drug Intelligence Center

- Global Commission on Drugs Report, Global Commission on Drugs

- Drug Decriminalization in Portugal: Lessons for Creating Fair and Successful Drug Policies, by Glenn Greenwal, Cato Institute

- Mexico's Failed Drug War, by Jorge Castañeda, Cato Institute

- The Budgetary Impact of Ending Drug Prohibition, by Jeffrey A. Miron and Katherine Waldock, Cato Institute

jueves, 2 de junio de 2011

Rafa Pilatos


¡Qué fácil lavarse las manos!

Aunque haya a quien el “pronunciamiento” del vicepresidente Espada le parezca encomiable y digno, a mí me parece que es un tardío reconocimiento del total fracaso y desfachatez de la actual administración y una conveniente lavada de manos para quien, pudiendo haber hecho, o al menos dicho, algo mucho tiempo atrás, es plenamente corresponsable del desmadre en que actualmente se encuentra Guatemala.

No nos olvidemos de que él es el segundo a bordo del Ejecutivo y el responsable, constitucionalmente, de las decisiones en materia económica que toma el Gobierno. Que en la práctica haya sido un cero a la izquierda en esta administración no lo exime de todas las malas decisiones tomadas “en gabinete”, de los malos manejos de fondos, del desvío de miles de millones de quetzales malgastados en la campaña de la ex primera dama, una de las que califican entre lo que él llama tímida y tangencialmente a que los tribunales “procesen conforme a derecho”.

No nos debe extrañar esta lavada de manos a poco más de seis meses de concluir su mandato. Tanto él como el presidente Colom parecen finalmente entender que su tiempo se acaba, que el poder y sus mieles —no así sus dineros— son efímeros y que el juicio de la historia los va a arrollar dentro de poco.

El presidente, ya casi al final de su mandato, todavía les echa la culpa de todo lo que sucede a los gobiernos anteriores, con lo que tácitamente reconoce que su administración no ha hecho nada que valga la pena. Desde el inicio fue claro que la seguridad no era su tema y que si la queríamos había que pagar más impuestos porque los que ya se pagaban se iban a utilizar para la campaña de su esposa, digo, para sus “programas sociales”.

Hasta hoy, siguen chantajeando con que si no se aprueba una ampliación presupuestaria, no habrá seguridad, pero cuando uno revisa la dichosa ampliación resulta que la mayoría de los fondos “ampliados” van a dar a los lugares de donde se saca dinero para los “programas sociales”, y todavía con la desfachatez de exigir que se quiten los candados que evitan el traslado a los mismos.

Y aún así el presidente pide que “confiemos en él”, que no serán utilizados para fines políticos. Sí, como no.

El vicepresidente, en su pronunciamiento afirma que vivimos en momentos de crisis, de gasto público “desordenado” que “desata calamidades”, y lo que hace es “exhortar públicamente” a sus colegas del Gobierno Central a “conducir con honor y sentido de Estado”. ¡Hipócrita!

Si a lo que se refiere es a que están robando dinero y haciendo malos manejos con el dinero de los tributarios enfrente de sus narices, lo mínimo que debería hacer es renunciar y presentar las denuncias correspondientes. Si tan solo él mismo hiciera honor a la “transparencia” que solicita de los demás.

A estas alturas de una partida tan deplorable, exhortar al “honor y sentido de Estado” a sus compinches que ha apañado y defendido durante tanto tiempo es una bofetada para los guatemaltecos.

Se equivoca el vicepresidente al decir que llevamos 200 años de vida republicana. Precisamente porque no vivimos en una verdadera república es que sus “colegas”, él y muchos de los que los han antecedido han sido capaces de llevarnos a la “hora crítica” actual. Pero, claro, es mucho pedir de él que entienda la diferencia entre democracia y república.

No, don Rafa. Ese pronunciamiento no basta para lavarle las manos.

Artículo publicado en Prensa Libre el jueves 2 de junio de 2,011.

Foto: Cuadro "Pilatos lavando sus manos" de Jan Lievens. Museo Stedelijk de Amsterdam.