La adopción es una institución que debe preservarse.
La adopción ha salido nuevamente al tapete, principalmente gracias a un reportaje publicado hace unos días en este matutino y a las presiones de "organizaciones sociales" y organismos internacionales para erradicarla de nuestro país. Considero que ceder a esas presiones equivale a condenar a muchos niños y niñas guatemaltecos a más pobreza, privaciones y miseria.
Primero que nada, creo que se trata de manipular los sentimientos de las personas a través del uso del lenguaje. Le llaman "industria" y "negocio" por ejemplo, a la adopción, con el ánimo de atribuirle a quienes la defienden el despectivo de "malditos capitalistas" y, a su vez, arrogarse, quienes se oponen a ella, una falsa superioridad moral dando a entender que ellos sí se preocupan por los pobres niños, mientras que "los otros" sólo se preocupan de venderle niños, cual si fueran tomates, a quien más dólares les dé por ellos.
A partir de esa premisa, se deduce que si se incrementa el número de adopciones es malo y si se reduce es bueno; si se cobra poco o nada por la adopción es bueno, si se cobra bastante por la misma es malo; si las adopciones las hacen los políticos y los burócratas (una entidad del estado, pues) es bueno, si lo hacen abogados y personas particulares no vinculadas a la estructura del gobierno o las instituciones de "derechos humanos" es malo.
La solución que proponen para "resolver" el problema es aprobar una ley que haga mucho más difícil adoptar a un niño, que no participen en el proceso los "avorazados" abogados sino que todo sea hecho por las almas de Dios que trabajarán (no ad honorem, por supuesto) en la entidad burocrática que para ese efecto se creará.
Lo que se logrará con ese cambio es reducir al mínimo las adopciones, si es que no erradicarlas completamente, lo que no me extrañaría que sea su verdadero propósito. ¿Por qué desean eso?, es algo que todavía no logro entender. ¿Por qué se empecinan en impedirle a muchísimos niños un mucho mejor futuro del que, sin lugar a dudas, tendrán en un hogar donde ni los quieren ni los pueden mantener, o en algún orfanato olvidado o, peor aún, abandonados en la calle donde seguramente pasarán a engrosar las filas de la primera mara que se aparezca. Porque, que yo sepa, quienes se desgarran las vestiduras por la "amenaza" de las adopciones, no andan por el mundo invirtiendo sus dineros en crear y mantener orfanatos.
Por supuesto que sería mejor que todos los niños nacieran y crecieran en hogares modelo, pero la cruda realidad es muy distinta, y la adopción les permite, por lo menos a algunos miles de guatemaltecos, aspirar a un muchísimo mejor futuro del que se le presenta a la gran mayoría de los otros 13 millones de guatemaltecos. No se deje influir por la tergiversación del lenguaje.
Publicado en Prensa Libre el 13 de julio de 2006.
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