(Foto: Prensa Libre)
La disposición de los miembros de las comisiones de postulación para magistrados de la Corte Suprema de Justicia y las cortes de Apelaciones de que se pueda utilizar el voto secreto en sus decisiones es un gran golpe para las aspiraciones de muchos guatemaltecos que deseamos vivir en paz en Guatemala.
Alguien podrá creer que esto es una exageración, pero no lo es. Ellos van a hacer el primer tamiz para escoger a las máximas autoridades del Organismo Judicial, para mí, el más importante de los tres organismos que conforman el Gobierno, ya que es el principal responsable de velar porque se imparta justicia en el país.
Siempre he sido de la idea de que las funciones básicas, primordiales, y hasta únicas de un gobierno son brindar seguridad e impartir justicia a los habitantes de un país. Y son precisamente esas funciones las que peor realiza el Gobierno de Guatemala. No voy a tocar en este momento la parte que le corresponde al Ejecutivo, ya que lo he hecho en otras muchas ocasiones, y ya nos ha quedado claro que esa no es una de las prioridades de la administración actual. Pero debemos ser conscientes de que una gran responsabilidad recae también sobre el Organismo Judicial.
Y es que tenemos que ponernos en el contexto actual, en donde nuestro país es uno de los que sufre más muertes violentas per cápita en el mundo. Y aunque no lo fuera, por aquello de que mal de muchos consuelo de tontos, lo cierto es que el promedio en Guatemala se encuentra entre 17 y 19 muertes violentas diarias. Y eso simplemente es inaceptable.
Lo peor de todo es que de esos asesinatos, la mayoría queda impune. Según un estudio presentado recientemente, 98 de cada cien asesinatos quedan en la completa impunidad. Quien se inventó eso de que no existe tal cosa como un crimen perfecto, de seguro nunca escuchó hablar de Guatemala, porque aquí se puede asesinar a alguien a plena luz del día, con muchos testigos alrededor, y aún así tener la certeza de que solo uno que tenga demasiada mala suerte va a tener que pagar por ese crimen.
De allí, la importancia de quiénes lleguen a dirigir el Organismo Judicial. Sobre sus hombros recaerá la responsabilidad de que se imparta justicia, y quizá logren que los guatemaltecos podamos vivir un poco más tranquilos.
Por eso es que se le ha dado tanta relevancia a este proceso de selección de las comisiones de postulación. Por eso es que se ha buscado que el proceso sea lo más transparente posible, para que tengamos alguna certeza de que quienes lleguen a ocupar esos cargos por lo menos no sean de entre los peores que se postulen.
Pero ahora, luego de todo ese tortuoso proceso para lograr siquiera algo de transparencia en esta elección tan importante para el futuro de todos los que vivimos en el país, los miembros de las comisiones, con cinco honrosas excepciones, han salido con la excusa de que temen por sus vidas y por las “presiones”, y que mejor prefieren hacer secreta su escogencia.
Esa postura es inaceptable. Todos los miembros de las comisiones sabían a lo que se metían. Si no tienen el coraje para cumplir su responsabilidad, mejor que renuncien, pero que no nos salgan con excusas timoratas. Simplemente es inaceptable tal actitud. Lástima que, una vez más, las aspiraciones de los guatemaltecos que deseamos vivir en paz se vean frustradas.
Por eso es que hay que ir a la raíz de los problemas, y la única propuesta actual para arreglarlos de raíz es ProReforma.
Artículo publicado en Prensa Libre el jueves 27 de agosto de 2,009.
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