Este fin de semana tuve el gran privilegio de conocer el sitio arqueológico de El Mirador, en la cuenca del mismo nombre, al norte del departamento de Petén. Realmente es una experiencia inigualable que le recomiendo a todos que la intenten en algún momento.
El Mirador es sólo uno de los muchos sitios arqueológicos que se encuentran en la cuenca.
Según me explicaba el doctor Richard Hansen, nueve de estos sitios (si hay algún error en las cifras de seguro se debe a mis frágiles apuntes mentales y no al conocimiento enciclopédico sobre el tema que tiene Richard) son mayores que Tikal. No logré siquiera conocer todo el sitio de El Mirador, mucho menos el resto de sitios de la cuenca, pero le puedo garantizar que sólo lo que hay en ese lugar es suficiente para dejar boquiabierto a cualquiera que se precie de tener algún aprecio por la historia.
Tuve la oportunidad de conocer varias de las pirámides en las que está trabajando un gran equipo de arqueólogos, investigadores, restauradores, dibujantes, fotógrafos y expertos en otras ramas, tratando de desentrañar los secretos de más de dos mil años atrás escondidos bajo la selva.
Por supuesto, las joyas del sitio son las dos pirámides más altas: al oriente, La Danta, y al poniente, El Tigre. La Danta está considerada como la pirámide más grande, volumétricamente hablando, del mundo antiguo. Sí; incluso tiene mayor volumen que las de Egipto. Sólo para que se dé una idea, la base de la primera plataforma tiene 300 metros de frente por 600 de lado. Sus más de 70 metros de altura sobresalen sobre el mar verde de la selva que la rodea.
Como muchas de las otras edificaciones del sitio (por lo menos las que tuve oportunidad de conocer), La Danta es un triádico, es decir, en su plataforma más alta hay tres edificaciones, tres templos, el que está frente a la escalinata, siempre el mayor, y a los lados, dos menores. En La Danta se han excavado solamente partes del templo mayor y del menor a la izquierda de la escalinata; el tercero continúa cubierto por la selva.
La subida hasta el punto más alto de la Danta es todavía algo complicada, pero es precisamente el clímax del recorrido al sitio. La vista de la selva desde ese punto es impresionante, pero todavía más lo es comprender que está uno parado sobre un edificio con más de dos mil años de historia, una historia, por cierto, que todavía está por reescribirse, ya que algunos de los hallazgos en la cuenca de El Mirador apuntan a conclusiones distintas de las que se tenían hasta hace poco sobre el desarrollo de la cultura maya.
Pero no sólo las pirámides impresionan, están también las calzadas de ocho metros de ancho y en algunos lugares muy por encima del nivel del suelo, calzadas que rivalizan en tiempo, y quizá hasta en diseño, con los caminos de su Roma contemporánea.
En fin, hay tantas cosas que todavía nos falta conocer, tantos secretos todavía ocultos bajo la selva, que estoy seguro de que más adelante nuevos hallazgos nos permitirán conocer un poco mejor la increíble historia de nuestro país. ¿Cómo preservarlo? Ese es el dilema, sobre el cual espero continuar la reflexión.
Publicado en Prensa Libre el 2 de agosto de 2007
2 comentarios:
Que emocionante poder visitar este lugar. como lo hiciste? fuiste caminando?
si asi fuera, me gustaria que pudieras enviarme un contacto para poder realizar este viaje.
Saludos,
Se me olvidaba mi correo
ohernandez@plusti.com
Gracias
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