jueves, 6 de diciembre de 2007

Vergüenza legislativa

Propongo instaurar el “Día de la vergüenza legislativa”.

El martes 27 de noviembre pasará a la historia como el día en que los diputados guatemaltecos se despojaron de todo vestigio de vergüenza que todavía pudieran tener, y se retrataron de cuerpo entero como un grupo de aprovechados sin el menor recato. Yo propongo que los ciudadanos (ya que los legisladores, por razones obvias, nunca lo harían) decretemos el 27 de noviembre como el “Día de la vergüenza legislativa”.

En una larga sesión, la mayoría de los diputados aprobaron tres proyectos de una manera que a cualquiera que no tenga piel de cocodrilo le avergonzaría. Primero, aprobaron que se ampliara la vigencia del “temporal” Ietaap, lo que creo que es la peor y más condenable decisión de las que tomaron, aunque para muchos pase casi inadvertida.

Utilizaron la absurda excusa de que lo hacían por “responsabilidad” y por “solidaridad”, pero eso no es más que una falacia. Son irresponsables porque de esa manera están impidiendo que los habitantes de Guatemala mejoren su nivel de vida y al final paren arriesgando su propia vida buscando una mejor opción en el norte. Y no son “solidarios”, porque la solidaridad se practica con la billetera propia, no con sombrero ajeno, como lo hacen los funcionarios con los dineros de los tributarios.

Luego aprobaron un presupuesto general de ingresos y egresos bastante cuestionado ya como iba, pero con el agravante de que añadieron una cláusula en donde dejan en libertad al Ejecutivo para que lo cambie a su sabor y antojo, sin tener que pedir permiso ni dar cuentas a nadie.

En pocas palabras, le giraron un cheque en blanco por Q42 mil millones a la administración de Álvaro Colom. O lo que es lo mismo, de un plumazo (o pezuñazo, pensarían muchos) abolieron el sistema de pesos y contrapesos de nuestra república y abrieron de par en par las puertas de lo que ya de por sí es un arca abierta en donde hasta los más justos han pecado.

Y por último, y más ignominiosamente, se recetaron una indemnización y una indexación de su sueldo, utilizando para tan avorazado propósito la ahora infame excusa de la “emergencia nacional”. ¿En qué cabeza con medio dedo de frente puede caber una lógica más extraña que esa de calificar de “emergencia nacional” la indemnización de los diputados y su aumento de sueldo?

Por supuesto que la respuesta es sencilla, lo hicieron con toda la alevosía y lógica del caso, para lograr su avezado propósito antes de darle tiempo a la ciudadanía y la opinión pública de reclamar y escandalizarse. Como dice la frase que se atribuye a alguno de tantos politiqueros guatemaltecos: “La vergüenza pasa, pero el dinero queda en casa”.

Ahora aprovecharán las “vacaciones navideñas” para esconderse en sus refugios y esperar que para enero ya haya otros escándalos y a la ciudadanía se le olvide su despreciable actuar. Con toda esa calaña de diputados, ¿qué podemos esperar?


Publicado en Prensa Libre el jueves 29 de noviembre de 2,007.

Foto: Infografía de elPeriodico.

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