La balanza empieza a cambiar.
En mi opinión, el problema más importante en el mundo actualmente es la prohibición contra las drogas. Desde mucho tiempo atrás algunos pocos hemos sostenido contra corriente que la única forma de acabar con el flagelo del narcotráfico y todas sus perniciosas consecuencias es a través de la legalización, regulación, despenalización, descriminalización o como quieran llamarle al hecho de restituirle a las personas el derecho a decidir qué hacer con su vida, incluso en el ámbito de las drogas.
Afortunadamente, cada vez más personas se percatan de que la prohibición es un fracaso total, con serias consecuencias para los habitantes de todo el mundo.
El martes, la recientemente creada “Comisión Global sobre Políticas para las Drogas”, luego de un simposio de dos días en Ginebra, estableció su postura frente a lo que califican como el fracaso de la guerra contra las drogas. Según los miembros de la Comisión, la guerra contra las drogas, encabezada por Estados Unidos y la ONU, fracasó y ya es hora de considerar otra vía, para lo cual propone la despenalización de las drogas. Proponen una regularización de las drogas en términos similares a los del tabaco y del alcohol, y considerar a los “narcodependientes” como enfermos y no como criminales.
Sostienen que “las evidencias empíricas y las pruebas científicas aconsejan dar mayor preponderancia a la prevención y a la reducción de la adicción a las drogas”. El ex presidente brasileño Fernando Cardoso dijo que “no se necesita más plata, sino usar mejor la plata. La utilizada en la llamada guerra contra las drogas de los americanos es enorme, —pero es— una plata mal usada porque no tiene resultado efectivo; si se utilizara eso para salud, tratamiento médico, educación, para campañas de publicidad, sería mucho mejor”.
El ex presidente de Colombia y ex secretario general de la OEA César Gaviria también indicó que “los consumos siguen iguales en los últimos 20 años, la violencia y los prisioneros han crecido, se ha vuelto un gigantesco negocio criminal y eso está generando una enorme cantidad de violencia, no solo en Estados Unidos sino en México, en Colombia y, en general, en toda Latinoamérica, y es hora de repensar esa política”.
Lo interesante es que entre los 15 miembros de la Comisión se encuentran personajes tan variados como los escritores Mario Vargas Llosa y Carlos Fuentes; políticos como Ernesto Zedillo, de México; Cardoso, de Brasil; Gaviria, de Colombia; Ruth Dreifuss, ex presidenta suiza y miembro del partido socialista de ese país; el empresario Richard Branson, propietario del grupo Virgin, así como el noruego Thorvald Stoltenberg, ex alto comisionado de la ONU para los refugiados, y el español Javier Solana, ex alto representante para la política exterior y de seguridad de la Unión Europea.
Considero que, poco a poco, la balanza empieza a cambiar. Las consecuencias que la prohibición de las drogas ha tenido sobre la libertad de los habitantes de todo el mundo son terribles y, para variar, los que pagamos las consecuencias somos las personas honestas y trabajadoras que no tenemos nada que ver ni en el consumo ni en el negocio de las drogas.
Alguien me decía que el día que los decapitados, torturados y acribillados por sicarios sean estadounidenses en suelo de Estados Unidos, hasta entonces los políticos de ese país cambiarán su postura ante la prohibición. Creo que tiene razón, pero ojalá que no debamos esperar hasta que eso suceda para que la cosa cambie. ¿Será tan difícil entender?
Artículo publicado en Prensa Libre el jueves 27 de enero de 2,011.Fotografía: Prensa Libre.
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