La bomba es sólo una consecuencia y no la causa.
La bomba detonada en un bus, la semana pasada, con la trágica consecuencia de nueve muertos hasta el momento, es un reflejo de la crítica situación de seguridad que debemos enfrentar los guatemaltecos todos los días y un mal augurio para el inicio de este año, matizado por la contienda electoral. Pero el problema no es la bomba; esa fue solo una consecuencia.
El problema central tras este incidente y las muertes violentas de 17 guatemaltecos todos los días es que los gobernantes se han dedicado a cualquier cosa, menos a cumplir con sus funciones primigenias: velar por la seguridad de todos los habitantes del país e impartir justicia.
En las épocas de campaña, los políticos, que siempre son seguidores de la opinión pública, por supuesto que tienen ya identificada a la inseguridad como el problema principal que aqueja a todos los guatemaltecos —de seguro pagaron saber cuántos miles de dólares para que algún consultor internacional les dijera lo que cualquier guatemalteco les podría decir de gratis en la calle—.
No olvidemos que la campaña anterior para el Ejecutivo se decidió a raíz de un vano, vacío, mentiroso y, la verdad, hasta ingenuo, refrán de la “seguridad con inteligencia”.
Así que no nos debe extrañar este año escuchar hasta la saciedad cómo los nuevos aspirantes al guacamolón van a resolver de un plumazo todos los problemas de seguridad que nos aquejan.
Tampoco debemos olvidar que, ya montados en el macho, todo eso lo tiran a la basura. La mejor prueba es que apenas hace un par de días se “entregó” a las autoridades y ahora está en la cárcel quien fuera el creador del “plan de seguridad” de los actuales desgobernantes.
En el caso de la administración actual, más descarados no podían ser. El presidente Colom lo dijo muy claro una vez montado en el trono: “Si quieren seguridad, paguen más impuestos, porque lo que ya se recauda se usará para mis proyectos sociales”. Probablemente a estas alturas del partido a él no le gustaría que se le recordaran esas palabras, pero lo cierto es que, aunque las quiera negar, sus decisiones y actuaciones las han confirmado. Basta recordar que no en una sino en varias ocasiones han desviado fondos de seguridad para los “proyectos sociales”.
Lo que más cólera da es que cuando pasan cosas como la de la bomba en el bus, que ha tenido repercusiones noticiosas internacionales y que se ha convertido en drama mediático, por la muerte de casi toda una familia, allí sí resulta que desde hace tiempo saben cómo actúan los de la banda que cometió el crimen, que ya desactivaron varias bombas con anterioridad, que ya sabían quién las fabricaba y “resuelven” el caso en un dos por tres.
Y si tan eficientes son en este caso y tanta información tenían, ¿por qué no han hecho nada contra los que han asesinado a tanto piloto, que todos sabemos se debe a extorsiones? ¿Por qué no han hecho nada contra los asaltantes motorizados que ya tienen hasta plaza fija y horario para asaltar en varios cruceros de la capital?
Si ni siquiera se necesita mucha “inteligencia”, ya que la información circula habitualmente en las redes sociales, a veces hasta con las placas de los asaltantes.
Así que ya sabe, no se deje engañar por los cantos de sirena de la “seguridad” que le van a ofrecer todos los candidatos.
Se necesita mucho más que eso. Se necesita un cambio del sistema. ¡Urge Proreforma!
Artículo publicado en Prensa Libre el jueves 13 de enero de 2,011.
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