viernes, 20 de abril de 2012

125 años

Se dice fácil pero es realmente un logro tremendo...

Vivir una vida larga, provechosa y feliz es el sueño de la mayor parte de personas. No todos lo logran, pero de seguro la mayoría tratamos. En el caso de las empresas y los emprendedores que las impulsan el sueño no es muy diferente, aunque aquí las posibilidades de éxito son mucho menores. De ahí que encontrar una empresa que llega vivita, coleando y con muchas expectativas a sus primeros 125 años es un acontecimiento digno de celebrar.

Este año se conmemoran los 125 años de fundación de la Cervecería Centroamericana.Casi podría garantizar que cuando Mariano y Rafael Castillo Córdova se lanzaron a la aventura de crear esta empresa —que por cierto no fue su primer emprendimiento— no podrían haber imaginado en lo que —125 años y cinco generaciones de descendientes después— se llegaría a convertir.

Para quienes nunca se han lanzado a la aventura de crear una empresa —que son la mayoría— es muy difícil entender lo complicado que es el mundo de los emprendimientos. Como me decía Chris Gardner hace unos días, uno no puede llamarse a sí mismo emprendedor hasta que no ha pagado de su bolsillo una planilla. Pero pagar la planilla es solo una de las tantas actividades que uno debe cumplir meticulosa y regularmente para lograr sobrevivir en el mundo empresarial. Se debe además desarrollar un buen producto o servicio, mercadearlo y venderlo bien, atender a los clientes, conseguir financiamientos, velar por un sinnúmero de complicaciones administrativas y, por si no fuera suficiente, lidiar con todos los obstáculos que los gobernantes le ponen a uno a cada paso que da.

Sí, la vida de los emprendedores no es fácil. Las estadísticas lo comprueban. En Estados Unidos, donde tienen más datos, se dice que solo el 5% de las empresas logran sobrevivir los primeros cinco años. ¿Y el otro 95%? Cerraron. No pudieron resistir. No lograron vender sus productos. No lograron conseguir el financiamiento necesario para mantener la liquidez. Les pusieron multas por no cumplir con algún absurdo requisito burocrático. En fin, las razones son muchas, pero la constante es que la sobrevivencia es mucho más precaria para las empresas que para las personas.

Si llegar a los cinco años de vida es tan difícil, no le quiero contar lo que cuesta sobrevivir el paso a la segunda generación. Allí la estadística es todavía menor. De hecho, si una empresa logra realizar exitosamente esta transición, las posibilidades del largo plazo se incrementan.

Pero nada nunca está escrito. El éxito no está garantizado ni escrito en piedra, ni siquiera para las empresas más exitosas y grandes del mundo. Hasta los gigantes caen. Ejemplos abundan de empresas que llegaron a dominar una industria a nivel mundial a tal grado que se les acusaba de monopolistas, que en pocos años perdieron esa posición y se desvanecieron en el olvido.

Ante tantas vicisitudes posibles es impresionante encontrar empresas que han logrado sobrevivir más de un siglo. En Guatemala tenemos una y solo ese hecho, indistintamente de los aciertos y desatinos que se hayan tenido en el camino, es suficiente para reconocerla. Ojalá que Guatemala pueda ser el semillero de muchas otras empresas que dentro de 125 años puedan seguir siendo el motor de nuestra economía.

Artículo publicado en Prensa Libre el jueves 21 de abril de 2,012.

1 comentario:

Antonio Fuentes dijo...

Lastima que el producto elaborado por esa empresa sea una incubadora de alcoholicos. En AA he conocido a muchos que se iniciaron en el alcoholismo tomando espumosa y refrescante cerveza. Mas sano y mas barato es tomar agua de cebada tostada. No creen?