jueves, 11 de mayo de 2006

ISR: una propuesta (3)

Si no competimos, todos nos dejarán atrás, pero lo peor es que será en la peor de las miserias.

Me preguntan ¿por qué tanta insistencia en eliminar el Impuesto Sobre la Renta? La respuesta es sencilla: es la única forma que tenemos los guatemaltecos para salir de la pobreza aceleradamente.

El nombre más apropiado para el ISR es Impuesto al Rendimiento de las Inversiones, IRI, porque ese es su verdadero efecto: desincentivar las inversiones.

Los inversionistas analizan muchos factores, pero sopesan cada uno de esos factores en cuanto al efecto que tienen sobre el rendimento de sus inversiones. Nada más. Y no nos debe extrañar que uno de los factores que más pesa sobre este rendimiento es precisamente el IRI (ISR, pues).

Cada día se toman decisiones de miles de millones de dólares basadas en estos análisis. No nos debe extrañar que hasta los políticos alrededor del mundo, tanto de los países pobres como de los ricos, finalmente se hayan percatado de esto y que todos ahora estén sumamente interesados en atraer inversiones a través de reducciones en sus tasas del ISR.

Un estudio presentado recientemente por la Tax Foundation indica que los países miembros de la OECD (30 de los países con economías más grandes del mundo) han estado reduciendo sus tasas corporativas del ISR durante todo lo que va del siglo XXI. En el año 2,000 el promedio de esa tasa impositiva era del 33.6% y ahora, en el 2,006 bajó a 28.7%. Japón* tiene la tasa actual más alta, en 39.5%, e Irlanda, la más baja del grupo en 12.5%.

Para nosotros, lo más importante es que nuestra tasa corporativa del ISR, al 31%, resulta estar por arriba incluso del promedio de la que existe en los países desarrollados. ¡Y todavía tienen el descaro algunos de decir que hay que incrementar aún más las tasas!

¡Imagínese usted! Si a esta tasa por encima del promedio de los países desarrollados le sumamos todos los demás factores que en nuestro país incrementan los riesgos a la inversión, como son la inseguridad, física y legal, la falta de respeto a la propiedad privada, lo complicado de los trámites y regulaciones, no nos debe extrañar que por más de 5 años seamos el país de la región que menos atrae inversiones.

No nos engañemos. La ruta, marcada incluso por los países desarrollados, va hacia la reducción y eventual eliminación de ese impuesto tan absurdo como empobrecedor. ¿Para qué esperarnos cruzados de brazos mientras todos los demás compiten arduamente por atraer las inversiones, cuando podríamos tomar la delantera mundial de un solo golpe audaz? ¡Eliminemos ya el impuesto sobre la renta y sus apéndices y encaminémonos de una vez hacia el desarrollo!

La hoja con la propuesta la puede encontrar aquí:

Archivo de Proyecciones

El estudio citado aquí:

Tax Foundation


* En el artículo publicado en Prensa Libre indiqué que era Alemania el país con la tasa más alta, pero estaba equivocado, es Japón. La tasa si está correcta.

Artículo publicado el día 11/05/06 en Prensa Libre

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