El cocimiento del oneroso caldo, oficialmente conocido como presupuesto de Ingresos y Egresos de la Nación del 2009, aún no tiene la suficiente leña, ni siquiera para el “sancocho”.
Esta semana, el Ejecutivo y el Cacif continúan enfrascados en un tira y encoje del monto al que debería ascender el presupuesto, tomando en cuenta que estamos de nuevo en crisis y a las puertas de entrar en estado de coma, por la recesión que ya empieza a sentirse en EE. UU.
El presidente Colom, máximo representante de la “unidad” y del “diálogo” —del que tanto alardeó en sus mítines como candidato—, al primer “no” del Cacif, envió al ministro de Finanzas a “negociar” en el Congreso, lo que seguramente tratarán de aprobar, a pesar de las señales inequívocas que el sentido común, las estadísticas, los ejemplos alrededor del mundo y los ciudadanos comunes y corrientes les envían.
Que no es populismo, dice el presidente, sino inversión social, y tratan de disfrazar y maquillar con efectos especiales el paquetazo que, como casi todos los años, se incrementa e incrementa, sin que los ciudadanos que pagamos impuestos y mantenemos al Gobierno podamos esperar que la cosa mejora, sobre todo en seguridad y justicia.
Las explicaciones de que la gobernabilidad de país, que el gobierno debe enfrentar la crisis, de la protección a los sectores más vulnerables, de que hay que mantener el déficit en cierto porcentaje, de que todo el mundo lo hace, son puras falacias que escucho desde que tengo uso de memoria, de gobernantes que no hacen más que tratar de “redistribuir” la riqueza y equiparar a todos en una pobreza generalizada.
Los guatemaltecos siempre hemos vivido en crisis, en una crisis crónica que, ahora, se puede convertir en un verdadero coma económico, por los sucesos ya por todos conocidos. Más impuestos para “inversión social” no harán más que socavar nuestros ingresos reales, para continuar con el círculo vicioso de la pobreza, que sin inversión nos condena a no salir de la miseria en la que nos encontramos.
Pero parece que el discurso que les enseñó el viejo loro no hace reaccionar a los gobernantes ante las sanas medidas que otros países disponen. Bajar impuestos, sobre todo los directos que tanto ahuyentan la inversión productiva, la reducción del gasto público y del tamaño de los gobiernos. Si utilizamos la analogía del barranco y vemos que otros países toman el camino llano para no caer en el precipicio, ¿por qué seguimos empeñados en practicar tan peligroso deporte extremo?
La creatividad de los legisladores deslumbra, puesto que más vale comprar un carrito usado, porque no le cobran impuesto, y qué decir de la abominación idiomática de mezclar impuesto y solidaridad en un solo concepto.
Señores, la fórmula se ha repetido incesantemente, aunque aumenten el presupuesto, aunque suban impuestos, aunque digan que es para los desposeídos, en lugar de decir que van a regalar y despilfarrar el dinero, aunque repitan y repitan la fórmula, la situación no mejorará.
Ya llevamos 25 años de vida democrática repitiendo la misma fórmula, ¿no será que ya es necesario cambiar el sistema para salir adelante? Por eso, apoyamos el cambio del sistema por medio de ProReforma.
Especial de impuestos: No se pierda el especial de los impuestos, el lunes 17, de 6. 30 a 8 horas, y del 18 al 21, de 18 a 19 horas, por la 100.9 FM y www.radiopolis.info.
Artículo publicado en Prensa Libre el jueves 13 de Noviembre de 2,008.
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