Mientras más se entera uno de todo lo que ocurre en Guatemala, más le doy la razón a Frederic Bastiat, cuando dijo que “el Estado es esa ficción por medio de la cual todos quieren vivir a expensas de todos los demás”. Los más de 150 años que han pasado desde que acuñó la frase no han hecho más que confirmarla cientos de miles de veces. Guatemala no es la excepción y por todos lados nos encontramos a personas y grupos de personas siempre a la búsqueda de cómo echar mano ilegítimamente de los recursos de los demás para vivir a expensas del trabajo de otros.
No hay que ir muy lejos para encontrarlos, pero cito varios ejemplos planteados por colegas columnistas recientemente. Estuardo Zapeta publicó hace dos días un artículo sobre la “sociedad civil”, ese grupo etéreo de personas que dicen representar a la “sociedad”, pero que en realidad, a lo sumo, se representan a sí mismos y que andan viendo en todas partes cómo “moldear” el estado para que sea más afín a su forma de ver el mundo y que, de paso, les sea más fácil apropiarse de los recursos de los tributarios, tanto de los chapines como de los de otros países, quienes ni se llegan a enterar que sus tributos son utilizados para mantener muy bien a “activistas” en estas latitudes.
Otro ejemplo es el planteado esta semana por Marta Yolanda Díaz-Durán en un artículo llamado AEI, en el cual se refiere a un grupo de artistas que se han aprovechado de la legislación vigente para extorsionar a otros artistas, productores y establecimientos. Nuevamente, aprovechándose del sistema para vivir a expensas del trabajo de otros.
Y un último ejemplo reciente lo encontramos en un artículo de Dina Fernández sobre su experiencia en una competencia estudiantil de taekuondo. En él, Dina cuenta sobre el protagonismo de los “dirigentes” deportivos versus el de los deportistas, en ese caso particular, el de Heidy Juárez, pero Dina también ha escrito sobre Teodoro Palacios. El “deporte federado” en Guatemala es otro ejemplo muy claro de un grupo de personas que han hecho su modus vivendi alrededor del “aporte constitucional” que obligadamente sale de los tributos que pagamos los guatemaltecos. El resultado es notorio: muchos millones de quetzales en las manos de los “dirigentes deportivos” que nunca llegan a los verdaderos deportistas.
Y así como esos abundan tantos ejemplos. Los primeros son los políticos, que siempre andan en búsqueda de “llegar al poder”. Pero esa aparente “sed de poder” y en muchos casos hasta una supuesta “entrega hacia los demás” no son más que su herramienta de ventas, como bien lo explicó el Pollo Ronco, para lograr llegar a donde van a poder disfrutar del dinero de los demás. Y esto es igual a todo nivel dentro de la administración pública. Desde los que quieren ser presidentes, hasta los que se conforman con un puesto de concejal en alguna municipalidad, pasando por diputados, alcaldes, ministros, secretarios y una larga serie de etcéteras.
Pero también están los que no se manchan las manos en la política, pero merodean alrededor de los políticos para hacer sus “negocios” con el Gobierno. Estos también caen en la definición de Bastiat, ya que no se les puede llamar empresarios sino que viven a expensas de los demás, no compitiendo sino dependiendo de los “favores” de los políticos.
Es importante que empecemos a reconocer los verdaderos motivos de muchas personas que dicen preocuparse de los demás, pero a la hora de la hora, lo que les interesa es vivir a expensas de ellos.
Artículo publicado en Prensa Libre del jueves 29 de abril de 2,010.