El divorcio confirma la farsa negada y los muestra tal como el propio presidente lo calificó: inmorales.
El descubrimiento de la solicitud de divorcio planteada bajo el secreto de la noche por la “pareja presidencial” confirma la farsa preparada por los Colom y sus cercanos para entronizarse en el poder y establecer una dictadura a lo Chávez en Guatemala. No sólo el fondo sino hasta la forma de hacerlo los pintan de cuerpo entero como personas inmorales, dispuestas a cualquier cosa con tal de aferrarse al poder, pero especialmente al chorro de Q50 mil millones anuales de los tributarios.
Esta trama de seguro les valdrá pasar a los libros de texto como un perfecto ejemplo de los politiqueros que consideran que el fin justifica los medios.
Y no lo digo yo, lo dijo uno de sus principales colaboradores, Orlando Blanco, al justificar el divorcio, cuando dijo que “la moral en la política hay que apartarla”. El cinismo de tal declaración demuestra el desprecio que los uneístas tienen hacia la verdad, al respeto de la ley, a la Constitución, pero especialmente a la población, a quien ven simplemente como un medio para alcanzar sus nefastos fines.
Tan poco les importa lo que diga la ley y la Constitución que realizan un fraude de ley y luego lo cacarean descaradamente a los cuatro vientos. El divorcio es un fraude de ley porque, a través de él, pretenden pasar sobre la expresa prohibición constitucional a los parientes cercanos del presidente. En el campo pagado que publicó la UNE dicen que el divorcio es un “sacrificio por servir al país”. Luego la misma candidata expresó en un campo pagado que “nuestro amor es más sólido que nunca”, pero que aún así se divorcia “por los más necesitados”. En pocas palabras, confiesan que le juegan fraudulentamente la vuelta a la Constitución con tal de seguir aferrados al Guacamolón.
Pero si el fondo no fuese suficientemente malo, la forma fue peor. Por ejemplo, una periodista de CNN le preguntó cinco veces si consideraría divorciarse como opción para optar a la Presidencia, y ella la evadió. Como no le respondió directamente, la astuta entrevistadora le preguntó sobre su relación matrimonial, a lo que contestó que “... estamos en una excelente relación, ... muy bien”. Eso a pesar de que apenas unas pocas horas después (a las 3 de la mañana) presentaron su solicitud de divorcio. Se añaden las declaraciones del presidente Colom de que “divorciarse con fines políticos sería totalmente inmoral”.
Considero que este es un punto de no retorno para las aspiraciones de Sandra de Colom. Aparte de molestar considerablemente a muchísimas personas por el engaño y la desfachatez, creo que sus asesores no le previnieron sobre las consecuencias de una a todas luces frívola decisión de divorcio por la pura ambición del poder y del dinero. Esto no creo que haya caído muy bien en la mayoría de guatemaltecos que todavía valoran la importancia de la familia.
Por si eso no fuera suficiente, tampoco previeron que la figura de “fraude de ley” en Guatemala está muy vinculada precisamente con casos de divorcio en los que el marido, antes de que lo demanden, pasa sus propiedades e ingresos a otras personas para que la mujer no le pueda “quitar” nada. Por lo que este tema es todavía más sensible entre la mayoría de mujeres. Y adivine de qué lado se puso Sandra de Colom: del lado del marido que deja en la calle a la mujer y a los hijos. Su mensaje es claro: no importa hacer fraude de ley, con tal de que uno alcance sus objetivos.
Artículo publicado en Prensa Libre el jueves 24 de marzo de 2,011.
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