Uno de los grandes ejemplos de la empresarialidad.
La semana pasada nos enteramos de la renuncia de Steve Jobs al cargo
de CEO de la empresa Apple. Su renuncia implica que la larga batalla
contra el cáncer lo ha debilitado lo suficiente como para ya no seguir
en el día a día de la empresa. Aunque para muchos esto quizá carezca de
importancia, creo que Jobs es un gran ejemplo y uno de los grandes
líderes de la empresarialidad del que todos podemos aprender algo. En mi
caso particular, he admirado a Jobs desde mis primeros encuentros con
las computadoras en los inicios de los ochenta.
Mi primer trabajo formal fue en una empresa que vendía computadoras
Apple, lo que me permitió dar mis primeros pasos en el mundo cibernético
al teclado de una Apple II. Eso también me permitió jugar con una de
las primeras, si no la primera, Macintosh que tocó suelo guatemalteco.
Pasar de las computadoras, en donde casi todo era texto —menos los
juegos, que la Apple II tenía muy buenos— a un ambiente gráfico como el
de la Mac fue toda una revolución en su momento, al grado de que a
Microsoft le tomó por lo menos una década acercársele.
Ello también me permitió seguir de cerca todos los entresijos de
la lucha corporativa que se desató ente Jobs y John Sculley —a quien
éste había contratado—, que concluyeron con la salida de Jobs de Apple,
uno de sus peores momentos, pero que tiempo después reconoció que fue un
paso necesario para llegar hasta donde llegó.
Un cuarto de siglo después, Jobs ha demostrado que si uno tiene
la visión y el empeño suficientes, puede cambiar el mundo. Según algunos
analistas, y yo los apoyo, él cambió el mundo por lo menos en cinco
ocasiones. Con la Apple II logró que la computadora fuera “personal”.
Con la Mac definió el concepto de facilidad de uso y abrió las puertas
para que cualquiera, sin conocimientos técnicos, pudiese usar una
computadora.
Con el Ipod, aunado al Itunes, cambió para siempre la forma en
que interactuamos con la música y, de hecho, sentó las bases para el
cambio total de la industria musical. Con el Iphone volvió a cambiar el
mundo; esta vez en la industria de la telefonía. Y más recientemente,
con el Ipad cambió nuevamente la manera en la que usamos las
computadoras.
En el ínterin logró que la empresa que inició con su amigo Woz en
el garaje de su casa se convirtiera en la empresa de tecnología más
reconocida y admirada del mundo, y mejoró considerablemente el estilo de
vida a millones de personas alrededor del mundo.
Y eso sin contar la contribución que hizo al mundo cinematográfico
con las animaciones de Pixar, lo que con el tiempo, además, lo
convirtió en el principal accionista de Disney.
A pesar de los fracasos y obstáculos que enfrentó, incluyendo los
de salud, se logró sobreponer, continuar y alcanzar éxitos como pocas
personas lo han logrado. Eso creo que es lo admirable de Steve Jobs, y
lo que podemos aprender de quien pasará a la historia como uno de los
grandes visionarios de la tecnología y del mercadeo. Aun así, y a pesar
de la enfermedad, no se retira completamente, por lo que esperamos tener
todavía Jobs para rato y que nos siga sorprendiendo con nuevas formas
de aplicar la tecnología.
Artículo publicado en Prensa Libre el jueves 1 de septiembre de 2,011.
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