No se necesita más regulación sino menos trabas...
A raíz de la visita, la semana pasada, de uno de los comisionados
para la Competencia de México, se le ha dado énfasis en los medios a la
“importancia” de la aprobación de una Ley de Competencia. Lo que
necesitamos no es una Ley de Competencia, sino que se eliminen las
trabas que existen para competir.
Muchos justifican las leyes de competencia bajo el argumento de que
los mercados son imperfectos y que, por tanto, es necesaria la
participación de los reguladores para “reducir las imperfecciones”. De
entrada, considero que quien argumente que los mercados son perfectos,
no tiene la más remota idea de qué son. Por supuesto que los mercados
son imperfectos. Son imperfectos porque no son más que el resultado de
las cientos, miles o millones de transacciones que se realizan
diariamente por cientos, miles o millones de personas involucradas en el
comercio de algún tipo de producto o servicio.
Las personas que participan en la toma de decisiones que sumadas
constituyen un mercado son —como todo ser humano— imperfectas. Pero
adicionalmente, ninguno tiene ni puede tener toda la información que
existe sobre ese producto o servicio y las transacciones que del mismo
se llevan a cabo cada instante. De ahí que la información no es
perfecta, las decisiones tampoco lo son, y por lo tanto, los mercados
resultantes no pueden ser “perfectos”. Lo que hace que los mercados
funcionen es la información que transmiten a través del sistema de
precios. A través de los precios, una persona en cualquier parte del
mundo puede tomar decisiones aunque desconozca cuáles son todos los
factores que en ese momento inciden sobre ellos.
El punto no es que los mercados sean imperfectos, la pregunta del
millón es ¿cuál es la alternativa? Lo que es válido para todos los
participantes es todavía más válido para un regulador alejado de la toma
de decisiones y que su dinero no está en juego en las mismas: no puede
tener toda la información de lo que pasa. Con el agravante que las
decisiones que él tome serán mucho peores que las que toman diariamente
todos los involucrados, debido al poder que este tiene para alterar el
sistema de precios.
El argumento de que es para evitar monopolios o acuerdos de
precios tampoco es válido. Para evitarlos, lo que se necesita es
eliminar todas las barreras de entrada a una actividad. La única forma
en que son sostenibles los monopolios o los acuerdos de precios es
cuando se obstaculiza exprofesamente el ingreso de nuevos competidores.
Si lo que realmente se quiere es que exista competencia, lo que se
necesita es eliminar todas las trabas de ingreso a cualquier actividad
económica. Si no existen barreras de ingreso, aunque haya un solo
oferente, este no podrá incrementar los precios por mucho tiempo antes
de que la competencia llegue.
El último argumento es el más ridículo. “Somos el único país de la
región que no tiene una ley de competencia y los europeos nos la
exigen”. Si realmente quieren que exista competencia y los “fuerzan” a
tener una ley de competencia, lo pueden resolver de manera fácil. Emitan
una ley de competencia que tenga un solo artículo: “Se anulan todas las
barreras de entrada para cualquier actividad económica”. Y ya estuvo.
Cumplen con el requisito y realmente liberan la competencia. Todo lo
demás es una quimera burocrática.
Artículo publicado en Prensa Libre el jueves 21 de junio de 2,012.
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1 comentario:
Estimado Jorge de acuerdo con usted. Además quienes creen ilusamente en el "regulador" se olvidan que también esta administrado por humanos, tan imperfectos como el mercado -creado por humanos- que llaman así.
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