Aunque aprueben la ley, ¿será que realmente veremos un descenso de la corrupción?
La así llamada ley anticorrupción no hay modo que pase en el
Congreso. A como pinta la situación, lo más probable es que si llega a
pasar, llevará tantas enmiendas procorrupción que su efecto en contra de
la corrupción será mínimo. Lo que es peor, no me extrañaría que los
diputados le logren dar la vuelta a la tortilla y resulte que los
perseguidos y aterrorizados serán los ciudadanos y no los funcionarios
públicos.
Debido al sistema positivista en el que vivimos, resulta que
no es suficiente con que el robo sea un delito, sino que se deben especificar las cincuenta mil y una variaciones
posibles de los robos para que se pueda acusar y condenar a los
ladrones. Si un caso particular de robo no está tipificado en la
legislación, no se puede perseguir efectivamente a los ladrones. De ahí
que tengamos un sistema tan enmarañado y, en muchos casos, disfuncional.
Debido a este absurdo sistema y a la famosa “corrección
política”, se les ha ido poniendo nombres menos “ofensivos” a los
delitos. La corrupción no es otra cosa que un robo. Todos los que son
corruptos —en el contexto de la función pública— lo son porque de una u
otra manera se roban recursos de los tributarios o de los ciudadanos
para su propio beneficio. En pocas palabras, los corruptos, aunque anden
en carros blindados, en jets privados y codeándose con todo el jet-set
local, no son más que viles ladrones que se han apropiado indebidamente
de los recursos de otras personas. Son gente fracasada que no ha logrado
ganarse la vida en buena ley y recurre a robar lo que otros han
generado para dar la apariencia de exitosos.
Es mucho más fácil robarles a los tributarios a través del
Gobierno que directamente, ya que una vez el dinero pasa de manos de los
tributarios a las de los gobernantes, deja de tener un verdadero
propietario que vele por él y cae en las manos de administradores que,
en la mayoría de los casos, están más ocupados en cómo echar mano de
esos recursos para beneficio personal que en cuidar de su buen uso.
Si se intenta robar a una persona directamente, esta no tan
fácilmente cederá la propiedad que le ha costado trabajo obtener y
buscará los medios para protegerla, como por ejemplo, alarmas, sistemas
de seguridad, etc. Y aún si le llegan a robar, dependiendo de las
circunstancias, probablemente hará una acusación formal en contra del
delincuente y existe la posibilidad de que este tenga que pagar por su
crimen.
En el caso del dinero de los tributarios, no hay quien —con
excepción de la no muy efectiva labor de la Contraloría General de
Cuentas— proteja “su propiedad” y esta es fácilmente robada por
funcionarios públicos y sus cómplices fuera del ejercicio público. Si
quiere conocer un ejemplo muy reciente, solo oiga o lea cómo un
funcionario del Hospital General extorsiona a un proveedor para que le
dé“comisión” por entregarle los cheques de pago, situación aireada por
las redes sociales y varios medios.
Así que ahora estamos a la espera de la dichosa ley
anticorrupción para supuestamente poder perseguir a los ladrones que
roban recursos de los tributarios. ¿Será que obtendremos en cambio una
ley procorrupción?
Artículo publicado en Prensa Libre el jueves 27 de septiembre de 2,012.
1 comentario:
Oye Jorge te escribo desde el norte de México. Veo muy interesante el momento histórico que vive Guate. Por favor parece que se esta viviendo todavía las secuelas de la guerra fría. cuando vamos a clarar que ese choque entre izquierdas y derechas no fue sino un aprovechamiento de las grandes potencias por experimentar con nuestro suelo y nuestra gente. Da pena que esa representante de algunos grupos indigenistas La Menchu siga con su resentimiento histórico. Y continué su constante convencimiento. Es tiempo que Guatemala o Centroamérica tome su propio destino. No mas ideologías exógenas que nos han hecho tanto daño
Hoy es el momento histórico para Guatemala (Centroamérica) no lo desaprovechen.Si hay tantas necesidades creo que tambien hay muchas oportunidades.
En este momento deberían de invitar a las naciones amigas y extranjeros a que vengan a Guate y que puedan ayudar a levantarla. Por ejemplo en Venezuela llegan miles de cubanos para adoctrinar a todos se van a todas parte de la nación como ayuda o sea como ovejitas y al fina les inyectan veneno a las masas. o sea su resentimiento social. Imaginen invitar a chilenos ,peruanos incluso algunas naciones de Europa para que lleguen al país gentes con charlas y ayuda a los campesinos y ciudades en el interior,porque en este momento Guate. y por que no decirlo Centroamérica corren gran peligro y no sea que el fin de las izquierdas de aquellos años se cumpla que era el de producir un efecto domino en Centroamérica si cae uno caerán todos. y después seguirá México.
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