jueves, 8 de febrero de 2007

El cuello de botella


La vida será más difícil para quienes vivimos al sur de la ciudad.

Nota: Este artículo, publicado en Prensa Libre, es un resumen del post anterior.

Luego de tres días hábiles de funcionamiento del Transmetro, puedo decirles que la experiencia para quienes vivimos en los "suburbios" al sur de Guatemala no ha sido nada placentera.

Desde que iniciaron los trabajos del Transmetro, mi predicción, por puro sentido común, fue que el cuello de botella iba a ser el embudo que se forma cuando la carretera, que por unos 5 kilómetros tiene 4 carriles, se convierte en una de dos carrilles a partir de la entrada a la Central de Mayoreo, Cenma. Una vez se lograra pasar ese cuello de botella, y ya sin la interrupción de las paradas de las camionetas, el tránsito debería fluir relativamente bien. Esto se lo dije incluso a Fritz García-Gallont una vez que lo entrevisté en la radio, así como a otras personas que laboran en la Municipalidad y en el Transmetro. Ellos me argumentaron que si bien es cierto sí existía ese embudo, el hecho de que sobre los dos carriles de la Aguilar Bátres el tránsito fluyera de manera más rápida, haría que el embudo no lo fuera tanto. Además, se estaban privilegiando los intereses de quienes usan el transporte público, que son la mayoría, por encima de quienes andan en carro. Esa era la teoría. Veamos ahora la realidad.

Vivo apenas unos 3 o 4 kilómetros al sur de la entrada a la Cenma. Obviamente, entre más alejado esté uno de ese punto, más lo afecta el largo de la cola. En el mejor de los escenarios posible (quizá un domingo a las 3 de la mañana) lo menos que hago de mi casa a la oficina son 15 minutos. En el escenario normal en los últimos años, saliendo entre 6 y 7 de la mañana, me tomaba entre 45 minutos y una hora hacer ese recorrido.

Este lunes, salí a las 5:45 de mi casa, y la cola ya llegaba hasta adentro de la colonia donde vivo. Sólo llegar a la carretera me tomó 20 minutos. De allí, casi una hora para llegar a la entrada a la Cenma, y de allí, unos 20 minutos para la zona 10. En un primer análisis, mi teoría resultó correcta, me llevó más de una hora llegar de la colonia a la entrada a la Cenma, y apenas unos 20 minutos de allí a la zona 10.

Ese mismo día, un compañero de trabajo que vive en Amatitlán, salió de su casa a las 5:30 y llegó a la oficina a las 9:05 (3 horas y media). Con anterioridad, salía de su casa a las 7:40 y llegaba a la oficina a las 9:00. Una pequeña diferencia de dos horas.

Los dos días siguientes no fueron muy distintos.

Una temprana evidencia muestra que el embudo en mención es, en efecto, un grandísimo cuello de botella. Lo peor de todo es que se le complicó la vida a quienes andamos en carro, pero también a los que usan el transporte público, ya que ellos también vienen en esa desesperante cola, haciendo que esté muy lejos de ser realidad la promesa de que "aunque se frieguen los que andan en carro, por lo menos los de a pié, que son la mayoría, estarán mejor".

Artículo publicado en Prensa Libre el 8 de febrero de 2007.
Foto Prensa Libre: Esbin García.

Technorati Tags: , , , ,

No hay comentarios.: