No importa que no sepa por quién votar para presidente.
La principal constante en los resultados de todas las encuestas sobre las próximas elecciones que se han publicado es la indecisión. Es tan grande que, si fuera candidata, quizás ganaría la Presidencia en primera vuelta. Pero ese dato estadístico no es más que un reflejo de la decepción de la ciudadanía por el sistema de gobierno actual.
Estamos a poco más de dos meses de la primera vuelta y la gente está indecisa, no sabe por quién votar para presidente, está en el proceso de despejar la ecuación del candidato menos peor.
Aunque es fácil entender que la mayoría de esos indecisos está decepcionada del sistema, es más difícil llegar a las verdaderas causas de la decepción. Le aseguro que la mayoría de los indecisos mismos no logra dar en el clavo de esa razón y se conforma con pensar que, si encontrara al candidato “ideal", otro gallo cantaría.
Sin embargo, la cosa no es así. No importa quién llegue a la Presidencia, con el actual sistema, benefactor-mercantilista, tiene todas las posibilidades de “fracasar” en el intento y que cuatro años después sea tenido como el mal presidente que no cumplió sus promesas y decepcionó a la ciudadanía, la que, una vez más tratará, de encontrar al escurridizo candidato “ideal”. No crea que es por casualidad que ningún partido en las décadas recientes se ha repetido en el poder.
Por eso es mi insistencia en que lo que necesitamos no es que llegue el presidente “perfecto" (que no existe) sino un cambio del sistema. Mientras no se cambie el sistema, cada cuatro años se añadirá un desencanto más, hasta que llegue el día en que los ciudadanos, creyendo que el problema es la “democracia”, optarán por pedir un dictador sin percatarse de que, en lugar de mejorar, van directos al despeñadero (como ya lo están empezando a ver hasta los venezolanos defensores de Chávez).
Y ¿cómo cambiar el sistema?, se preguntará. Pues creo que una buena opción es la propuesta de Pro Reforma (www.proreforma.org.gt), por lo que lo invito a estudiarla y, si lo convence, apoyarla.
Pero como por buena que sea no se puede implementar en el par de meses que nos faltan para las elecciones, le pido que reflexione un poco sobre la única alternativa que tenemos, por el momento, para por lo menos intentar reducir las posibilidades de que se den excesos de abuso de poder en la siguiente administración: evitar las aplanadoras en el Congreso.
Según las mismas encuestas, a menos que se dé alguna sorpresa en los próximos meses, ya está claro quiénes tienen más posibilidades de llegar al Guacamolón. Pues bien, aunque usted no vaya a votar por nadie para presidente, decídase a votar por alguien al Congreso que pueda hacer oposición a las bancadas mayoritarias, especialmente a la que sea la oficial. No serán los diputados “perfectos” (porque tampoco existen), pero por lo menos servirá para balancear un poco el poder. Piénselo.
Publicada en Prensa Libre el 28 de junio de 2007.
1 comentario:
Me imagino que usted ya lo pensó y seguro que si votará por un liberal para presidente, me imagino que si hace un buen voto cruzado votará por los colectivistas, razónelo.
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