La semana pasada no podía salir de mi asombro al enterarme de las “propuestas” del Gobierno para, supuestamente, paliar la crisis de la inflación. Lamentablemente, aunque digan que es “parte del plan de gobierno”, estas propuestas no solucionarán ninguna crisis y más bien suscitarán muchas otras. ¿Tan difícil será aprender de la historia?
Durante más de cuatro años de historia registrada, muchas veces se ha probado utilizar el mecanismo de control de precios para “resolver crisis”, y en todos los casos el resultado ha sido el mismo: desabastecimiento y mercados negros. No puede ser distinto, porque a) nadie va a consumir su capital (que siempre es escaso) al producir cosas que después el Gobierno lo va a obligar a vender a un precio menor de lo que le costó, y b) cuando la gente tiene necesidad de un bien, va a pagar lo que sea (incluso más de lo que el Gobierno dice que tiene que pagar) con tal de obtenerlo. En esas condiciones siempre habrá alguien que se arriesgará a contravenir las disposiciones de los gobernantes, para satisfacer esa demanda, a un mayor riesgo, por supuesto —lo que naturalmente se ve reflejado en el precio—. Un ejemplo actual de esto último es la droga.
Pero no hay que remontarse a lejanas épocas ya que hay varios ejemplos actuales, y son Zimbabue y Venezuela los más destacados. Para aprovechar que el presidente va a viajar a uno de ellos, sería bueno que se informe un poquito de qué ha pasado con los productos de la canasta básica con precio tope.
En pocas palabras, pasaron de ser productos que no todos podían pagar a productos que nadie puede encontrar. Y eso a pesar de las bravuconadas y amenazas de Chávez. Y si ni él, con todo el ingreso que tiene por las ventas de petróleo a los altos precios actuales, ha logrado paliar la crisis con su “socialismo del siglo XXI”, no veo cómo las mismas tonteras van a dar un mejor resultado en un país sin el ingreso petrolero.
Zimbabue, un poco más lejos pero igualmente llevada al despeñadero por las medidas populistas, es quizá el caso actual más emblemático de los ridículos resultados a que pueden llevar los controles de precios.
Para resolver un problema, lo mejor es buscar y eliminar sus causas y no simplemente tratar de contrarrestar sus efectos. En el caso de la inflación, hay que tener claro que la causa siempre es monetaria. De hecho, toda la crisis en Estados Unidos tiene una raíz monetaria. Para evitar la inflación local, lo que hay que controlar no son los precios de los productos, sino las acciones de la Junta Monetaria y el Banguat (de entrada, ¿qué sentido tiene tratar que el quetzal se devalúe a la par del dólar?).
¿Y el precio del petróleo y los productos de la “canasta básica”? No podemos contrarrestar tendencias mundiales, pero sí podemos eliminar los problemas locales, como por ejemplo, es imperativo eliminar el inconstitucional Impuesto a la Distribución del Petróleo. Se deben eliminar también todas las restricciones, tanto de aranceles como de contingentes, a los productos de la dichosa canasta. Si quieren que acá se produzcan muchos más granos, que el Ministerio de Ambiente y Recursos Naturales no impida la producción con transgénicos.
P.S.: lo invito a seguir escuchando el programa radial +Negocios, que conduzco junto con María Dolores Arias, hoy jueves de 19 a 20 horas. por la 100.9 FM y www.radiopolis.info. Hoy nos acompañará José Raúl González Merlo, columnista de Prensa Libre, para hablar sobre el manejo del flujo de caja.
Artículo publicado en Prensa Libre el jueves 17 de abril de 2,008.
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