jueves, 8 de mayo de 2008

No metan mano (II)

A mi criterio, la Junta Monetaria y el Banco de Guatemala están tomando decisiones equivocadas y que nos pueden llevar, por enésima vez, a una nueva crisis. Por si no fueran suficientes todos los desafíos que enfrentamos en el panorama internacional, como la crisis en Estados Unidos, el incremento en el precio del petróleo y el incremento en el precio de los granos básicos, también tenemos que lidiar con los obstáculos y desafíos que los funcionarios locales nos imponen.

Creo que el problema principal radica en el origen, ya que para los funcionarios, fieles a sus creencias económicas, la inflación es el aumento general y sostenido de los precios medidos a través del Índice de Precios al Consumidor (IPC). De allí derivan que tenemos un gran problema de inflación y, entonces, para evitar que la economía se “sobrecaliente”, lo que hay que hacer es meterle freno de mano, caiga quien caiga.

Y el freno de mano ya lo pusieron. Si mira la “tasa líder”, llevan ya varios años subiéndola, 1.75 puntos porcentuales solo en los últimos seis meses, y las consecuencias ya se empezaron a sentir. Las tasas de interés en los préstamos bancarios ya empezaron a subir. Como consecuencia, se ha reducido el crédito, muchos negocios empezarán a frenar y pronto tendremos una crisis similar a la de 1998/1999.

Sostengo que ese punto de vista es equivocado, porque prefiero la explicación de la Escuela Austríaca, para la cual el concepto anterior de inflación solo es una de las muchas consecuencias de la verdadera inflación, pero ignora su principal causa: la emisión monetaria. La definición austríaca de inflación es la creación de dinero más allá de su demanda no causada por el mercado.

Esta inflación ocasionada por la emisión monetaria es responsabilidad de la institución que, bajo el sistema actual, tiene el monopolio de esa emisión: el banco central. Es decir, es el banco central el que la crea y también el que después tiene que ver cómo la “controla”, para lo cual utiliza el referido mecanismo de incrementar las tasas de interés.

Ahora bien, el incremento de precios actual en Guatemala, en buena parte se debe al incremento de precios en productos importados que no tiene su origen en la emisión monetaria; por lo menos no la de Guatemala, porque si nos ponemos a analizar más profundamente el asunto, veremos por ejemplo que el incremento de precios del petróleo en términos de dólares se debe principalmente a la pérdida del poder adquisitivo del dólar, no a que de repente se agotó el petróleo del mundo.

Pero como ellos toman como punto de partida para su razonamiento el IPC (que incluye el componente externo), entonces resulta que tienen que “frenar” la inflación, para lo cual su única salida es frenar la economía. Como decimos en el mundo de la computación: garbage in, garbage out (si entra basura, sale basura). Si utilizan premisas equivocadas, llegarán a soluciones equivocadas. Los que terminan pagando esas decisiones somos todos (hasta ellos), pero especialmente los más pobres.

Lo peor de todo es que, si el banco central no se metiera, por un lado no se frenaría la economía, con todas las serias consecuencias que ello implica, y por el otro, el mismo mercado compensaría los “desajustes” en las tasas de cambio. Mi conclusión sigue siendo que estaríamos mucho mejor si los funcionarios dejaran de meterle mano a la economía.

Artículo publicado en Prensa Libre el jueves 8 de mayo de 2,008.

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