jueves, 29 de mayo de 2008

Tonta estrategia

En el eterno circo, los encargados de “administrar” el dinero de los tributarios siempre están pensando en nuevas formas de sacarles más dinero a los mismos de siempre. Ahora plantean una nueva reforma con la que, según ellos, incrementarán la cantidad de dinero que le podrán quitar a los tributarios; sin embargo, lo más seguro es que su resultado sea todo lo contrario, siendo contraproducente hasta para ellos mismos. Eso, lamentablemente, nunca lo aceptarán y a veces llego a la conclusión de que ni siquiera entenderán.

Argumentan que lo que logran quitarle a los tributarios es muy poco y no lo suficiente para hacer todo lo que quieren para “beneficiar al pueblo”. Siempre dicen lo mismo. Siempre utilizan de excusa la “falta de recursos” para justificar los evidentes fracasos de su gestión. Nunca son ellos los responsables. Nunca les pasa siquiera por la mente que sea su propio enfoque, la intromisión del Gobierno en cosas que no debería hacer, el causante de los problemas. No, para ellos siempre el problema es el dinero. Y entonces la única solución que se les ocurre es obtener más dinero a través de más impuestos.

Lo otro que no entienden es que o le quitan más al que ya está pagando o tratan de quitarle a más personas. No hay de otra. Por supuesto que los sueños húmedos de los burócratas incluirían la suma de los dos: quitarle más a quienes ya están pagando y lograr quitarle a más personas.

Casi en su totalidad, los funcionarios y políticos se decantan por la opción de quitarle más a quien ya le están quitando. Por supuesto, para ellos es lo más fácil de hacer. Ya lo tienen identificado y pueden coaccionarlo. Siguen la ley del mínimo esfuerzo —para variar—. La conclusión lógica desde esta perspectiva es que la única forma de incrementar el dinero que le quitan a los tributarios ya identificados es quitarle más a cada uno. De allí que todas las reformas fiscales que plantean llevan implícito un aumento de impuestos para los identificados —aunque digan que bajaron algunas tasas—.

La otra opción es la que yo propongo, pero no le gusta a los burócratas: quitarle menos a una mayor cantidad de personas. Esto implica reducir efectivamente los impuestos que se le quitan a cada persona o empresa, pero aumentar la cantidad de personas o empresas a las que se les quita.

Ahora bien, esto no se puede hacer de manera despótica, sino voluntaria. Es de la única manera en que funcionaría. Y para ello es necesario reducir y simplificar lo suficiente los impuestos como para que el costo de estar en la informalidad sea más alto que el de la formalidad.

Ahorita sucede lo contrario. El costo de estar en la formalidad es tan alto que más del 80 por ciento de las personas económicamente activas estén en la economía “paralela”. Por ello es que yo propongo, desde hace tanto tiempo, eliminar el Impuesto Sobre la Renta y dejar solo el IVA, precisamente para reducir ese “costo” de estar en la formalidad —entre otras cosas—. Si esto les parece un sacrilegio, una segunda alternativa es reducir el régimen especial del 5 al 2 por ciento.

Pero no es eso lo que están proponiendo los funcionarios, sino todo lo contrario. Subir la tasa del régimen especial y poner más difícil el otro régimen. ¿Cuál cree usted que será el resultado? Obvio: más gente se pasará a la economía “paralela” y los funcionarios seguirán intentándole quitar más dinero a cada vez menos personas. ¿No le parece una estrategia tonta?

Artículo publicado en Prensa Libre el jueves 29 de mayo de 2,008.

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