Esta semana iniciamos una nueva aventura, ahora en ese mundo virtual que tanto ha revolucionado nuestra vida en los últimos tres lustros: el Internet. El nuevo emprendimiento, libertopolis.com, ha resultado ser una experiencia mucho más compleja y enmarañada de lo que esperábamos, pero finalmente logramos que saliera a luz. Creo que es nuestra humilde respuesta a la crisis: hay que innovar.
Como muchos de mis lectores saben, participo en la producción de programas radiales de opinión desde hace más de 10 años. Hace unos meses nos propusimos cambiar nuestro sitio en Internet, y mi socia, Marta Yolanda Díaz-Durán, insistió mucho en que debíamos incluir una cámara web en el estudio, para que los radioescuchas también pudieran ver lo que pasaba mientras estábamos al aire.
Durante el diseño del nuevo sitio, la famosa cámara web tenía, según nosotros, la misma importancia que todo lo demás. Nos preocupamos mucho de la operatividad y facilidad de uso e integración de todos los componentes para que los usuarios pudieran encontrar fácilmente la información que buscan en nuestros programas y veíamos la cámara como un componente más en el lanzamiento de nuestro nuevo canal por Internet.
Como generalmente sucede en todo nuevo emprendimiento, es mucho más sencillo decir lo que uno hará que hacerlo. La tarea fue titánica y nos llevó a todos los involucrados en el proyecto mucho tiempo, desvelos, estrés, adrenalina, alegatos, discusiones, acuerdos y desacuerdos, al grado que apenas unas horas antes de salir al mundo, todavía había componentes que no funcionaban, incluida la famosa cámara a la que debo muchas de las canas que ahora tengo.
Finalmente, esta semana logramos salir al mundo con el nuevo proyecto, y no fue sino hasta ya “montados en el macho” que nos percatamos de la trascendencia de lo que habíamos hecho. Lo que nosotros creíamos “técnicamente” que era lanzar un canal de audio y video por Internet, resultó siendo mucho más que eso: sin quererlo y sin buscarlo, nos convertimos en los participantes de un reality show.
Las personas que se conectan no lo hacen solo mientras transmitimos los programas, sino que se quedan luego más tiempo conectados, apreciando la música que programamos y la bonita vista de la ciudad que tenemos en el estudio. Pero las cámaras web, con esa manía de mantenerse conectadas todo el tiempo, resulta que se han vuelto el instrumento vouyerista por excelencia del siglo XXI (además de Facebook, por supuesto), y luego tenemos a los “libernautas” viendo y comentando todos los enredos en los que nos metemos para mejorar la calidad de la producción. A diferencia de la televisión, por ejemplo, la cámara sigue encendida y transmitiendo durante las pausas, así que todo lo que uno hace, aun en los cortes, está a la vista de todos.
Con todo y que no esperábamos este giro de los acontecimientos, estamos felices. Creemos que en los tiempos de crisis es cuando se presentan las mejores oportunidades y queremos aportar nuestro pequeño grano de arena en ese sentido. No nos debemos amilanar por los retos, sino buscar la manera de enfrentarlos y vencerlos. En eso consiste la empresarialidad, esa que tanto hace falta para que salgamos de la pobreza. Y ese, al final, es el secreto de la felicidad: hacer lo que a uno le gusta. Así que anímese y busque los retos a vencer en esta época de crisis. Y si le pica el vouyerista que todos llevamos dentro, nos puede ver en www.libertopolis.com.
Artículo publicado en Prensa Libre el jueves 5 de marzo de 2,009.
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