En Guatemala se intenta desarrollar una nueva rama de la ciencia económica…
Nuestros gobernantes ahora nos han impresionado, intentando extender los dominios de la ciencia económica al nivel de la astrología, basando sus decisiones presupuestarias en predicciones como salidas de una bola de cristal, al mejor estilo de los astrólogos charlatanes.
¿Será que pronto engrosarán las filas de los candidatos al Nobel de Economía?
“Hay algunos indicadores, incluso en Guatemala, de que comenzamos a salir de la crisis, y aunque puede ser lenta la recuperación, la crisis ya no es excusa para no mejorar la situación tributaria”, expresó el ministro de Finanzas Públicas de Guatemala en una entrevista reciente a Prensa Libre, justificando así un incremento en los impuestos anunciado por el presidente.
Este es el mismo ministro que hace un año declaró tajantemente que por Guatemala no pasaría la crisis. ¿Se recuerda? Utilizó esta afirmación para justificar un incremento en el presupuesto gubernamental para el 2009, el cual casi todos cuestionamos precisamente porque era más que obvio que nos encaminábamos hacia una crisis.
Pues bien, la bola de cristal del ministro no funcionó y este año nos dimos de frente con la crisis. Y, como era de esperarse, la crisis tuvo repercusiones en la recaudación fiscal, lo que obligó a los gobernantes, muy a su pesar, a recortar los gastos (por supuesto que no en “sus” proyectos). Todo el año se la han dado a quejarse de la baja en la recaudación por causa de la crisis y la han utilizado para justificar su incompetencia en resolver muchos de los problemas que aquejan al país.
De nuevo estamos ante la aprobación del presupuesto y las expectativas no son muy buenas, al grado que hasta ellos mismos se vieron obligados a presentar un presupuesto menor al de este año (cosa que no se había visto en décadas). Por supuesto que las malas lenguas indican que esta es solo una estrategia para decir que están preocupados por la “realidad”, pero que su verdadero propósito es que el proyecto de presupuesto no se apruebe, para operar el año entrante con el presupuesto actual.
Lo risible del caso es que el ministro nuevamente ha desempolvado su bola de cristal y ya pronosticó que la crisis pronto se va a acabar, así que no hay razón ni excusa para retrasar una reforma fiscal que le saque más dinero a los tributarios.
Considero que aun si fuera cierta la supuesta “salida de la crisis”, este es el peor momento para elevar las tasas de los impuestos. Como muy bien lo han visto en Alemania, donde representantes de los principales partidos políticos se han puesto de acuerdo en reducir los impuestos para de esa manera incentivar la economía y lograr una sólida recuperación, la situación todavía es precaria y lo que se necesita es incentivar la economía, no frenarla.
Pero no, a nuestros tecnócratas locales no les pasa nunca por la cabeza que lo que se necesita es reducir las tasas de los impuestos para incentivar a los consumidores a consumir más, a los productores que ya están en la economía formal a producir más y a los que no lo están a ingresar en ella. En sus absurdos análisis “ceteris paribus”, consideran que si suben las tasas, la recaudación se elevará proporcionalmente, sin siquiera percatarse de las consecuencias nefastas que ello tiene para la economía y, en última instancia, también para su sagrada recaudación. ¿Tan chueca estará su bola de cristal que ni eso les puede mostrar bien?
Artículo publicado en Prensa Libre el jueves 5 de Noviembre de 2,009.
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