Las personas intelectualmente honestas son de admirar.
Es tan difícil encontrar honestidad intelectual hoy en día, particularmente entre los “líderes”, que cuando uno encuentra algunos de esos casos lo menos que puede hacerse es reconocerlos y ponerlos como ejemplo. Esta semana, me enviaron un artículo que me llamó poderosamente la atención precisamente por esto.
Robert L. Bernstein, quien fuera uno de los fundadores de la organización Human Rights Watch (HRW), su presidente por más de 20 años y presidente fundador emérito actual, publicó hace un par de días un artículo en el New York Times con el que —dice— lamentablemente se tiene que unir a quienes critican a la organización. Su queja tiene que ver específicamente con la situación en Medio Oriente y el conflicto árabe-israelí, en la que argumenta que la posición de la organización está polarizada en contra de Israel, pero hace un interesante relato de cómo se llegó allí y la diferencia entre las sociedades “abiertas” y las “cerradas”.
Explica Bernstein que la misión original de la organización era abrir las sociedades cerradas, defender las libertades básicas y apoyar a los disidentes. Para su referencia, a continuación transcribo (y traduzco) algunos párrafos de su artículo:
“En HRW siempre reconocimos que las sociedades abiertas, democráticas, tienen fallas y cometen abusos. Pero veíamos que tienen la habilidad de corregirlos, a través de un debate público vigoroso, una prensa adversa y muchos otros mecanismos que fomentan la reforma. Por eso fue que buscamos marcar una línea clara entre los mundos democráticos y los no democráticos, en un esfuerzo para darle claridad a los derechos humanos...
“Cuando dejé la presidencia, en 1998, HRW estaba activa en 70 países, la mayoría de ellos sociedades cerradas. Ahora la organización, con creciente frecuencia, hace a un lado su distinción tan importante entre las sociedades abiertas y las cerradas…
“En ninguna parte es esto tan evidente como en el Medio Oriente. La región está poblada por regímenes autoritarios con historiales de derechos humanos horrorosos. Sin embargo, en los años recientes, HRW ha escrito muchas más condenas por violación a las leyes internacionales contra Israel que contra cualquier otro país en la región…
“A la organización le concierne expresamente cómo se pelean las guerras, y no las motivaciones. Para ser exactos, aún las víctimas de agresión están obligadas por las leyes internacionales de la guerra y deben hacer todo lo posible para evitar víctimas civiles. Sin embargo, existe una gran diferencia entre males cometidos en defensa propia y los perpetrados intencionalmente…
“Solo retornando a su misión con que fue fundada y al espíritu de humildad que la animó puede HRW resurgir como una fuerza moral en el Medio Oriente y el resto del mundo. Si no lo hace, su credibilidad sufrirá y su importante papel en el mundo disminuirá significativamente”.
Para comprender mejor la importancia de las declaraciones de Bernstein, solo hay que compararlas con unas más cercanas, como las de Manuel Zelaya, quien hace también un par de días indicó que “bajo un régimen totalitario, los procesos electorales se vuelven un fraude”. Estamos de acuerdo, don Manuel, la pregunta es ¿por qué lo aplica sólo cuando le conviene? Y la pregunta a la “comunidad internacional” es la misma.
Artículo publicado en Prensa Libre el jueves 22 de Octubre de 2,009.
1 comentario:
http://news.yahoo.com/s/ap/20091026/ap_on_bi_ge/us_sci_global_cooling
Espero que usted sea tambien intelectual o ideologimente honesto.
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