Lo perfecto es enemigo de lo bueno.
Los argumentos para oponerse a ProReforma van desde los muy bien pensados e intencionados hasta los verdaderamente absurdos y malintencionados. Uno de los primeros compara la propuesta de ProReforma con una Constitución ideal y perfecta, para luego descalificarla porque no llega a ese ideal y no es perfecta. Creo que ese tipo de comparación es un error; si se quiere comparar con algo, debe comparársele con la realidad actual.
¿Y cuándo se ha hecho esa comparación contra el ideal?, preguntará alguien. Pues se hace siempre que alguien utiliza el argumento de que la propuesta está bien pero debería también incluir esto o aquello, que se debería aprovechar para modificar también esto otro, y así sucesivamente. Y como ProReforma no propone esas cosas adicionales que la convertirían en una propuesta “perfecta” para la persona en cuestión, entonces la descalifica porque no es lo “suficientemente” buena como podría ser.
Y hay que ser muy claros al afirmar que la reforma que se propone no es perfecta, y nunca lo será; a lo más que podemos aspirar es a dar pasos que nos permitan ir mejorando en la dirección correcta.
Pero, ¿por qué no buscar de una vez ese ideal? podría preguntarse más de alguien. Le voy a explicar por qué.
Voy a basar mis argumentos en un proverbio de uso conocido que reza: Lo perfecto es enemigo de lo bueno.
No existe tal cosa como la perfección ni lo ideal. Estos conceptos varían de persona a persona y nunca, pero nunca, se puede llegar a un consenso de que algo es perfecto para todos. Trataré de explicarlo de la siguiente manera:
Como parte de la campaña de difusión de ProReforma se presentaba un anuncio que incluía la fotografía de una chatarra como analogía a nuestro actual sistema de gobierno, y la comparación no podría ser más acertada porque, efectivamente y gracias a un sistema de privilegios e incentivos perversos, nuestro país actualmente es una carcacha oxidada, sin llantas y corroída —y deje eso, agréguele “tirada” y nos entenderemos mejor—. Las instituciones de seguridad y justicia son, en lugar de insecticida, un abono fecundo para que delincuentes nos tengan de rodillas y viviendo en una constante paranoia.
Si usted fuera dueño de una de estas chatarras y quisiera hacer uso de ellas, pensaría primeramente en hacer los cambios necesarios para que el vehículo tenga llantas, que funcione el motor y se apreste a encender, y no pensaría en ponerle aros de aluminio, pintura de la era espacial o instalar un equipo de sonido como el del estadio Santiago Bernabeu.
Hoy los guatemaltecos tenemos en la propuesta de ProReforma la mejor opción para hacer caminar a un país que está totalmente estancado, corroído y desmantelado. Es la oportunidad para empezar a movernos hacia ese futuro mejor que soñamos para nosotros y para nuestros hijos. Seguramente cuando nuestro país haya arrancado y se mueva en una mejor senda que la actual, otros cambios que sean oportunos podrían hacerse, pero lo primero es lo primero y quiero reiterar que lo perfecto es enemigo de lo bueno, y lo único que los argumentos del perfeccionismo ocasionan es el estancamiento y continuidad de ese proceso de podredumbre que nos acerca más y más hacia la debacle del país.
No sé usted, pero yo creo que ya no tenemos tiempo de estar pensando en ponerle alas o un cohete de propulsión a chorro a Guatemala. La decisión está entre la inanición o el movimiento.
Artículo publicado en Prensa Libre el jueves 1 de Octubre de 2,009.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario