El gobierno de Colom se inicia con una mala decisión. El gobierno de Colom no se ha ni iniciado y ya empieza con malas decisiones, como por ejemplo: aprobar la extensión del Impuesto Extraordinario y Temporal de Apoyo a los Acuerdos de Paz, mejor conocido como Ietaap. Esperemos que este no sea un indicativo de cómo será su gobierno.
¿Por qué creo que es una mala decisión? Por varias razones, pero detallo las más importantes.
Primero, una de las promesas de campaña de Colom es que no habría más impuestos, por lo menos el primer año, y ahora resulta que lo primero que hacen es eso. Alguien dirá que no está violando su promesa, ya que el Ietaap no es un impuesto nuevo, sino que ya existía y sólo se está extendiendo, pero esa es una forma muy conveniente y política de taparle el ojo al macho.
Lo cierto es que, hasta el momento, a partir de enero ningún tributario en el territorio guatemalteco tendría que pagar un impuesto conocido como Ietaap, pero ahora resulta que los diputados, liderados por la bancada de la Unidad Nacional de la Esperanza, se están rasgando las vestiduras argumentando que si no se establece que durante el año 2008 esos tributarios paguen el Ietaap, el Gobierno no tendrá suficientes fondos para despilfarrar, perdón, para inversión social, y que, por tanto, hay que aprobarlo también para el año 2008.
Podrán llamarle extensión, aplazamiento, retraso de finalización o cualquier otro engañoso nombre, pero lo cierto es que tendremos que pagar un impuesto que se suponía que no íbamos a pagar.
Segundo, esa promesa rota, aunada al cambio a última hora de reglas pactadas desde hace tiempo (la finalización del impuesto temporal en diciembre de 2007), minan las certezas jurídica y política, tan necesarias para atraer inversiones, especialmente, aquellas de grandes montos y largos plazos que tanto se necesitan para que los guatemaltecos podamos mejorar nuestro nivel de vida.
Tercero, el Ietaap -como su primo hermano, el Impuesto sobre la Renta (ISR)- castiga el rendimiento de las inversiones, y todavía peor que este último, ya que se tiene que pagar aunque no haya “rentas”. Nuevamente, lo que necesitamos en Guatemala para progresar es más inversiones que generen más y mejores empleos. Es la única forma, no hay otra; especialmente, no funciona esa robinhoodesca visión de la redistribución de la riqueza a través de la acción gubernamental.
Y si lo que necesitamos es que vengan más inversiones, lo peor que se puede hacer es ponerle impuestos al rendimiento de esas inversiones. De hecho, lo mejor sería que se empezara a revisar el ISR para bajarlo o, mejor aún eliminarlo, a fin de atraer más inversiones, no hacer todo lo contrario. Para su referencia, la tasa corporativa del ISR en Guatemala es más alta que el promedio de esa misma tasa en todos los países de la OECD (club de los países ricos).
¿Podemos atraer inversiones así? Lo dudo. Pero con el Ietaap, no lo dudo, estoy seguro de que no.
Publicado en
Prensa Libre el jueves 22 de noviembre de 2007.