La catástrofe de la erupción del Pacaya, unida a la tormenta tropical Ágatha, con los muertos, los desaparecidos, los damnificados y los evacuados no hacen más que resaltar las muchas carencias y necesidades que todavía tenemos muchos de los guatemaltecos. Ahora toca emprender la reconstrucción, pero lo más importante es que aprendamos las lecciones que nos dejan estas crisis. La más importante, desde mi punto de vista, es la necesidad de desarrollarnos lo más pronto posible.
Ya existe mucha evidencia empírica e incluso estudios más elaborados sobre la diferencia al enfrentar una catástrofe natural entre quienes tienen un mejor nivel de vida y quienes apenas tienen para subsistir al día. Es incluso de sentido común: quien tiene mejores ingresos muy probablemente va a vivir en lugares y con construcciones más seguras, va a estar más informado y, en general, va a poder reaccionar mejor antes las eventualidades. Así también, en el caso de perder sus pertenencias, probablemente va a tener muchas más posibilidades de rehacerlas y quizá esa misma confianza le ayude en algún momento a no correr más riesgos de los necesarios por “salvar” sus pertenencias.
Yendo un poco más lejos, y tratando de mostrar mi punto con la evidencia alrededor del mundo, y no solamente con lo visto en nuestro país, analicemos los casos más recientes de terremotos en Chile y Haití. En la isla caribeña, el terremoto tuvo una magnitud de 7.5 grados en la escala de Richter y causó la muerte de aproximadamente 200 mil personas. Mes y medio después de esta tragedia, Chile sufría también los estragos de un terremoto, pero este fue de 8.8 grados en la misma escala. La lógica en este caso debería ser la de un mayor número de muertos, tal vez de 300 mil; pero no es así, el número de víctimas no superó los 600, incluyendo a los desaparecidos. La razón, aparte de todos los tecnicismos geológicos, muy probablemente la encontramos en el índice de desarrollo económico: Chile, posición 40; Haití, 146.
Ahondar en el tema con el ejemplo de Japón, constantemente sacudido por sismos, solo ayudaría a reforzar mi teoría. Y escogí los terremotos, puesto que son eventos que se desarrollan en segundos y no dan margen a mucha reacción. Lo que se evidencia claramente es que el desarrollo económico es fundamental para afrontar con mejores y más recursos cualquier tipo de emergencia, ya sea esta un terremoto, inundación, deslave, etcétera.
En el caso de Guatemala queda nuevamente demostrada la alta vulnerabilidad de “los más pobres”, precisamente por eso, porque son pobres y con recursos literalmente nulos para poder afrontar una crisis como la que nos ha tocado vivir. Hoy, al igual que tras los pasos de Mitch y Stan, seguimos en la misma devastación y con poco avance de parte de las instituciones gubernamentales en la atención de los damnificados, especialmente porque, como quieren saludar con sombrero ajeno hasta en desgracias como las actuales, ni hacen ni dejan hacer.
A este paso, cuando realmente nos golpee un huracán (Dios no lo quiera) o nos azote un terremoto, los efectos serán tremendamente devastadores, y muchos de ellos estarán directamente relacionados con la pobreza y el subdesarrollo en que vivimos.
La mejor propuesta contra calamidades para Guatemala es el desarrollo económico. Necesitamos que los gobernantes entiendan que lo que hay que hacer es fomentar la inversión y no desincentivarla. No esperemos a que nos lleve el río.
Artículo publicado en Prensa Libre el jueves 3 de junio de 2,010.
Foto: El lodo que cubrió Ciudad Vieja, cortesía de Estuardo Zapeta
5 comentarios:
Hola, déjame felicitarte por tu blog, los temas que haz posteado son muy interesantes sigue así.
Saludos,
Peru Van Executive
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Jorge, no puedo estar más de acuerdo con tu última columna. Te comparto algo que escribí hace unos días:
¿RESPONSABLES?
1 de junio del 2010. Los guatemaltecos tenemos tres días de estar viendo horrendas escenas de miles de compatriotas que sufren la pérdida de sus viviendas, de la totalidad de sus pertenencias, y lo que es peor; muchos lloran la pérdida de algún ser querido. Aunque no lo quiero generalizar, pareciera denominador común que, en la mayoría de los desastres naturales, quienes más sufren sus embates son aquellas personas que más alejadas están del desarrollo. Los chapines muertos y damnificados de la tormenta tropical Agatha, no son la excepción. Nuevamente; esos muertos y damnificados son chapines de escasos recursos, de condición humilde; que son tan guatemaltecos como vos y como yo; y que probablemente lo único en lo que nos diferenciamos al momento de venir a este mundo fue la cuna donde nacimos.
Al ver tanta miseria, tristeza, desolación y dolor en el rostro de mis queridos compatriotas; no puedo dejar de encolerizar al pensar en que los actuales gobernantes y TODOS los que les antecedieron, son y fueron incapaces de forjar el rumbo correcto para que todos esos chapines que hoy sufren, pudieran estar más cerca del desarrollo y de tener una vida más próspera que los hubiera alejado de tanto dolor. Me refiero a Alvaro, Oscar, Alfonso, Alvaro, Ramiro, Jorge, Vinicio, (y para qué sigo hacia atrás…) sus vices y sus equipos de trabajo. También me refiero a la retahíla de diputados y diputadas que por años han desfilado deshonrosamente por nuestro congreso (con contaditas excepciones, y si vos sos diputado/a lo más seguro es que no sos la excepción a la que me refiero). Todos ustedes, gobernantes y exgobernantes, son los responsables de que tanto chapín hoy esté sufriendo pérdidas materiales y llorando a sus seres queridos y perdidos. Sí! Ustedes, gobernantes y exgobernantes, han tenido en sus manos la posibilidad de cambiar las míseras vidas de tantos chapines, y no solo lo han impedido, sino que conscientemente los han hundido más en el lodo que hoy los ahoga. Ustedes gobernantes y exgobernantes, y todos aquellos que les acompañaron en el trabajo para el que fueron elegidos por nosotros los chapines, con liderazgo e integridad, debieron haber enfocado nuestros recursos y su tiempo en lo que para nosotros es crucialmente importante: que todos los chapines tengamos la oportunidad de progresar y de darle a nuestra familia una vida próspera y feliz! Sin embargo, lo que para nosotros siempre ha sido crucialmente importante, es obvio que poco les ha importado a aquellos que nos han gobernado. Si todos ustedes, gobernantes y exgobernantes, hubieran hecho lo que realmente debieron haber hecho, sin anteponer sus intereses personales (y los de otros malos “guatemaltecos”), Guatemala sería otra: todos los guatemaltecos viviríamos sin temor, con seguridad y justicia; todos los guatemaltecos tendríamos trabajos bien remunerados, que nos permitirían educarnos y tener una vida próspera; y todos los guatemaltecos tendríamos una vivienda sólida y segura, que nos protegería de eventualidades naturales como los que hoy nos enlutan.
Mitch, Stan, y ahora Agatha; en un poco más de una década… ¿estaremos esperando a juntar el ABC de las tormentas tropicales para reaccionar? No debemos soportar más muertes por inseguridad, ni por hambre, ni por pobreza! Exijamos a nuestros gobernantes un cambio real para Guatemala! Exijamos a nuestros gobernantes que se cambie la constitución como ProReforma lo propone! ¿No seremos nosotros -los chapines- los responsables de estar donde estamos, por no exigirle a nuestros gobernantes que cuiden de nuestros intereses?
Raymond Vernon González
A-1 827959
Excelente artículo Jorge, felicitaciones. Estoy de acuerdo en que el motivo de tanta muerte y destrucción es la pobreza. La falta de una infraestructura adecuada es la causante de que haya desastres, y la falta de infraestructura es la escasez de recursos destinados a éste tema. Y no estoy hablando de la inversión del gobierno en infraestructura, pues los privados también construyen infraestructura, y de mejor calidad, generalmente.
Yo lo que pienso es que siempre han existido fenómenos naturales como los que vivimos éstos días, y seguro van a seguir sucediendo, así que la única solución para evitar que éstos fenómenos se conviertan en catástrofes, es mejorar la infraestructura, y eso sólo se logrará cuando las personas tengan la capacidad de pagar por dicha infraestructura.
Estpy en desacuerdo, este artículo se basa en muchas falacias. Las condiciones de los 2 terremotos son distintas, el de Haiti fue cerca de la capital, el de Chile muy lejos. Informense, borregos.
Población de Puerto Prìncipe en Haiti: 750,000 de personas
Muertos en Haiti: 200,000
Población de Concepción en Chile: 1,000,000 de personas
Muertos en Chile: 521
No hay peor ciego que el que no quiere ver...
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