jueves, 31 de mayo de 2012

Es cuestión de huevos

La meta es hacer que tu gallina ponga huevos y vivir de ellos.

Anoche, junto con María Dolores Arias, en nuestro programa radial +Negocios, tuvimos el honor de presentar el nuevo libro del Dr. Eduardo "Guayito" Palacios: Cómo hacerla en la vida. Es un manual de finanzas personales para lograr una vida exitosa, saturado de sentido común. En estas doradas épocas en las que vemos cada vez más obstáculos para nuestro desarrollo, tanto locales como internacionales, lo considero una lectura obligatoria para todos aquellos que quieran una vida mejor. Es también aplicable para los países, pero cada vez dudo más de que a los políticos realmente les interese el bienestar de los demás.

Para ilustrar los principios que aprendió a raíz de una dura experiencia personal con las deudas, Guayito utiliza una simple alegoría de granos, gallinas y huevos. “Los granos son los billetes generados por el trabajo. Cuando logramos que algunos de esos billetes queden en nuestras manos, luego de cubrir nuestras necesidades, obligaciones, comodidades y gustos, es que empezamos a construir nuestro capital, es decir, a engordar o alimentar nuestra gallina. Si el capital lo invertimos en propiedades, nos producirá alquileres; si lo invertimos en bancos, intereses; y, si invertimos en negocios o en bolsa, dividendos, utilidades, ganancias o regalías; a estos llamaremos huevos”.

Así de sencillo: los granos son los ingresos que producimos con nuestro trabajo; la gallina, el capital que logramos ahorrar, y los huevos, los ingresos que ese capital nos reditúa. La meta es hacer que la gallina ponga huevos y vivir de ellos.

Le dedica una buena parte del libro a convencernos sobre lo pernicioso que es endeudarnos por cosas que pierden su valor y no producen beneficios, y a mostrarnos el camino para salir de las deudas de este tipo, lo que considera ser condición sine qua non para la prosperidad.

Otra buena parte del libro se centra en que forjemos la disciplina necesaria para no gastarnos todo el dinero que entra, de tal suerte que podamos alimentar nuestro capital para que en el futuro podamos vivir de lo que este produzca. Y aquí creo que deja de ser simplemente un manual de finanzas y nos lleva a una reflexión más profunda sobre nuestro carácter: ¿Nos dejamos llevar por la emoción de la gratificación instantánea o somos capaces de aplazar la recompensa? Esta sencilla disyuntiva es la diferencia entre el éxito y el fracaso de las personas, de las familias y de los países; y no solo en los temas financieros.

El hecho de que Guayito explique de manera tan sencilla y fácil de comprender estos principios universales no les resta para nada su importancia, y es uno de los mejores métodos que he visto para ayudar a cualquiera —tenga un doctorado o no haya pasado siquiera por la primaria— a entender algo que pocas veces le enseñan a uno cómo manejar sus finanzas personales.

Por muy bien o mal que sus finanzas estén en este momento, le recomiendo que le dé una mirada a este libro, que de seguro le ayudará a prosperar en la vida. Al final, hacerla en la vida es pura cuestión de huevos.

Este artículo fue publicado en Prensa Libre el jueves 31 de mayo de 2,012.

jueves, 24 de mayo de 2012

Es mentira

Los ingresos tributarios no están cayendo por la crisis en Europa, sino por los problemas del paquetazo fiscal.

Como era de esperarse, el paquetazo fiscal iba a tener consecuencias adversas en el crecimiento económico y, como consecuencia, en la recaudación fiscal. Cualquiera -menos quienes impulsaron las reformas- podía prever los problemas que tendría, aunque ni siquiera los más escépticos nos imaginábamos lo nefasta que iba a ser. Lo que más cólera da es ver a los responsables directos de los problemas, empezando con el presidente, tratar de tapar el sol con un dedo.

La semana pasada, cuando ya no se podía ocultar la realidad, los funcionarios de Finanzas dijeron que la recaudación tributaria empezaba a “desacelerarse”, especialmente en el IVA de las importaciones, pero se lavaron las manos olímpicamente —vaya ironía—, diciendo que la culpa era de la crisis en Europa, por causa de Grecia. ¿En qué cabeza cabe que cuando hay crisis en los mercados a los que les vendemos lo que caiga sean las importaciones y no las exportaciones?

Claro. Su arrogancia no les permite aceptar que la “desaceleración” es una consecuencia directa de las trabas absurdas que la nueva legislación —y eso que solo se ha empezado a implementar una parte— les ha cargado a los tributarios. Ellos no parecen entender que el costo de no tener un producto hoy es altísimo. Que una venta que pierdo porque el cliente necesita el producto hoy y yo no se lo puedo proveer es una venta que nunca haré.

En los meses que le ha llevado a la SAT “entender” la nueva legislación, he conocido historias, cada una más trágica que la anterior. Una amiga tuvo su negocio más de un mes sin su producto estrella porque se tardó cuatro semanas en sacarlo de aduanas, cuando antes se tardaba tres días. En la empresa de otra amiga, que importa productos para toda Centroamérica, tuvieron que cambiar completamente sus canales de distribución. Antes traían las cosas a Guatemala y de aquí las distribuían. Desde el mes pasado movieron sus operaciones a Honduras y ahora desde allá las envían.

Uno de los peores fue el caso de un radioescucha que tuvo que despedir a cien empleados porque no podía sacar la materia prima de las aduanas. ¿Creen los señores de Finanzas que el dinero se produce en árboles o por generación espontánea? ¿Cómo quieren que crezca la economía, y por ende la recaudación fiscal, si lo único que saben hacer es ponerle trabas?

El premio se lo llevó el presidente, que fue a dar una vueltecita por Santo Tomás, el sábado, y declaró: “Hice un recorrido, y no hay colas, no hay problemas, todo estaba ordenado. Se habla de retrasos, pero no existen”. Su vuelta por la aduana me recordó los viajes que les daban a los turistas y políticos extranjeros en la Unión Soviética, y los llevaban a una comunidad “modelo”, de la que regresaban hablando maravillas porque nunca llegaban a conocer la realidad, solo el escenario que montaban para ellos. Sálgase de la rosca, y trate de entender a quienes quieren producir y su administración no los deja.

Según me cuentan, poco a poco han ido mejorando los tiempos en la aduana, pero el daño ya está hecho. Los que se fueron, se fueron. Los que cerraron, cerraron. Y eso que solo se ha implementado una parte de la legislación. ¿Cómo estaremos cuando se implemente el resto?

Artículo publicado en Prensa Libre el jueves 24 de mayo de 2,012.

jueves, 17 de mayo de 2012

Intereses en conflicto

El problema, señor presidente, es precisamente el tráfico de influencias…

Ahora que empezamos a conocer dudosas transacciones en la administración del PP, es importante que los funcionarios —si realmente están interesados en la transparencia— entiendan cuál es el fondo del asunto y que el problema es, precisamente, el tráfico de influencias.

En algunos casos, como el de un diputado oficialista, el del secretario privado de la Vicepresidencia y el del subsecretario de la SAAS, los funcionarios habían estado vinculados a las empresas, siendo incluso sus representantes. Previendo la cercanía de llegar al poder, “cumplieron con el formalismo” —según las mismas palabras del presidente— de desvincularse legalmente de ellas, aunque siguen “vinculadas” a sus familiares o amigos. Y apenas llegaron al poder, lo aprovecharon para que las empresas —ahora supuestamente de sus familiares o amigos— se vieran favorecidas con contratos millonarios.

En una entrevista al presidente, publicada el martes en un matutino, cuando se le dice que amigos o familiares de los funcionarios continúan al frente de esas empresas, responde:

“Correcto, pero de ellos hay una desvinculación legal, eso fue lo que reportaron. Lo que hicieron fue cumplir un formalismo. ¿Qué es lo que tendríamos que cuidar ahora? ¿Qué es lo que tendría que cuidar la Secretaría de Transparencia? ¿Qué tendría que cuidar la misma Contraloría General? ¿Qué tendría que cuidar la Fiscalía contra la Corrupción? Lo que se tiene que cuidar es que no vaya a haber tráfico de influencias”.

El mismo presidente reconoce que esta “desvinculación” legal no es más que un formalismo para acceder al poder. Lo que parece no colegir es que la falsedad de ese “formalismo” es la que prepara el escenario para el tráfico de influencias.

Hablando con unas personas hace unos días, me hacían énfasis que en la legislación no existe una prohibición expresa para contratar empresas de familiares y amigos, y que, por tanto, se puede hacer. —No estoy de acuerdo en ese positivismo jurídico, pero eso es tema de otra discusión—. Pues aunque no se cometa un “delito” —y pareciera ser que esa es la postura del presidente—, sí considero que existen muchos conflictos de interés que abonan a la corrupción.

Y es precisamente por estos conflictos de interés que se ha buscado mecanismos que intenten minimizarlos, como, por ejemplo, las restricciones de la Ley de Compras y Contrataciones para que se hagan procesos abiertos en los cuales cualquiera pueda participar y sea más difícil que los funcionarios discrecionalmente decidan cómo gastarse los fondos de los tributarios.

Lamentablemente en el actual gobierno, al igual que en los anteriores, le han jugado la vuelta a estas restricciones a través de las compras directas y las compras por excepción, al grado que, según una investigación de la bancada de Encuentro por Guatemala, más del 90% de las compras en esta administración se han hecho a la sombra de esos procedimientos.

¿Quieren que les creamos que su “discurso de la transparencia no es del diente al labio”? Demuéstrenlo haciendo correctamente las cosas, y no saltándose las trancas.

Artículo publicado en Prensa Libre el jueves 17 de mayo de 2,012.

jueves, 10 de mayo de 2012

Aislados

La legislación es tan absurda que podría aislarnos del comercio internacional...

Como si no fueran suficientes los problemas e incentivos perversos que establece la nueva legislación fiscal aprobada de urgencia nacional por los irresponsables diputados, también podría lograr lo que décadas de mercantilismo no lograron: aislarnos del comercio internacional.

La Ley Aduanera Nacional contenida dentro del paquetazo fiscal, amén de otras regulaciones establecidas en la Ley Anti Inversión II, han tenido como efecto práctico echar por la borda décadas de trabajo encaminado a lograr que el comercio tuviese la menor cantidad de obstáculos. Procesos que se habían logrado reducir a una hora, que eran el modelo a imitar en toda Latinoamérica, ahora se toman dos días. Por si no le salen los números, este es un incremento del 4,800%. Proeza lograda por la “negociación” de diputados ignorantes que aprobaron algo que no conocían —vaya novedad—, con la complicidad de voraces funcionarios encandilados por el brillo de los fondos de los tributarios y de “técnicos” que, por lo visto, no tienen la más mínima idea de lo que representa perder ventas por culpa de desgraciados trámites burocráticos.

Lo peor es que todos ellos, en su ignorancia, incompetencia e insensatez, realmente creían que con la aprobación de semejantes mamarrachos de legislación iban a incrementar considerablemente la recaudación tributaria. Claro, quienes nunca han tenido que sudar la gota amarga para pagar una planilla no comprenden las situaciones cambiantes del mercado y creen que todo funciona en la vida real como decían los problemas que alguna vez leyeron en los libros de texto. De seguro se les pasó por alto leer la nota aclaratoria que dice que esos problemas se hacen ceteris paribus —permaneciendo todas las demás cosas iguales—, lo que no existe en la realidad. Ignorantes de este factor, creen que no importa cuánto le incrementen a uno los costos —no solo en impuestos, sino en tiempo, trámites, seguros, etc.— seguirá vendiendo lo mismo o todavía más. ¡Insensatos!

La nueva legislación es absurda. Establece que las facturas de importación deben venir tan detalladas que los importadores guatemaltecos se han convertido en el ridículo internacional al solicitarlas así a sus proveedores.

La justificación para tantos ridículos es que algunas personas han “burlado” a las autoridades y que entonces, para cerrar las puertas a esas burlas, clavan a todos por igual. En lugar de ver cómo hacen para que el sistema funcione mejor y ser ellos más eficientes en encontrar a quienes los “burlan”, prefieren cerrarle la puerta a todos. Quién sabe, tal vez su lógica sea que si no hay ningún comercio, nadie tendrá oportunidad de verles la cara.

Las pérdidas ya ocasionadas por la nefasta legislación suman decenas y quizá centenas de millones de dólares. Ante el desprecio de los funcionarios, a los importadores y productores no les ha quedado otra que interponer un recurso de amparo en la CC para dejar en suspenso toda la Ley Aduanera Nacional. Ojalá que los magistrados entiendan la severidad del problema y los amparen provisionalmente. Si lo entendiera, el presidente se daría cuenta de que esta es la mejor solución para el problema en que lo metieron sus ineptos achichincles...

Artículo publicado en Prensa Libre el jueves 10 de mayo de 2,012.

jueves, 3 de mayo de 2012

La única forma

Sólo se puede salir de la pobreza creando riqueza; todo lo demás es un espejismo…

La semana pasada expliqué por qué creo que en programas como el de repartición de fertilizantes quienes se benefician son los que venden, los que compran y los que reparten los productos y no quienes los reciben, mucho menos quienes los pagan. Este esquema nunca va a sacar de la pobreza a los pobres. Sólo se sale de la pobreza creando riqueza. Y esa no es la forma de hacerlo.

Por eso es que no importa cuánto se despilfarre en estos programas, los pobres se mantendrán en la miseria, mientras que algunos cuantos “empresaurios” y funcionarios engordarán sus chequeras y se reirán de los incautos que sinceramente creen que esa es la forma de ayudar a los pobres, sin comprender que los están condenando a la miseria eterna.

A este respecto, me gusta mucho una aseveración que hizo Benjamín Franklin hace casi 250 años: "Yo estoy en favor de hacer el bien a los pobres, pero difiero en mi opinión de los medios a utilizar. Creo que la mejor forma de hacerle bien a los pobres es no hacerles fácil la pobreza sino guiarlos o empujarlos fuera de ella. En mi juventud viajé mucho y observé en diversos países que mientras más provisiones se hacían para los pobres, menos proveían ellos para sí mismos, y por supuesto se hacían más pobres. Por el contrario, mientras menos se hacía por ellos, más hacían ellos por sí mismos y se enriquecían".

Esta no es más que una forma elaborada del proverbio antiguo de que si le da a un pobre un pescado le quitará el hambre un día, pero si le enseña a pescar se la quitará para toda la vida. Hago énfasis en la parte que dice “guiarlos o empujarlos fuera de ella”, porque creo que ese es el camino a seguir, y ni siquiera me refiero a hacerlo con los fondos de los tributarios. No hay necesidad de buscar ejemplos en otros lugares o épocas, ya que en la actualidad abundan aquí en Guatemala.

Mientras que los gobiernos han despilfarrado infructuosamente miles de millones de quetzales sin resultados que mostrar para tan descomunal gasto, encontramos muchos ejemplos que, sin la “ayuda” de los gobernantes, han logrado dar un paso cualitativo considerable para salir de la pobreza. En muchos casos no se requiere de grandes inversiones ni mucha tecnología, simplemente alguien que les indique cómo cambiar de siembras y dónde venderlas. No se necesita mucho más.

En alguna de las crónicas de la experiencia del presidente en el área rural el fin de semana pasado se narraba la dependencia del cultivo de maíz. Pues muchas familias guatemaltecas han pasado de la más profunda pobreza a un mucho mejor nivel de vida con tan sólo un cambio de siembras en las mismas parcelas que antes utilizaban para el maíz, incrementando su nivel de vida en 10, 20 o más veces.

Por eso es que llora sangre que los políticos nos vengan con el cuento que se van a gastar Q460 millones para ayudar a los campesinos, con poco o nulo resultado, cuando con muchísimo menos dinero, se podría realmente crear mucha riqueza en el campo. ¿Será que quieren sacar a la gente de la pobreza, o mantenerla en la misma para tener excusa para seguir saqueando las arcas públicas? 

Artículo publicado en Prensa Libre el jueves 3 de mayo de 2,012.

Foto: Cooperativa Nueva Esperanza R.L.