Para mi no hay duda, me voy por ProReforma.
Ahora que ya se conocen las reformas constitucionales propuestas
por Otto Pérez Molina y sus asesores, con mayor seguridad puedo decir
que no estoy de acuerdo con ese paquetazo constitucional y sostengo que
si se van a hacer reformas a la Constitución, las que deben hacerse son
las de ProReforma. Luego de ser invitado esta semana a una
presentación de las reformas y participar en la sesión de dudas y
sugerencias, estoy convencido de que no puedo apoyar estas reformas.
Estoy también más convencido que nunca de que la propuesta que se debe
apoyar es la de ProReforma.
Creo importante recalcar que debemos ser conscientes de la
importancia y trascendencia que una reforma a la Constitución tiene. Si
hasta con la legislación ordinaria se debe ser muy cuidadoso de
considerar todos los efectos que la misma puede tener, no solo sobre un
grupo de personas sino sobre todas las personas y no solo en el corto
plazo sino también en el largo plazo, para los cambios a la Constitución
se debe ser todavía mucho más minucioso en ese análisis, lo que
considero no se ha podido hacer con la referida propuesta, ni siquiera
por los mismos que la están proponiendo. ¿Y cómo me atrevo a declarar
semejante cosa desconociendo el proceso que han llevado? Simple: el
mismo presidente indicó que le han dedicado mes y medio a este proceso.
Es imposible, en tan poco tiempo, considerar todas las consecuencias que
pueden tener. Para su referencia, la elaboración de la propuesta de
ProReforma le llevó a un grupo de personas más de 10 años.
La mejor prueba de esa falta de consideración de todas las
probables consecuencias me la dieron ellos mismos durante la
presentación a raíz de un tema relacionado con la libertad de expresión
que yo saqué a relucir con una de las reformas, el cual, a juzgar por su
reacción, ni siquiera les había pasado por la mente. Quiero creer que,
por lo menos en el caso del presidente esto es cierto, aunque tendría
serias dudas en considerar que más de alguno de sus asesores sí lo había
pensado y no había dicho nada para que se aprobara así y después
aprovecharse de ese “error”.
Pero esta es solo una probable consecuencia —entre muchas otras
que la misma oración podría tener en toda la actividad productiva del
país— de un solo párrafo de las reformas. ¿Cuántas miles de otras más se
les habrán pasado por alto? Y lo que es todavía más inquietante,
¿cuántas probables consecuencias sí consideraron ellos con estas
reformas las cuales todavía no hemos podido descifrar? ¿La reelección?
Está a la vuelta de la esquina como se le salió a uno de los asesores:
“Solo tomará una reforma y no dos”.
Entre las reformas propuestas por los acuerdos de paz —que el
presidente y sus asesores confirmaron que en su mayoría se incluyen en
estas reformas— y las demás añadidas por ellos, considero que, en
general, estas reformas tienden a debilitar el poder de los ciudadanos y
fortalecer el poder de los políticos.
Lamento sinceramente que los políticos tengan una visión tan de
corto plazo. Siguen sin entender que el poder es efímero y que 4, 8 ó 12
años más tarde, ellos y sus descendientes serán quienes deban sufrir
—junto con todos los demás— los abusos de poder del dictador de turno.
Artículo publicado en Prensa Libre el jueves 26 de junio de 2,012.
1 comentario:
No existe duda que las intenciones de modificar la constitución es para hacerse un "tacuche a la medida"...en nada resuelve la pantomima de reforma la problemática nacional. Así como las recién impuestas reformas fiscales han sido producto de la improvisación y la ambición desmedida, las actuales propuestas solo apoyarán nuestro estado de pueblo mediocre y sin esperanza.
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