jueves, 27 de noviembre de 2008

Cocidos estamos

El caldo ya se coció, y a pesar de todas las señas que se hicieron, el “honorable” Congrueso nuevamente aprobó un presupuesto deficitario, insano, y sin tomar en cuenta la situación que actualmente atraviesa, no solo Guatemala, sino el resto del mundo.

El presupuesto es deficitario porque nuevamente los gastos son superiores a lo que “calculan” los expertos que se va a recaudar. Se recurrirá al endeudamiento y a más impuestos para cubrir las aberraciones de siempre, que ahora este gobierno decidió llamar “justicia social” y “solidaridad”. Cubrir un presupuesto de ese tamaño implicará recurrir a un mayor endeudamiento, que no es más que futuros impuestos, lo que es doblemente empobrecedor, pues dispararán las tasas de interés, volviendo todavía más restrictivo el acceso al crédito. Ni habían terminado de aprobarlo y ya estaban pensando en incrementar los impuestos y sacarse de la manga algunos más para continuar esquilmando a quienes los pagamos para alimentar a la pobre criatura, que entre más grande más come.

El presupuesto también es insano, puesto que nuevamente los rubros a los que se les debería dar prioridad han quedado relegados muy por debajo de la “inversión social”. Las asignaciones a justicia y seguridad permiten nuevamente que los dueños de lo ajeno y aquellos delincuentes y secuestradores que nos tienen de rodillas continúen haciendo de las suyas, a sabiendas de que no se les atrapará porque las fuerzas de seguridad no cuentan con recursos, y que en el remoto caso de ser atrapados, la justicia no hará más que darles una pequeña palmadita en la espalda, pues ésta no cuenta con los recursos necesarios. En todo caso, ya tienen la excusa perfecta, porque el chantajista de Colom dijo que si no le aprobaban su presupuesto de Q53 mil millones, que nos olvidáramos de la seguridad.

Para su referencia, si tomamos el presupuesto en números redondos y lo comparamos con el número de personas que integra la Población Económicamente Activa (PEA, aproximadamente unos siete millones), tenemos que cada uno de nosotros aporta alrededor de Q7 mil anuales para los gastos del Gobierno. Y aunque nos quieran babosear con que solo los ricos pagan impuestos, resulta que todos pagamos. Todos pagamos nuestra parte de los impuestos en cada producto que compramos cada día, porque de allí, del precio de venta de los productos, salen todos los recursos para pagar todos los costos de las empresas, incluyendo, por supuesto, los impuestos.

Nuevamente el Gobierno aprobó un presupuesto fuera de toda lógica y contra todo sentido común. Y lamentablemente seremos nosotros quienes pagaremos el pato con los nuevos impuestos que, como el ISO, harán que las inversiones y los capitales que necesitamos para crear riqueza huyan despavoridos a otros países que sí han comprendido que un aumento de impuestos no es la mejor manera de salir de una crisis. Y como si fuera poco, los impuestos a la matriculación no harán más que elevar los precios de los vehículos, sean éstos nuevos o usados, golpeando nuevamente a aquellos que prefieren comprar un vehículo antes de sufrir la paranoia de subirse a un bus.

El vehículo está peor que chatarra y ya no camina más; no importa quién lo conduzca, hay que cambiarlo. La única solución es un cambio en el sistema, por eso yo apoyo ProReforma y lo invito a que usted también lo haga: www.proreforma.org.gt

Artículo publicado en Prensa Libre el 27 de noviembre de 2,008.

jueves, 20 de noviembre de 2008

Guerra de Impuestos

Primero fue el chantaje, ahora la guerra. Esa se está perfilando como la forma de gobernar de los Colom Torres. Una guerra en la que, para variar, nosotros ponemos las víctimas y ellos se quedan con los “beneficios”. No se le puede llamar de otra manera. Y eso es lamentable.

Las actitudes de Álvaro Colom y demás funcionarios nos dejan entrever a lo que están dispuestos a llegar con tal de lograr sus objetivos.

La fallida “manifestación” del martes, que nos ha de haber costado a los tributarios no menos de Q3 y medio millones, es apenas el inicio de algo que puede incluso llegar a los niveles de confrontación a los que se está llegando en Nicaragua o en Venezuela, donde ya Chávez amenazó que “defenderá” los resultados de las elecciones con tanques, el ejército y todo lo que tenga a la mano.

Es ese tipo de confrontación al que nos quieren llevar los actuales gobernantes en su empecinamiento por lograr la aprobación de nuevos impuestos y un altísimo presupuesto. Porque lo de el martes solo es una muestra de hasta qué punto de confrontación están dispuestos a llegar con tal de lograr sus objetivos.

Digo que fue fallida, ya que no lograron lo que querían que era que todos, pero especialmente los diputados, se asustaran y dijeran que sí a todas sus peticiones, especialmente a la absurda decisión de querer aprobar de “urgencia nacional” el presupuesto general de malgasto de los políticos.

Hasta el momento que escribí este artículo, todavía no habían logrado que se aprobara dicha moción, aunque seguían intentando.

Lo importante de todo esto es que los políticos deben entender que los ciudadanos no somos sus súbditos y que nos debemos plegar ante cualquier arbitrariedad que a ellos se les ocurra, que simplemente debemos agachar la cerviz y resignadamente obedecer sus órdenes. Nada qué ver. Ellos apenas son nuestros empleados y están para servirnos, no para servirse de nosotros, que es lo que usualmente acostumbran.

Siempre salen con el argumento de que nunca es buen momento para subir los impuestos, así que igual da que lo hagan ahora que estamos en crisis que en cualquier otra ocasión. Pero lo que no entienden es que si quieren incrementar la recaudación, aún en épocas de crisis, lo que deben hacer es reducir las tasas, lo que permitirá ampliar la cantidad de personas y empresas que pagan impuestos —recordemos que más del 80 por ciento está en la economía informal— y de esa manera no solo permitirán que las empresas se puedan ajustar a la época de crisis, sino que adicionalmente lograrán incrementar sus ingresos fiscales. ¿Tan difícil es entender esto?

Si siguen empecinados en incrementar las tasas de los impuestos, lo que lograrán es ahondar más la crisis. Si no me quieren creer a mí, que vean sus propios indicadores: el IMAE tiene ya bastantes meses de venir en caída libre. ¿No es eso su propio indicador de que la cosa no está bien? Pero si lo que quieren es guerra, lo más probable es que eso sea lo que consigan. Lástima…

Especial de impuestos: no se pierda el especial de los impuestos, el hoy y mañana, de 18.00 a 19.00, por la 100.9 FM y www.radiopolis.info.

Vdeluto.org: ahora, con más razón, haga escuchar su voz. Mañana viernes, vístase de negro, y si puede acompañarnos, estaremos a partir de las 18.00 horas, en El Obelisco, para manifestar nuestro descontento con la subida a los impuestos y la corrupción.

martes, 18 de noviembre de 2008

Campesinos acarreados al Obelisco por el gobierno



Estas fotos las tomé el martes 18 de noviembre a las 7:00 a.m. en el Obelisco. Son campesinos acarreados por el gobierno para "manifestar a favor del incremento a los impuestos". Los llevaron en varios microbuses. De una camioneta agrícola de reciente modelo bajaron la comida (hasta una estufa armaron).

viernes, 14 de noviembre de 2008

Las lágrimas más amargas

"The bitterest tears shed over graves are for words left unsaid and deeds left undone".

"Las lágrimas más amargas derramadas sobre las tumbas son por palabras que no se dijeron y acciones que no se realizaron"

Harriet Beecher Stowe

jueves, 13 de noviembre de 2008

No más presupuesto

El cocimiento del oneroso caldo, oficialmente conocido como presupuesto de Ingresos y Egresos de la Nación del 2009, aún no tiene la suficiente leña, ni siquiera para el “sancocho”.

Esta semana, el Ejecutivo y el Cacif continúan enfrascados en un tira y encoje del monto al que debería ascender el presupuesto, tomando en cuenta que estamos de nuevo en crisis y a las puertas de entrar en estado de coma, por la recesión que ya empieza a sentirse en EE. UU.

El presidente Colom, máximo representante de la “unidad” y del “diálogo” —del que tanto alardeó en sus mítines como candidato—, al primer “no” del Cacif, envió al ministro de Finanzas a “negociar” en el Congreso, lo que seguramente tratarán de aprobar, a pesar de las señales inequívocas que el sentido común, las estadísticas, los ejemplos alrededor del mundo y los ciudadanos comunes y corrientes les envían.

Que no es populismo, dice el presidente, sino inversión social, y tratan de disfrazar y maquillar con efectos especiales el paquetazo que, como casi todos los años, se incrementa e incrementa, sin que los ciudadanos que pagamos impuestos y mantenemos al Gobierno podamos esperar que la cosa mejora, sobre todo en seguridad y justicia.

Las explicaciones de que la gobernabilidad de país, que el gobierno debe enfrentar la crisis, de la protección a los sectores más vulnerables, de que hay que mantener el déficit en cierto porcentaje, de que todo el mundo lo hace, son puras falacias que escucho desde que tengo uso de memoria, de gobernantes que no hacen más que tratar de “redistribuir” la riqueza y equiparar a todos en una pobreza generalizada.

Los guatemaltecos siempre hemos vivido en crisis, en una crisis crónica que, ahora, se puede convertir en un verdadero coma económico, por los sucesos ya por todos conocidos. Más impuestos para “inversión social” no harán más que socavar nuestros ingresos reales, para continuar con el círculo vicioso de la pobreza, que sin inversión nos condena a no salir de la miseria en la que nos encontramos.

Pero parece que el discurso que les enseñó el viejo loro no hace reaccionar a los gobernantes ante las sanas medidas que otros países disponen. Bajar impuestos, sobre todo los directos que tanto ahuyentan la inversión productiva, la reducción del gasto público y del tamaño de los gobiernos. Si utilizamos la analogía del barranco y vemos que otros países toman el camino llano para no caer en el precipicio, ¿por qué seguimos empeñados en practicar tan peligroso deporte extremo?

La creatividad de los legisladores deslumbra, puesto que más vale comprar un carrito usado, porque no le cobran impuesto, y qué decir de la abominación idiomática de mezclar impuesto y solidaridad en un solo concepto.

Señores, la fórmula se ha repetido incesantemente, aunque aumenten el presupuesto, aunque suban impuestos, aunque digan que es para los desposeídos, en lugar de decir que van a regalar y despilfarrar el dinero, aunque repitan y repitan la fórmula, la situación no mejorará.

Ya llevamos 25 años de vida democrática repitiendo la misma fórmula, ¿no será que ya es necesario cambiar el sistema para salir adelante? Por eso, apoyamos el cambio del sistema por medio de ProReforma.

Especial de impuestos: No se pierda el especial de los impuestos, el lunes 17, de 6. 30 a 8 horas, y del 18 al 21, de 18 a 19 horas, por la 100.9 FM y www.radiopolis.info.

Artículo publicado en Prensa Libre el jueves 13 de Noviembre de 2,008.

viernes, 7 de noviembre de 2008

Nuevos Confidenciales

“Quien no sigue consejos no llega a viejo”, reza un refrán popular en alusión a aquellas sugerencias que pueden hacer nuestra vida un poco menos trabajosa. Pero dicho refrán no aplica para el Consejo de Cohesión Social, presidido por la no electa primera dama de la Nación, Sandra Torres de Colom.

Esta nueva institución parasitaria es una réplica aumentada, pero con un nombre más políticamente correcto, de los famosos “gastos confidenciales” que manejaban los presidentes en el pasado reciente.

La comparación de la razón de ser de ambos es sencilla: es casi imposible supervisar los gastos que se hacen de dichos recursos que salen del presupuesto de malgasto de los políticos y socavan los bienes que podrían utilizarse en dar seguridad y velar para que haya justicia.

Antaño, los políticos argumentaban que los confidenciales eran para aquellos gastos “emergentes” que no podían esperar a pasar por todo el proceso normal de compras. Algún presidente más cuerudo de lo normal llegó al extremo de decir que eran parte de su salario y que, por tanto, el quedárselos no era un robo ni corrupción.

Cuando en enero de este año fue “instalado” el famoso consejo, el presidente afirmó que su función principal sería fortalecer programas sociales de ministerios ya existentes. El caballito de batalla de “erradicar la pobreza y la extrema pobreza” salió a relucir para justificar su existencia y acallar la oposición al mismo.

Lo que si es cierto es que tendrá ingerencia directa sobre el gasto de casi Q2 mil millones anuales, además de la capacidad de aprovechar los “estados de calamidad” para gastar cualquier cantidad de recursos, saltándose la Ley de Compras y Contrataciones del Estado, uno de los pocos mecanismos que existen para restringir, aunque sea un poco, la creatividad de los corruptos.

Pero la cosa no termina allí. No solo hay duplicación de funciones entre el famoso Consejo y algunos ministerios, no hay transparencia alguna en la utilización de los fondos al grado que ni los mismos funcionarios que trabajan en él pueden explicar a cabalidad cuánto se ha gastado en qué, sino que, además, quien preside dicho Consejo ¡o sorpresa!, es nada más y nada menos que un personaje que no tiene cargo público. Sandra de Colom no es una funcionaria pública electa por sufragio universal, y el que sea esposa del presidente aparenta ser la única razón para que dirija dicha institución. Esto no sería problema si a ella se le nombrara como una funcionaria pública (así como se nombra a cualquier ministro) con todas las obligaciones y responsabilidades que tal cargo implica.

Pero como no tiene un verdadero cargo en la administración pública, la cosa está un poco peor que los gastos confidenciales, puesto que al no ser una funcionaria, a doña Sandra no se le puede hacer responsable ni pedir cuentas por los fondos desperdiciados en la inútil lucha contra la pobreza, que tratan de vender como la razón de ser del Consejo.

Ella argumenta que el problema no es que no se puedan fiscalizar los fondos, sino que los de la oposición no saben cómo hacerlo, pero aún, si ese fuera el caso y en algún remoto momento “aprendieran” cómo fiscalizarla correctamente, igual no la podrían responsabilizar de nada ya que, para efectos legales, ella no tiene ninguna culpa en el entuerto.

Así que si seguimos con este consejo, lo más seguro es que llegaremos a viejos, pero mucho más pobres y esquilmados de lo que ya estamos.

Artículo publicado en Prensa Libre el jueves 6 de Noviembre de 2,008.