Este sábado se llevará a cabo en Antigua Guatemala una reunión de presidentes centroamericanos en la que se discutirán otras opciones para combatir los efectos del narcotráfico, siendo la principal la “despenalización” de las drogas. Congruente con mi posición pública de muchos años atrás, considero que la “guerra contra las drogas” es una guerra perdida que solo se puede ganar legalizando las drogas.
No hay otra solución. La solución de penalizar el consumo, producción, distribución y venta de las drogas ya fue probada hasta la saciedad durante los últimos cien años, dándole una importancia mucho mayor en los últimos 40 años. ¿Cuál ha sido el resultado? El consumo de drogas se ha mantenido estable, en términos porcentuales, lo que significa que en términos absolutos ha ido creciendo al mismo ritmo que la población mundial.
¿No me cree? Vea los datos de las mismas instituciones que se empeñan en mantener viva la absurda guerra contra las drogas. En su más reciente reporte la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Crimen (UNODC, en inglés), el Informe Mundial sobre las Drogas 2011, por ejemplo, reconoce que desde finales de los 1990 hasta el 2010 la cantidad de personas que utilizan drogas ilegales ha ido creciendo paulatinamente y que el porcentaje de la población que las consume se ha mantenido estable en alrededor del 4.8% de la población de entre 15 y 64 años. Y eso en un período que se ha caracterizado por un incremento en las acciones gubernamentales en contra del narcotráfico, como bien lo presenta el mismo reporte al dar cifras de confiscación de drogas en ese mismo período.
Estas instituciones no hacen estudios sobre los costos que para la sociedad tiene la absurda guerra contra las drogas. No les conviene. Obviamente. Se quedarían sin chance.
Afortunadamente, sí hay instituciones que intentan hacerlo y, de lo que pude encontrar, estiman que solo en costos directos en Estados Unidos, los tributarios estadounidenses se ahorrarían por lo menos US$100 mil millones anualmente. A eso hay que añadir al menos otro tanto igual en la pérdida de productividad que tienen los habitantes de ese país debido a la guerra contra las drogas.
Y eso en el caso de Estados Unidos, que se pueden conseguir cifras. En los países latinoamericanos, en general, y en los centroamericanos, en particular, quizás las cifras no sean tan impactantes en términos absolutos, pero en términos relativos tienen un gran peso sobre el desarrollo de nuestros países. Y eso sin contar que aquí tenemos el agravante adicional de la violencia, las muertes, la ingobernabilidad, la corrupción y, en general, el desgobierno que esta absurda guerra genera.
Les pido encarecidamente a los presidentes reunidos en Antigua que no se dejen engañar por la vara del castigo —amenazas de descertificación, etcétera— ni por la zanahoria —ofrecimientos de $—. Los habitantes de la región ya no podemos seguir poniendo los muertos en esta inútil, irracional e insensata guerra que hasta el senador Obama, en su tiempo, calificó de un total fracaso.
Artículo publicado en Prensa Libre el jueves 22 de marzo de 2,012.
Fuentes y lecturas interesantes:
- World Drug Report 2,011, United Nations Office on Drug and Crime
- International Drug Control Policy, Congressional Research Service, Liana Sun Wyler.
Este informe es muy revelador.
- National Drug Threat Assessment 2011, U.S. Department of Justice, National Drug Intelligence Center
- Global Commission on Drugs Report, Global Commission on Drugs
- Prohibition II, excelente artículo que revisa el caso de la prohibición del licor en la década de 1920 y la compara con la prohibición de las drogas en el último cuarto del siglo pasado.
- Drug Decriminalization in Portugal: Lessons for Creating Fair and Successful Drug Policies, by Glenn Greenwal, Cato Institute
- Mexico's Failed Drug War, by Jorge Castañeda, Cato Institute
- The Budgetary Impact of Ending Drug Prohibition, by Jeffrey A. Miron and Katherine Waldock, Cato Institute
2 comentarios:
PROPUESTA PARA SOLUCIONAR GRAN PARTE DE LOS PROBLEMAS DE LA DROGA
FACETA 1: LA PLUSVALÍA
Lo que gana el productor de hoja de coca es muy poco pero el valor se incrementa geométricamente en cada etapa del proceso de producción de droga y de transporte para llevarla al consumidor final. La plusvalía es tan grande, que produce saldos para pagar a policías, jueces, politicos y periodistas. Pueden comprar aviones, submarinos mantener ejércitos personales, etc.
FACETA 2: LOS VENDEDORES MINORISTAS
Son capaces de regalarle droga a un niño escolar para que le presente a otros niños. Son un ejército de gente que se quedó fuera del sistema por falta de trabajo, de educación, de padres, etc.
FACETA 3: EL CONSUMIDOR
Con tal de conseguir droga, el adicto de autodenigra, se criminaliza y se transforma en un ente capaz de matar a su madre.
ESTRATEGIA PRINCIPAL
Destruir la cadena de comercialización, atacando la plusvalía y haciendo que el valor final sea cero. Una opción sería que el estado tome a su cargo desarrollar y administrar cadenas donde se entregue droga a quien la usa, gratuitamente.
A partir de allí, se podría llevar registros de los consumidores, procurar su curación y maximizar la prevención. Para financiar esto se podría usar una parte de los recursos que hoy se vuelcan a combatir la droga.
El consumo de alcohol estuvo prohibido en EEUU durante la ley seca en 1930. La solución fue levantar la prohibición. Y no por eso todo el mundo se volvió alcohólico. Pero si una persona se vuelve alcohólica, difícilmente se tranforma en asesino para comprar una botella. Pasa a ser una adicción, como tantas otras.
El artículo anterior lo publicó crespo34@gmail.com
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