Mostrando las entradas con la etiqueta Despenalización. Mostrar todas las entradas
Mostrando las entradas con la etiqueta Despenalización. Mostrar todas las entradas

jueves, 5 de julio de 2012

22 gramos

Colombia y Uruguay se nos adelantaron...

En lo que Otto Pérez Molina anda ensimismado tratando de quitarse de encima el mote constitucional de mandatario, Colombia y Uruguay se nos adelantaron en el proceso de la despenalización de las drogas. El liderazgo que había tomado Guatemala en este tema empieza a ser relegado por otros mandatarios que se han portado más ágiles y sagaces.

La semana pasada, la Corte Constitucional de Colombia dictaminó que los colombianos pueden portar dosis mínimas de estupefacientes para consumo personal, sin que se les pueda detener ni acusar penalmente. La Corte incluso estableció cuál es esa dosis mínima: 1 gramo de cocaína o 22 gramos de marihuana. Cualquier persona a la que se le encuentre una dosis mínima de estas drogas podrá ser tipificada, a lo más, dependiendo del estado en que esté, como enferma, y ser tratada física y sicológicamente como tal, pero no detenida ni encausada judicialmente.

Este dictamen de la Corte aleja definitivamente a Colombia del cauce que el gobierno de Álvaro Uribe le había impreso hacia la penalización de los usuarios de drogas y la encauza hacia la visión más abierta de Santos, en la línea de tratar las adicciones a las drogas como un problema de salud y no como uno penal. ¿Es esto suficiente? De seguro no lo es, pero es un primer paso en la línea correcta.

El presidente de Uruguay, José Mujica, también dio un gran paso hace unos días, al presentar al Parlamento una propuesta para despenalizar el consumo de marihuana. No estoy completamente de acuerdo con la propuesta de Mujica, ya que esta convierte al Gobierno en el productor y vendedor monopolista de la marihuana, pero aun así creo que es un muy buen experimento. Al parecer, el partido de Mujica cuenta con los suficientes votos y aliados para que la propuesta sea aprobada en ambas cámaras, lo que no quita que la propuesta sea controversial y haya mucha discusión y opiniones encontradas sobre la misma, tanto en Uruguay como fuera.

En ambos casos, creo que lo importante es que la marea empieza a cambiar y la despenalización de las drogas cada día se convierte en algo más cercano y posible. Los muchos años que quienes hemos promovido la legalización de las drogas parecíamos arar en el mar, finalmente parecen empezar a dar frutos. ¿Es algo que va a cambiar de la noche a la mañana? Por supuesto que no. Estos son apenas unos débiles pasos en la dirección correcta, pero ya empezamos a caminar.

Debo añadir un elemento adicional. Estoy convencido que el regreso del PRI al poder en México tiene su raíz en la absurda y trágica guerra contra las drogas en la que Calderón embarcó a todo el país. Esperemos que hayan aprendido la lección y estén dispuestos a considerar las alternativas. La presión de Estados Unidos puede ser mucha, pero los muchos miles de muertes sin sentido de los años recientes deben pesar más. Ese no es el camino a seguir. Las pruebas abundan en muchos cementerios a lo largo y ancho de ese gran país. Ha llegado el momento de considerar otra ruta.

Mientras tanto, en Guatemala, pudiendo liderar esta ruta, perdemos el tiempo con un paquetazo constitucional dictatorial. Triste nuestro caso.

Artículo publicado en Prensa Libre el jueves 5 de julio de 2,012.

jueves, 22 de marzo de 2012

Completo fracaso

"La guerra contra las drogas es un completo fracaso", Barack Obama (cuando era Senador)

Este sábado se llevará a cabo en Antigua Guatemala una reunión de presidentes centroamericanos en la que se discutirán otras opciones para combatir los efectos del narcotráfico, siendo la principal la “despenalización” de las drogas. Congruente con mi posición pública de muchos años atrás, considero que la “guerra contra las drogas” es una guerra perdida que solo se puede ganar legalizando las drogas.

No hay otra solución. La solución de penalizar el consumo, producción, distribución y venta de las drogas ya fue probada hasta la saciedad durante los últimos cien años, dándole una importancia mucho mayor en los últimos 40 años. ¿Cuál ha sido el resultado? El consumo de drogas se ha mantenido estable, en términos porcentuales, lo que significa que en términos absolutos ha ido creciendo al mismo ritmo que la población mundial.

¿No me cree? Vea los datos de las mismas instituciones que se empeñan en mantener viva la absurda guerra contra las drogas. En su más reciente reporte la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Crimen (UNODC, en inglés), el Informe Mundial sobre las Drogas 2011, por ejemplo, reconoce que desde finales de los 1990 hasta el 2010 la cantidad de personas que utilizan drogas ilegales ha ido creciendo paulatinamente y que el porcentaje de la población que las consume se ha mantenido estable en alrededor del 4.8% de la población de entre 15 y 64 años. Y eso en un período que se ha caracterizado por un incremento en las acciones gubernamentales en contra del narcotráfico, como bien lo presenta el mismo reporte al dar cifras de confiscación de drogas en ese mismo período.



Estas instituciones no hacen estudios sobre los costos que para la sociedad tiene la absurda guerra contra las drogas. No les conviene. Obviamente. Se quedarían sin chance.

Afortunadamente, sí hay instituciones que intentan hacerlo y, de lo que pude encontrar, estiman que solo en costos directos en Estados Unidos, los tributarios estadounidenses se ahorrarían por lo menos US$100 mil millones anualmente. A eso hay que añadir al menos otro tanto igual en la pérdida de productividad que tienen los habitantes de ese país debido a la guerra contra las drogas.

Y eso en el caso de Estados Unidos, que se pueden conseguir cifras. En los países latinoamericanos, en general, y en los centroamericanos, en particular, quizás las cifras no sean tan impactantes en términos absolutos, pero en términos relativos tienen un gran peso sobre el desarrollo de nuestros países. Y eso sin contar que aquí tenemos el agravante adicional de la violencia, las muertes, la ingobernabilidad, la corrupción y, en general, el desgobierno que esta absurda guerra genera.

Les pido encarecidamente a los presidentes reunidos en Antigua que no se dejen engañar por la vara del castigo —amenazas de descertificación, etcétera— ni por la zanahoria —ofrecimientos de $—. Los habitantes de la región ya no podemos seguir poniendo los muertos en esta inútil, irracional e insensata guerra que hasta el senador Obama, en su tiempo, calificó de un total fracaso.

Artículo publicado en Prensa Libre el jueves 22 de marzo de 2,012.


Fuentes y lecturas interesantes:

- World Drug Report 2,011, United Nations Office on Drug and Crime

- International Drug Control Policy, Congressional Research Service, Liana Sun Wyler.
Este informe es muy revelador.

- National Drug Threat Assessment 2011, U.S. Department of Justice, National Drug Intelligence Center

- Global Commission on Drugs Report, Global Commission on Drugs


- Prohibition II, excelente artículo que revisa el caso de la prohibición del licor en la década de 1920 y la compara con la prohibición de las drogas en el último cuarto del siglo pasado.

- Drug Decriminalization in Portugal: Lessons for Creating Fair and Successful Drug Policies, by Glenn Greenwal, Cato Institute

- Mexico's Failed Drug War, by Jorge Castañeda, Cato Institute

- The Budgetary Impact of Ending Drug Prohibition, by Jeffrey A. Miron and Katherine Waldock, Cato Institute


jueves, 1 de marzo de 2012

Por los colaterales

Despenalizar el uso de las drogas será su batalla más importante

Otto Pérez se ha embarcado en la que podría ser la principal batalla de su vida, tanto a nivel local como internacional: la despenalización de las drogas. Esta hace palidecer todas las demás en las que pueda haber participado con anterioridad. Y desde mi punto de vista, con la que más pueda contribuir, durante su gestión al frente del Ejecutivo, por el bienestar, en primera instancia, de los guatemaltecos, pero también del resto de los habitantes del planeta.

Debo reconocer que al principio tuve mis muy serias dudas sobre sus motivaciones, principalmente por el momento utilizado para anunciar su interés en el tema, al coincidir este con la aprobación del paquetazo fiscal, lo que permitió que el “interés público” se moviera hacia este tema y el paquetazo pasara sin mayor oposición. Sigo creyendo que el “timing” utilizado fue a propósito para desviar la atención del paquetazo fiscal, sin embargo, creo que el interés en el tema de la despenalización de las drogas es mayor que solo el paquetazo fiscal.

Como eterno escéptico, especialmente de los políticos, siempre albergaré dudas sobre sus verdaderas intenciones. Podrían entre estas estar el negociar el TPS para los guatemaltecos en Estados Unidos; lograr la eliminación del embargo de armas estadounidenses al Ejército guatemalteco; obtener más plata de los gringos para el combate del narcotráfico o algo tan sencillo como darse a conocer a nivel internacional. La verdad es que a estas alturas, cuáles eran sus verdaderas intenciones ya no es lo importante.

Lo importante es que logró poner en el centro de la discusión internacional, como ningún político en activo lo había logrado antes, el tema de la despenalización de las drogas. Sin quizá proponérselo, logró que el Gobierno de Estados Unidos se preocupara tanto del asunto que enviara a la Secretaria de Seguridad Interna a tratar de contener el motín a bordo de su “patio trasero”.

Por supuesto, casi toda la burocracia internacional que vive, y muy bien, de la “guerra contra las drogas” también ha pegado el grito en el cielo ante lo que podría ser el inicio del fin de su buen vivir a expensas del dinero, la sangre, el sufrimiento y la muerte de miles y miles de ciudadanos del mundo que sufren el “daño colateral” de esa guerra perdida y sin sentido.

Y es que, aunque no lo quieran reconocer, la ola de la opinión pública internacional cada vez tiende más hacia el debate de otras opciones distintas a la fracasada guerra. La razón es sencilla. Si algo se ha probado hasta la saciedad en los últimos 40 años es que esta guerra es totalmente inútil, sin ningún resultado: la tasa de consumo de drogas en Estados Unidos se ha mantenido básicamente estable durante toda la “guerra”.

Felicito a Otto Pérez por la iniciativa y lo exhorto a que continúe con ella, a pesar de la mucha oposición que de seguro tendrá, de propios y extraños.

Artículo publicado en Prensa Libre el jueves 1 de marzo de 2,012.

Foto AP, Moisés Castillo.