No solo es el mismo robo de hace dos años, sino que ahora quieren robar más
Hace dos años intentaron perpetrar este robo por US$100 millones,
ahora descaradamente lo incrementaron a US$170 millones, y quieren
aprobarlo de urgencia, de seguro, para utilizarlos como seguro de
retiro al abandonar “el poder”. Que no lo engañen, la compra de
aviones y radares brasileños sigue siendo tan corrupta y absurda como
hace dos años. Le doy un copy-paste —resumido— a mi artículo
“¿Bossa-roba?” para recordar la fallida transacción original:
“La compra de US$100 millones que el Gobierno quiere realizar en
Brasil presenta muchas interrogantes difíciles de responder. Lo que es
peor, cada vez que los funcionarios tratan de justificar la compra
suscitan más interrogantes que las que intentan aclarar…”.
“La realidad es muy distinta. En el mundo existen pocos
proveedores de sistemas de radar, los cuales no son generalmente
compatibles entre sí. En el caso de Latinoamérica, la gran mayoría de
radares —más del 90 por ciento— son de una empresa española —filial de
una gringa—. Los únicos distintos son, casualmente, los brasileños…”.
“…en Guatemala, tanto el radar primario como los tres secundarios
existentes son de la empresa española, incompatibles con los brasileños.
Adicionalmente, Cocesna, que es el sistema de radares que controla el
tráfico aéreo comercial regional, también utiliza esos sistemas. Pero el
problema no sólo es de compatibilidad, sino también de costos”.
“Si lo que se quiere hacer es tener ‘controlado’ todo el espacio
aéreo guatemalteco, esto se puede lograr añadiendo cinco radares
primarios en lugares estratégicos, conectados al sistema ya existente. A
ojo de buen cubero, cada radar podría costar unos US$5 millones, con lo
que la compra no debería ser mayor a los US$25 millones. Aviones de
alcance, que son los que se necesitaría aquí si lo que quieren es
‘combatir el narcotráfico’, se pueden conseguir en poco más de US$1
millón cada uno. Si van a comprar seis aviones, ya vamos por unos US$33
millones. La pregunta es: ¿En qué se van a gastar los otros US$67
millones?” —2011: ahora US$137 millones—.
“Todavía más, la pregunta debería ser: ¿Para qué gastarse ese
dinero en un sistema ‘contra el narcotráfico’, cuando para principiar,
ni es nuestra guerra y, además, ya los gringos tienen controlado el
espacio aéreo de la región con sus Hawkeyes? Si no hacen más contra los
aviones de los narcos, no es exactamente porque carezcan de
información…”.
“Si lo que quisieran es resolver los problemas de violencia y
criminalidad, sería una mucho mejor inversión la compra de helicópteros
policiales, que con una inversión menor de los US$5 millones podrían
tener el suficiente equipo para tener las 24 horas, los 365 días del
año, un helicóptero siempre sobrevolando la ciudad y listo para llegar a
cualquier escena del crimen en pocos segundos. Pero pareciera ser que
esa no es la motivación...”.
Hace dos años desenmascaramos este robo y se evitó. ¿Será que ahora se saldrán con la suya y se robarán casi el doble?
P.S.: Si quiere leer completo el artículo mencionado, lo encuentra en www.jorgejacobs.com
Este es un lugar en el cyberespacio para compartir ideas. Las mías, en particular, se centran alrededor de la libertad individual que nos permite desarrollarnos y llegar a ser todo lo que queremos ser. Mis Ideas se publican originalmente todos los viernes en el diario Prensa Libre de Guatemala.
jueves, 29 de septiembre de 2011
jueves, 22 de septiembre de 2011
De segunda
¿Quiere saber mi vaticinio para la segunda vuelta?
La segunda vuelta se nos viene encima con todos los vicios inherentes a ese sistema arcaico de elección. Ya empezamos a ver todas las “alianzas”, trances, contubernios, venta y compra de voluntades, amistades, apoyos, fotos y cuanto crean necesario los candidatos para la victoria. Todo por el juego de comprar y vender votantes como si de piezas de ajedrez se tratara, juego completamente errado ya que los votos, en su mayoría, no son endosables. Pero a los políticos les gusta creer que sí son endosables.
Esto tiene su raíz en que la mayoría de politiqueros creen que pueden babosear a la gente —como bien lo demuestra la mayoría de campañas recientes o pasadas—, porque parten de la premisa que la gente es tonta y no se va a percatar de sus engaños. Lamentablemente debo reconocer que los politiqueros no dejan de tener algo de razón, ya que mucha gente, hasta la fecha, les sigue creyendo. Afortunadamente, eso va cambiando y estoy convencido que cada vez más, la gente está tomando decisiones más razonadas.
Esto tiene varias causas, siendo las principales los continuos desencantos debido al abuso del poder y la corrupción de los gobernantes, aunado a que la era de la información, principalmente gracias a la ubicuidad de los celulares, le ha abierto los horizontes a muchas personas que antes no tenían esa oportunidad. Pero todavía nos falta camino por recorrer y los politiqueros siguen encontrando quién les crea sus vanos y hasta imposibles ofrecimientos.
Y entonces, ¿qué va a pasar en la segunda vuelta? Indistintamente de las alianzas y apoyos de los excandidatos, creo que la mayoría de quienes votaron por Suger, Caballeros y Torrebiarte se van a decantar por Pérez Molina, y de los votantes que apoyaron a los demás candidatos, la mayoría se va a inclinarse principalmente por Baldizón. El que se haga público el apoyo de Sandra Torres al partido Líder —aunque en la primera vuelta ya lo apoyaba— no hará más que fortalecer ambas tendencias.
Haciendo un poco de números, me atrevo a hacer un vaticinio del resultado de la votación en la segunda vuelta. Si se utilizan solo los votos que ambos candidatos obtuvieron en la primera vuelta, Pérez obtuvo el 61 por ciento y Baldizón el 39 por ciento. Según mis cálculos, en la segunda vuelta esa ventaja disminuirá, pero no se revertirá, quedando el PP más o menos en 55 por ciento y Líder en 45 por ciento. Este resultado, por supuesto, dependerá de que los del PP no cometan tantas torpezas como las que cometieron hace cuatro años, las que podrían reducir aún más la diferencia.
Lo que nos deja lo que vengo diciendo desde hace meses: Otto Pérez sería el próximo presidente de Guatemala y Manuel Baldizón, el candidato a vencer dentro de cuatro años. Repito, si no cometen tantos errores.
Lamentablemente, estas negociaciones entre la primera y segunda vuelta siempre tienen secuelas nefastas para quienes después tenemos que pagar las consecuencias. Lo mejor sería que utilizáramos el sistema de rondas simultáneas propuesto por el CEES, que nos evitaría pérdidas de tiempo, dinero y, principalmente, valores.
Artículo publicado en Prensa Libre el jueves 22 de septiembre de 2,011.
Foto: eldiario21.com.
La segunda vuelta se nos viene encima con todos los vicios inherentes a ese sistema arcaico de elección. Ya empezamos a ver todas las “alianzas”, trances, contubernios, venta y compra de voluntades, amistades, apoyos, fotos y cuanto crean necesario los candidatos para la victoria. Todo por el juego de comprar y vender votantes como si de piezas de ajedrez se tratara, juego completamente errado ya que los votos, en su mayoría, no son endosables. Pero a los políticos les gusta creer que sí son endosables.
Esto tiene su raíz en que la mayoría de politiqueros creen que pueden babosear a la gente —como bien lo demuestra la mayoría de campañas recientes o pasadas—, porque parten de la premisa que la gente es tonta y no se va a percatar de sus engaños. Lamentablemente debo reconocer que los politiqueros no dejan de tener algo de razón, ya que mucha gente, hasta la fecha, les sigue creyendo. Afortunadamente, eso va cambiando y estoy convencido que cada vez más, la gente está tomando decisiones más razonadas.
Esto tiene varias causas, siendo las principales los continuos desencantos debido al abuso del poder y la corrupción de los gobernantes, aunado a que la era de la información, principalmente gracias a la ubicuidad de los celulares, le ha abierto los horizontes a muchas personas que antes no tenían esa oportunidad. Pero todavía nos falta camino por recorrer y los politiqueros siguen encontrando quién les crea sus vanos y hasta imposibles ofrecimientos.
Y entonces, ¿qué va a pasar en la segunda vuelta? Indistintamente de las alianzas y apoyos de los excandidatos, creo que la mayoría de quienes votaron por Suger, Caballeros y Torrebiarte se van a decantar por Pérez Molina, y de los votantes que apoyaron a los demás candidatos, la mayoría se va a inclinarse principalmente por Baldizón. El que se haga público el apoyo de Sandra Torres al partido Líder —aunque en la primera vuelta ya lo apoyaba— no hará más que fortalecer ambas tendencias.
Haciendo un poco de números, me atrevo a hacer un vaticinio del resultado de la votación en la segunda vuelta. Si se utilizan solo los votos que ambos candidatos obtuvieron en la primera vuelta, Pérez obtuvo el 61 por ciento y Baldizón el 39 por ciento. Según mis cálculos, en la segunda vuelta esa ventaja disminuirá, pero no se revertirá, quedando el PP más o menos en 55 por ciento y Líder en 45 por ciento. Este resultado, por supuesto, dependerá de que los del PP no cometan tantas torpezas como las que cometieron hace cuatro años, las que podrían reducir aún más la diferencia.
Lo que nos deja lo que vengo diciendo desde hace meses: Otto Pérez sería el próximo presidente de Guatemala y Manuel Baldizón, el candidato a vencer dentro de cuatro años. Repito, si no cometen tantos errores.
Lamentablemente, estas negociaciones entre la primera y segunda vuelta siempre tienen secuelas nefastas para quienes después tenemos que pagar las consecuencias. Lo mejor sería que utilizáramos el sistema de rondas simultáneas propuesto por el CEES, que nos evitaría pérdidas de tiempo, dinero y, principalmente, valores.
Artículo publicado en Prensa Libre el jueves 22 de septiembre de 2,011.
Foto: eldiario21.com.
jueves, 15 de septiembre de 2011
Lecciones Electorales
Se deben aprender varias lecciones de esta votación.
Las votaciones del domingo nos dejaron muchas lecciones que aprender y la oportunidad de corregirlos para el futuro. Para muchos hubo bastantes sorpresas, para algunos, las sorpresas nos salieron de donde no esperábamos. Lo importante es reflexionar sobre lo que se puede aprender. La principal sorpresa para mí fue la falta de información la noche electoral. Eso no había pasado en las elecciones anteriores. Hasta la famosa noche de “la ramita” ya se tenía algo de información antes del apagón. De lo poco que he podido averiguar, entiendo que hubo dos problemas.
Uno fue el canal de comunicación entre los centros de votación y el centro de cómputo. Y el otro con el servidor de información pública —el de la información que se ve en internet—. Esos son errores o problemas técnicos que no debieran haber tenido mayor trascendencia, de no ser porque la comunicación no se manejó bien.
Se debió haber aclarado cuál era el problema en lugar de dar explicaciones no creíbles. Se debió también poner una computadora conectada al sistema en la que la Prensa pudiese ver la información que iba entrando. Pero no se hizo y todos los que estábamos en el centro de cómputo nos fuimos ya en la madrugada sin tener la más mínima idea de lo que pasaba. Ese error de comunicación dio pie para que se levantaran muchos rumores sobre “lo que estaba pasando”. Esto se debe corregir para la segunda vuelta.
Luego están los resultados. Esos a mí no me sorprendieron aunque a muchos sí. Los porcentajes finales estaban en línea con lo que yo esperaba. Desde que la candidata oficial quedó fuera de la contienda, sabíamos que en sus mítines pedía que votaran por Baldizón, por lo que no es de extrañar los votos que recibió: por lo menos la mitad serían atribuibles al partido oficial. Esto se confirma aún más con los resultados al Congreso, donde fue ese partido el que recibió los votos y no Líder.
El que ya no estuviese la candidata oficial, también influyó en que muchos votaran por candidatos que tenían menores posibilidades, lo que también abonaba a que hubiese una segunda vuelta. Esta ventaja ya no la tendrá Líder en la segunda vuelta, por lo que a pesar de las “alianzas” que haga, la batalla se le presenta cuesta arriba.
La conformación del Congreso tuvo varias sorpresas, siendo la principal el arrastre que todavía tiene Alfonso Portillo. Algunos partidos, como el FRG y los Unionistas se salvaron por pelitos y otros como ADN terminaron su carrera sin diputados.
Lo que no fue sorpresa para mí fue que las personas cada vez más han aprendido a votar cruzado. Si bien es cierto todavía la mayoría vota “en línea”, cada vez más personas razonan su voto de manera distinta entre los presidenciables e incluso entre las listas nacional y distrital. Eso es bueno. Creo que todos hemos tenido oportunidad de aprender algo en esta elección. Ojalá que se corrijan los problemas para la segunda vuelta.
Artículo publicado en Prensa Libre el jueves 15 de septiembre de 2,011.
Las votaciones del domingo nos dejaron muchas lecciones que aprender y la oportunidad de corregirlos para el futuro. Para muchos hubo bastantes sorpresas, para algunos, las sorpresas nos salieron de donde no esperábamos. Lo importante es reflexionar sobre lo que se puede aprender. La principal sorpresa para mí fue la falta de información la noche electoral. Eso no había pasado en las elecciones anteriores. Hasta la famosa noche de “la ramita” ya se tenía algo de información antes del apagón. De lo poco que he podido averiguar, entiendo que hubo dos problemas.
Uno fue el canal de comunicación entre los centros de votación y el centro de cómputo. Y el otro con el servidor de información pública —el de la información que se ve en internet—. Esos son errores o problemas técnicos que no debieran haber tenido mayor trascendencia, de no ser porque la comunicación no se manejó bien.
Se debió haber aclarado cuál era el problema en lugar de dar explicaciones no creíbles. Se debió también poner una computadora conectada al sistema en la que la Prensa pudiese ver la información que iba entrando. Pero no se hizo y todos los que estábamos en el centro de cómputo nos fuimos ya en la madrugada sin tener la más mínima idea de lo que pasaba. Ese error de comunicación dio pie para que se levantaran muchos rumores sobre “lo que estaba pasando”. Esto se debe corregir para la segunda vuelta.
Luego están los resultados. Esos a mí no me sorprendieron aunque a muchos sí. Los porcentajes finales estaban en línea con lo que yo esperaba. Desde que la candidata oficial quedó fuera de la contienda, sabíamos que en sus mítines pedía que votaran por Baldizón, por lo que no es de extrañar los votos que recibió: por lo menos la mitad serían atribuibles al partido oficial. Esto se confirma aún más con los resultados al Congreso, donde fue ese partido el que recibió los votos y no Líder.
El que ya no estuviese la candidata oficial, también influyó en que muchos votaran por candidatos que tenían menores posibilidades, lo que también abonaba a que hubiese una segunda vuelta. Esta ventaja ya no la tendrá Líder en la segunda vuelta, por lo que a pesar de las “alianzas” que haga, la batalla se le presenta cuesta arriba.
La conformación del Congreso tuvo varias sorpresas, siendo la principal el arrastre que todavía tiene Alfonso Portillo. Algunos partidos, como el FRG y los Unionistas se salvaron por pelitos y otros como ADN terminaron su carrera sin diputados.
Lo que no fue sorpresa para mí fue que las personas cada vez más han aprendido a votar cruzado. Si bien es cierto todavía la mayoría vota “en línea”, cada vez más personas razonan su voto de manera distinta entre los presidenciables e incluso entre las listas nacional y distrital. Eso es bueno. Creo que todos hemos tenido oportunidad de aprender algo en esta elección. Ojalá que se corrijan los problemas para la segunda vuelta.
Artículo publicado en Prensa Libre el jueves 15 de septiembre de 2,011.
jueves, 8 de septiembre de 2011
La hora de la verdad
Todos los plazos se cumplen, y este no es la excepción.
Llegó la hora de la verdad. La hora en que todos tenemos la oportunidad de escoger a nuestros “mandatarios” —léase bien; eso significa mandaderos, quienes ejecutan las órdenes, no quienes las dan; estos, por lo menos en teoría, somos los ciudadanos—. Para muchos es un momento de esperanza, de cambio, de mejoras; pero para otros es más de lo mismo: solo cambiar de ladrones, y para otro gran grupo, es una pérdida de tiempo y de recursos, o le es simplemente indiferente. Yo sí creo que las elecciones son importantes, por diversas razones.
La razón más importante es que creo que esta elección permitirá que empiece un cambio en el Congreso. Si bien es cierto, el 80 por ciento de los actuales diputados busca la reelección; no creo que todos lo logren. Y entre los nuevos que lleguen, tengo la esperanza —espero que no ingenua— de que se abra la puerta para comenzar un cambio en el sistema. Lo que realmente necesitamos es una transición hacia una verdadera República, en la cual los mandatarios estén sujetos a la ley y que ni ellos ni la “mayoría” pueda pasar por encima de los derechos individuales de cualquier habitante. Este cambio es necesario para no estar como estamos en estas elecciones, esperando que llegue alguien “no tan malo” o “el menos peor”, ya que de ello dependerán muchas de las decisiones que tomaremos nosotros y, en especial, las que tomarán los inversionistas.
Otro nuevo aspecto que cabe resaltar en estas elecciones es la participación ciudadana por medio de las redes sociales, en particular Facebook y Twitter. Estas elecciones serán las más observadas, y no lo digo por el ejército de observadores nacionales e internacionales, ni por la cobertura de la Prensa, sino por toda la información que estará generando la ciudadanía misma a través de las redes sociales. Esta nueva forma de participación ciudadana, la cual ya rindió sus frutos en la anulación de la inscripción de Sandra Torres, permitirá que los hechos aislados y que antes se conocían pasado mucho tiempo, si es que se llegaban a saber, ahora se conozcan casi en tiempo real, lo cual de alguna manera frenaría el mal accionar de aquellos que quieran entorpecer el proceso electoral.
Este es un perfecto ejemplo de cómo la tecnología ha liberado a las personas y les ha abierto horizontes antes insospechados. Yo estoy convencido de que este es un gran paso, ya que no solo masifica el consumo, sino también la generación de información. Por supuesto, eso presenta otro problema y ahora se hace más importante aún la capacidad de analizar y sintetizar ese océano de información.
Así que este próximo domingo viva la fiesta ciudadana, participe, vote según los dictámenes de su razón y recuerde que lo mejor que podría hacer con su voto es cruzarlo. Sea parte del cambio, utilice las redes sociales para informar lo que sucede a su alrededor. Y si quiere conocer un buen análisis y síntesis de lo que suceda, escúchenos el domingo desde las 6 horas.
Artículo publicado en Prensa Libre el jueves 8 de septiembre de 2,011.
Llegó la hora de la verdad. La hora en que todos tenemos la oportunidad de escoger a nuestros “mandatarios” —léase bien; eso significa mandaderos, quienes ejecutan las órdenes, no quienes las dan; estos, por lo menos en teoría, somos los ciudadanos—. Para muchos es un momento de esperanza, de cambio, de mejoras; pero para otros es más de lo mismo: solo cambiar de ladrones, y para otro gran grupo, es una pérdida de tiempo y de recursos, o le es simplemente indiferente. Yo sí creo que las elecciones son importantes, por diversas razones.
La razón más importante es que creo que esta elección permitirá que empiece un cambio en el Congreso. Si bien es cierto, el 80 por ciento de los actuales diputados busca la reelección; no creo que todos lo logren. Y entre los nuevos que lleguen, tengo la esperanza —espero que no ingenua— de que se abra la puerta para comenzar un cambio en el sistema. Lo que realmente necesitamos es una transición hacia una verdadera República, en la cual los mandatarios estén sujetos a la ley y que ni ellos ni la “mayoría” pueda pasar por encima de los derechos individuales de cualquier habitante. Este cambio es necesario para no estar como estamos en estas elecciones, esperando que llegue alguien “no tan malo” o “el menos peor”, ya que de ello dependerán muchas de las decisiones que tomaremos nosotros y, en especial, las que tomarán los inversionistas.
Otro nuevo aspecto que cabe resaltar en estas elecciones es la participación ciudadana por medio de las redes sociales, en particular Facebook y Twitter. Estas elecciones serán las más observadas, y no lo digo por el ejército de observadores nacionales e internacionales, ni por la cobertura de la Prensa, sino por toda la información que estará generando la ciudadanía misma a través de las redes sociales. Esta nueva forma de participación ciudadana, la cual ya rindió sus frutos en la anulación de la inscripción de Sandra Torres, permitirá que los hechos aislados y que antes se conocían pasado mucho tiempo, si es que se llegaban a saber, ahora se conozcan casi en tiempo real, lo cual de alguna manera frenaría el mal accionar de aquellos que quieran entorpecer el proceso electoral.
Este es un perfecto ejemplo de cómo la tecnología ha liberado a las personas y les ha abierto horizontes antes insospechados. Yo estoy convencido de que este es un gran paso, ya que no solo masifica el consumo, sino también la generación de información. Por supuesto, eso presenta otro problema y ahora se hace más importante aún la capacidad de analizar y sintetizar ese océano de información.
Así que este próximo domingo viva la fiesta ciudadana, participe, vote según los dictámenes de su razón y recuerde que lo mejor que podría hacer con su voto es cruzarlo. Sea parte del cambio, utilice las redes sociales para informar lo que sucede a su alrededor. Y si quiere conocer un buen análisis y síntesis de lo que suceda, escúchenos el domingo desde las 6 horas.
Artículo publicado en Prensa Libre el jueves 8 de septiembre de 2,011.
jueves, 1 de septiembre de 2011
El visionario
Uno de los grandes ejemplos de la empresarialidad.
La semana pasada nos enteramos de la renuncia de Steve Jobs al cargo de CEO de la empresa Apple. Su renuncia implica que la larga batalla contra el cáncer lo ha debilitado lo suficiente como para ya no seguir en el día a día de la empresa. Aunque para muchos esto quizá carezca de importancia, creo que Jobs es un gran ejemplo y uno de los grandes líderes de la empresarialidad del que todos podemos aprender algo. En mi caso particular, he admirado a Jobs desde mis primeros encuentros con las computadoras en los inicios de los ochenta.
Mi primer trabajo formal fue en una empresa que vendía computadoras Apple, lo que me permitió dar mis primeros pasos en el mundo cibernético al teclado de una Apple II. Eso también me permitió jugar con una de las primeras, si no la primera, Macintosh que tocó suelo guatemalteco. Pasar de las computadoras, en donde casi todo era texto —menos los juegos, que la Apple II tenía muy buenos— a un ambiente gráfico como el de la Mac fue toda una revolución en su momento, al grado de que a Microsoft le tomó por lo menos una década acercársele.
Ello también me permitió seguir de cerca todos los entresijos de la lucha corporativa que se desató ente Jobs y John Sculley —a quien éste había contratado—, que concluyeron con la salida de Jobs de Apple, uno de sus peores momentos, pero que tiempo después reconoció que fue un paso necesario para llegar hasta donde llegó.
Un cuarto de siglo después, Jobs ha demostrado que si uno tiene la visión y el empeño suficientes, puede cambiar el mundo. Según algunos analistas, y yo los apoyo, él cambió el mundo por lo menos en cinco ocasiones. Con la Apple II logró que la computadora fuera “personal”. Con la Mac definió el concepto de facilidad de uso y abrió las puertas para que cualquiera, sin conocimientos técnicos, pudiese usar una computadora.
Con el Ipod, aunado al Itunes, cambió para siempre la forma en que interactuamos con la música y, de hecho, sentó las bases para el cambio total de la industria musical. Con el Iphone volvió a cambiar el mundo; esta vez en la industria de la telefonía. Y más recientemente, con el Ipad cambió nuevamente la manera en la que usamos las computadoras.
En el ínterin logró que la empresa que inició con su amigo Woz en el garaje de su casa se convirtiera en la empresa de tecnología más reconocida y admirada del mundo, y mejoró considerablemente el estilo de vida a millones de personas alrededor del mundo.
Y eso sin contar la contribución que hizo al mundo cinematográfico con las animaciones de Pixar, lo que con el tiempo, además, lo convirtió en el principal accionista de Disney.
A pesar de los fracasos y obstáculos que enfrentó, incluyendo los de salud, se logró sobreponer, continuar y alcanzar éxitos como pocas personas lo han logrado. Eso creo que es lo admirable de Steve Jobs, y lo que podemos aprender de quien pasará a la historia como uno de los grandes visionarios de la tecnología y del mercadeo. Aun así, y a pesar de la enfermedad, no se retira completamente, por lo que esperamos tener todavía Jobs para rato y que nos siga sorprendiendo con nuevas formas de aplicar la tecnología.
Artículo publicado en Prensa Libre el jueves 1 de septiembre de 2,011.
La semana pasada nos enteramos de la renuncia de Steve Jobs al cargo de CEO de la empresa Apple. Su renuncia implica que la larga batalla contra el cáncer lo ha debilitado lo suficiente como para ya no seguir en el día a día de la empresa. Aunque para muchos esto quizá carezca de importancia, creo que Jobs es un gran ejemplo y uno de los grandes líderes de la empresarialidad del que todos podemos aprender algo. En mi caso particular, he admirado a Jobs desde mis primeros encuentros con las computadoras en los inicios de los ochenta.
Mi primer trabajo formal fue en una empresa que vendía computadoras Apple, lo que me permitió dar mis primeros pasos en el mundo cibernético al teclado de una Apple II. Eso también me permitió jugar con una de las primeras, si no la primera, Macintosh que tocó suelo guatemalteco. Pasar de las computadoras, en donde casi todo era texto —menos los juegos, que la Apple II tenía muy buenos— a un ambiente gráfico como el de la Mac fue toda una revolución en su momento, al grado de que a Microsoft le tomó por lo menos una década acercársele.
Ello también me permitió seguir de cerca todos los entresijos de la lucha corporativa que se desató ente Jobs y John Sculley —a quien éste había contratado—, que concluyeron con la salida de Jobs de Apple, uno de sus peores momentos, pero que tiempo después reconoció que fue un paso necesario para llegar hasta donde llegó.
Un cuarto de siglo después, Jobs ha demostrado que si uno tiene la visión y el empeño suficientes, puede cambiar el mundo. Según algunos analistas, y yo los apoyo, él cambió el mundo por lo menos en cinco ocasiones. Con la Apple II logró que la computadora fuera “personal”. Con la Mac definió el concepto de facilidad de uso y abrió las puertas para que cualquiera, sin conocimientos técnicos, pudiese usar una computadora.
Con el Ipod, aunado al Itunes, cambió para siempre la forma en que interactuamos con la música y, de hecho, sentó las bases para el cambio total de la industria musical. Con el Iphone volvió a cambiar el mundo; esta vez en la industria de la telefonía. Y más recientemente, con el Ipad cambió nuevamente la manera en la que usamos las computadoras.
En el ínterin logró que la empresa que inició con su amigo Woz en el garaje de su casa se convirtiera en la empresa de tecnología más reconocida y admirada del mundo, y mejoró considerablemente el estilo de vida a millones de personas alrededor del mundo.
Y eso sin contar la contribución que hizo al mundo cinematográfico con las animaciones de Pixar, lo que con el tiempo, además, lo convirtió en el principal accionista de Disney.
A pesar de los fracasos y obstáculos que enfrentó, incluyendo los de salud, se logró sobreponer, continuar y alcanzar éxitos como pocas personas lo han logrado. Eso creo que es lo admirable de Steve Jobs, y lo que podemos aprender de quien pasará a la historia como uno de los grandes visionarios de la tecnología y del mercadeo. Aun así, y a pesar de la enfermedad, no se retira completamente, por lo que esperamos tener todavía Jobs para rato y que nos siga sorprendiendo con nuevas formas de aplicar la tecnología.
Artículo publicado en Prensa Libre el jueves 1 de septiembre de 2,011.
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