Este es un buen momento para detenernos en el camino y dar gracias.
Aunque la acción de gracias se tiende a vincular más con una
celebración del mes pasado, creo que la Navidad es el momento ideal para
hacer un alto en el camino y dar gracias por todas las bendiciones
recibidas, los éxitos alcanzados, los retos vencidos, las tristezas, las
alegrías; en fin, por todo lo que obtuvimos este año. Al dar gracias
por la vida que hemos tenido, creo que debemos empezar por aquellos que
nos dejaron este año.
Hace apenas un par de días se fue una muy
querida tía, Blanca Alvarado de Del Valle.
La tía Blanca, prima de mi mamá, era una persona admirable. Muy
emprendedora y comerciante, pero además muy sencilla y de gran corazón;
siempre dispuesta a ayudar a los demás. En mi caso particular, su ayuda y
apoyo fueron decisivos en algunos de los momentos más difíciles de mi
vida. Por lo cual siempre la recordaré y le estaré muy agradecido.
Si usted ha perdido también a una persona querida y cercana
recientemente, dé gracias por haberla tenido un tiempo en su vida y por
todo lo que compartieron juntos. Al final, lo que queda son esos
recuerdos de una vida bien vivida.
Demos gracias por la vida. Por no ser una más de las estadísticas
en Guatemala. Sé que en la mayoría de los casos, nosotros o nuestros
allegados hemos flirteado con la muerte en uno de los países más
violentos del mundo. Sin embargo, aquí seguimos y eso es razón
suficiente para dar gracias.
Demos gracias por nuestra familia y nuestros amigos. Su compañía
hace que nuestro andar por esta vida sea más feliz y placentero. Con
ellos que se puede disfrutar mejor una cena, una película, un viaje, una
excursión, una conversación y hasta el silencio.
Demos gracias también por los fracasos que hemos tenido este año.
Porque solo tienen fracasos aquellos que se arriesgan y actúan. Quienes
nunca fracasan, lo más probable es que nunca hallan intentado hacer
nada fuera de su zona de confort. Y solo quienes se han arriesgado,
fracasado y seguido adelante, entienden que el fracaso es un paso más
que nos acerca al éxito. Así que si quiere ser exitoso, dé gracias por
las lecciones aprendidas a través de los fracasos.
Demos gracias por nuestro trabajo, que si lo hemos escogido bien
no es una carga, sino un placer. Y si para usted es una carga, es porque
no ha encontrado aquello que le gusta hacer. El día que lo encuentre no
tendrá que trabajar nunca más, como bien lo dijo Mark Twain.
Demos gracias por los éxitos que hemos alcanzado este año.
Seguramente se deben a nuestra dedicación, esfuerzo, constancia, pasión y
a que en algún momento tomamos las decisiones correctas. Que estos sean
el combustible que alimente nuestras metas para el siguiente año.
Seamos agradecidos con todos aquellos que este año cooperaron con
nosotros para que alcanzáramos nuestras metas. Y cooperemos nosotros
también con otros para que alcancen sus metas.
Por último, yo doy gracias a Dios por todas las bendiciones recibidas este año. ¡Que tengan todos una muy Feliz Navidad!
Artículo publicado en Prensa Libre el jueves 22 de diciembre de 2,011.
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