jueves, 24 de mayo de 2007

Impuestos prometidos


Los tributos deberían ser uno de los temas importantes de la campaña.

Ya "montados en el macho" de las elecciones, creo importante que reflexionemos sobre los temas sobre los cuales deberíamos conocer la posición de los candidatos como prerrequisito para inclinar hacia alguno de ellos nuestro voto. Uno de los temas que considero de suma importancia es el fiscal.

Lo creo tan importante, que considero la posición de cada uno de los candidatos a este respecto como un requisito mínimo que los ciudadanos deberíamos exigirle a los candidatos, y no sólo a los presidenciales sino también, y más importante aun, a los diputados potenciales.

Pero, ¿por qué es de tanta importancia? Sencillo. Porque durante toda la campaña los candidatos se llenan la boca con ofrecimientos de "todo" lo que van a hacer, pero nunca reparan en el pequeño y "despreciable" detalle de con qué dinero van a hacer todo lo que están prometiendo. No nos engañemos, cada "promesa" de los candidatos que en realidad vayan a cumplir (porque la mayoría no) no la van a pagar ellos con su dinero, la pagaremos todos los ciudadanos por medio de los impuestos.

Sin ir tan lejos, el gobierno actual ha gastado algo más de 100 mil millones de Quetzales en 4 años producto precisamente de la expropiación forzosa a que nos somete el Estado. De esa suma, exorbitante, obscena y difícil de asimilar, se han hecho pagos superfluos a grupos de presión, viudas, ex patrulleros civiles Ministros, Ministerios y otros gastos más que se asombraría de conocer.

Y si mi tino no me traiciona podría apostar, sin lugar a equivocarme, que en el próximo período de gobierno, tanto de parte de diputados como de quienes detenten el poder en el ejecutivo, se discutirá tarde o temprano un aumento de impuestos, porque "no alcanza para la labor social" ni para sostener al armatoste estatal.

Ya uno de los candidatos, por ejemplo, ofreció que durante el primer año de su gobierno no va a solicitar que suban los impuestos (lo que implícitamente indica que nos esperemos para ver lo que nos va a tocar el segundo año). El mismo candidato, a los pocos días, expresó que consideraba "aceptable" una carga tributaria del 28% (¡el doble de la actual!). Lo que nos da una idea de lo que podemos esperar para ese tenebroso segundo año.

Entonces, como somos nosotros quienes vamos a terminar pagando sus promesas, lo menos que podemos esperar es que nos digan, al menos, cómo lo van a hacer. O si lo quiere tomar con mayor resignación: si no puede evitar que le roben, por lo menos concédase el gusto de saber de antemano y cuestionar a cada candidato, cómo le van a robar durante los próximos años el fruto de su trabajo y creatividad. ¿O será que alguno de los candidatos va a abanderar el desarrollo económico a través de una menor cantidad y menores tasas de impuestos, especialmente los directos?

Publicado en Prensa Libre el jueves 24 de mayo de 2,007. Imagen tomada del sitio educared.org.gt

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jueves, 17 de mayo de 2007

De cortes y consultas

La Corte de Constitucionalidad declaró no vinculante la consulta de Sipacapa.

Uno de los temas candentes actualmente en Guatemala (aparte de las alegres elecciones, por supuesto) es el de las trabas a la inversión que grupos ambientalistas han impulsado en un incomprensible afán de mantener el statu quo, aun si ello implica condenar a la eterna pobreza a los guatemaltecos menos favorecidos.


Se ha dado en el caso de las explotaciones mineras, petroleras e incluso, aunque pareciera contradictorio, en el caso de la instalación de hidroeléctricas. La consigna pareciera ser evitar cualquier inversión -con la salvedad, quizás, de la turística- aunque ello implique (o quizá precisamente por esa implicación) que los más pobres de los guatemaltecos vean limitadas cada vez más sus opciones de aspirar a un mejor futuro.

Como recurso de presión, se han hecho “consultas de buena fe” en algunos municipios, aunque lo de “buena fe” pareciera ser únicamente una cínica manera de enmascarar los verdaderos propósitos. No hace falta más que ver el “instrumento” utilizado, por ejemplo, en la consulta de Sipacapa, para percatarse de que más sesgada no podría estar la referida consulta.


En el artículo 27 del reglamento que la Municipalidad de Sipacapa elaboró para la consulta se establecía que el resultado de la misma es vinculante en todo el municipio de Sipacapa.

Fue este artículo, precisamente, el que la Corte de Constitucionalidad (CC) declaró inconstitucional la semana pasada. El argumento utilizado por la CC fue que el tema de la minería escapa de la competencia de las municipalidades, ya que, según la Constitución, el subsuelo es un bien del Estado, y en la Ley del Organismo Ejecutivo se le asigna al Ministerio de Energía y Minas la competencia para normar lo relativo a la minería.


Así que, por lo menos en el caso de la minería y lo relativo al subsuelo, la CC dejó claro que las consultas populares promovidas por las municipalidades no pueden ser vinculantes. Creo yo que esto es un gran avance que da certeza jurídica a todas las empresas interesadas en invertir en Guatemala en esta industria, que en su mayoría estaban a la espera, precisamente, de ver cómo se desenvolvía esta situación.


Sin embargo, creo que el tema hay que llevarlo a sus raíces. Estamos en la situación actual como consecuencia del robo del subsuelo a los habitantes del país que los gobiernos, desde tiempos de la Colonia, han legalizado. El subsuelo simplemente no debería ser “propiedad del Estado”, sino propiedad de los legítimos dueños del suelo. Sin este robo, la situación sería muy distinta. En lugar de estar peleando cómo le hacen para mantenerse paupérrimos en medio de un paradisíaco paisaje, engañados por los cantos de sirena de un ambientalismo radical, Sipacapa sería ahorita un pueblo de millonarios.

Publicado en Prensa Libre el jueves 17 de mayo de 2007.

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jueves, 10 de mayo de 2007

La Guerra del Gas


No es función del gobierno interferir en las decisiones voluntarias de los ciudadanos.

Me ha llamado la atención la guerra de campos pagados por medio de los cuales diversas empresas de gas se han estado tirando los platos a raíz del intento en el Congrueso de aprobar una absurda y estúpida legislación sobre la comercialización del gas propano.
La iniciativa en mención, presentada por el diputado José Luis Ortega Torres, denominada oficialmente "Ley de Comercialización del Gas Licuado del Petróleo-GLP", es un mamarracho más del Congrueso en su afán de sobreregular todo.

Argumentan que no existe una legislación "específica" para regular la comercialización del propano. Bajo este argumento, debería existir también una ley "específica" para la comercialización de los bananos, del papel, de las telas, de los trajes, de las camisas o de la carne. Por supuesto, otro diputado podría argumentar que éstas tampoco son lo suficientemente "específicas" y proponer una ley de comercialización de la carne de res, otra para la carne de cerdo, otra para la carne de pollo, otra para la carne de pescado y todavía una más para la comercialización de "otras" carnes. Estúpido, ¿no?

Lo cierto es que ya existe una legislación para la comercialización del petróleo y sus derivados (entre los que se incluye el GLP) que a pesar de sus defectos ha funcionado aceptablemente bien y no sería necesario complicar más la vida de los usuarios del gas propano con nuevas regulaciones.

La ley propuesta es tan absurda que pretende que el Ministerio de Energía y Minas, MEM, establezca un "Inventario Nacional de Cilindros" donde lleve "control" de los más de 5 millones de cilindros que se estima hay en el mercado, de los cuales, muy probablemente cambian de manos unos 3 o 4 millones mensualmente. ¡Se imagina usted notificando al MEM cada vez que vaya a comprar gas!

Luego establece prohibiciones sobre tamaños de los cilindros, se transfiere la propiedad de los mismos a las empresas y se prohíbe que una empresa llene tambos de otras empresas. Todo esto sólo sirve para poner trabas a un mercado que, mal que bien, ha funcionado bastante competitivamente a pesar de no tener todas las "regulaciones" que los diputados quisieran. Una muestra de esa competencia es precisamente esa "guerra del gas" en la que andamos metidos.

No hace falta extenderse más en los contenidos del mamarracho pues las inconsistencias saltan a la vista y demuestran nuevamente que la legislorrea de los diputados no hace más que entorpecer el libre intercambio de bienes y servicios de los ciudadanos. No se asuste si luego los diputados tratan de regular el tamaño de las hornillas de su estufa eléctrica.

Nota: Si quiere conocer más a fondo esta ley, es la iniciativa 3599 y la encuentra en la sección de la Comisión de Energía y Minas del sitio del Congreso: www.congreso.gob.gt/gt/comision_1.asp?id=15

Artículo publicado en Prensa Libre el jueves 10 de mayo de 2,007. Foto Prensa Libre: Mynor De León.

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jueves, 3 de mayo de 2007

La Isla


Es increíble lo mucho que han logrado con tan pocos recursos.

La semana pasada tuve la agradable experiencia de visitar, en compañía de mi compañera radial, Marta Yolanda Díaz-Durán, la isla de Formosa, más conocida como Taiwán. A diferencia de la primera vez que la visité (hace 10 años, por razones de trabajo), esta vez iba con el propósito de conocer más acerca de ese intrigante país.

La vivencia fue muy buena y, a pesar de lo corto de la estadía (apenas cinco días), creo que logramos obtener una visión a vuelo de pájaro de las incontables sorpresas que depara una cultura tan radicalmente distinta de la nuestra. Por supuesto, quedaron muchas dudas pendientes de resolver para alguna nueva oportunidad.

Visitamos museos, edificios, medios de comunicación, mercados, parques nacionales, monumentos, oficinas gubernamentales, parques tecnológicos, templos y hasta un monasterio budista. Hablamos con periodistas, funcionarios, escritores y religiosos.

Quizá uno de los aspectos más importantes por destacar es cómo, a pesar de tener tan poco territorio, han llegado tan lejos. Por supuesto su desarrollo se inició con la producción industrial y se ha orientado en las décadas recientes a la alta tecnología, al grado que actualmente sus productores se cuentan entre los primeros a nivel mundial en ramas tales como pantallas LCD y circuitos integrados.

A pesar de que es un país en donde el Gobierno toma una posición activa en la economía mucho más fuerte de lo que a mí me gusta, es interesante enterarse de que la tasa más alta del ISR es de 25 por ciento, comparada con un 31 por ciento en Guatemala, y que en los parques de alta tecnología, por ejemplo, las empresas tienen ventajas fiscales.

Alguien dirá que la diferencia es que allá se paga y aquí casi es opcional; sin embargo, el problema es que las inversiones que los países necesitan para desarrollarse son aquellas en las que lo primero que ven es este tipo de indicadores.

A diferencia de la isla, aquí, que tan necesitados estamos de ese tipo de inversiones, nos damos el tupé de tener una tasa del ISR más alta que la del promedio de los países desarrollados y todavía algunos políticos despistados proponen que se incremente.

En el monasterio budista al que fuimos, que por cierto pertenece a un grupo de “vanguardia”, tienen un salón en donde el líder atiende a los visitantes importantes, entre los que se incluye a los altos políticos de Taiwán.

En la pared frente a las sillas tiene tres cuadros para que éstos los lean, con la esperanza, nos cuentan, de que algo se les quede. Los tres cuadros dicen: “Haz buenas obras, di buenas palabras, piensa buenos pensamientos”. ¿Será este un buen consejo también para nuestros políticos locales?

P.S.: El espacio es muy corto para contar todas nuestras experiencias, así que si le interesa, lo invito a que visite mi blog (jorgejacobs.com), en donde subiré una crónica más detallada del viaje, con fotos.

Publicado en Prensa Libre el jueves 3 de mayo de 2,007.


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