viernes, 26 de febrero de 2010

Pititangaffaire

¿Sería en una pititanga así en la que se gastaron nuestros impuestos?























¿o en una así?













Por lo visto, no es la cantidad sino el descaro lo que indigna...

A la mayoría de guatemaltecos, acostumbrados durante años a ver camadas de “nuevos ricos” cada cuatro años, el que se “pierdan” 80 millones de quetzales por aquí o se descubran desfalcos de cientos de millones por allá, parece ya no calarles. Pero el que funcionarios se gasten unos cientos de quetzales en una pititanga roja y pastillas contra la disfunción eréctil parece ser que rebalsó el nivel de tolerancia de los guatemaltecos. ¿Tendrá alguna consecuencia este nuevo escándalo? Aparte de los chistes recurrentes sobre la firmeza de la vicepresidencia, lo dudo.

Y ¿por qué el pesimismo? Porque otra constante en Guatemala es la impunidad con la que mucha gente pasa “a mejor vida” gracias a su paso por la administración pública, desde presidentes —¿de dónde cree que sacó Portillo los US$70 millones que pasó por EE. UU. y por los que piden su extradición?—, vices, ministros, diputados, alcaldes, secretarios y así sucesivamente.

Es cierto que algunos son más descarados que otros, pero son pocos los que se salvan. Al fin y al cabo, no por nada dice la sabiduría popular que “en arcas abiertas hasta el justo peca”, y aquí tenemos una gran arca abierta de casi 50 mil millones de quetzales anuales. ¿Por qué habríamos de esperar que los funcionarios públicos, la mayoría muy distantes del “justo” calificativo, actuaran de manera distinta? Por ello es que es tan importante cambiar el sistema. Si no se cambian las reglas, no podemos esperar otra cosa. Aunque lleguen algunos más “justos”, igual pararán pecando. No nos engañemos.

A pesar de todo, es bueno que se descubran casos tan emblemáticos como el de la pititanga, porque nos muestran al grado de cinismo y descaro que pueden llegar los funcionarios públicos que creen que están por encima de la ley y que nunca les contarán las costillas.

Hay que aclarar que nos enteramos del affaire, única y exclusivamente, por el trabajo de periodistas, ya que la Contraloría de Cuentas lo único que ha dicho es que quienes recibieron “doble sueldo” lo deben devolver. A estas alturas, ya debería haber informado al MP qué funcionario del Plan Trifinio presentó en su informe de gastos las facturas por las pastillitas y la pititanga, y no me extrañaría que hasta las del motel hayan presentado.

Quien no le atina una tratando de desligarse de la gran responsabilidad que tiene, aunque sea porque entre los involucrados esta su “hombre de confianza”, es el vicepresidente. Primero, pide que se auditen 10 años, para que vean que no solo en su administración ha habido corrupción, sino también en las anteriores. ¡Como que eso fuera la gran excusa! Luego dice descaradamente que eso de los dobles sueldos no es nuevo y siempre ha existido en la administración pública, nuevamente recurriendo al argumento de que si otros cometen el mismo delito y no los han cachado, ¿por qué me acusan a mí?

Después dice que los guatemaltecos deberíamos estarle muy agradecidos porque pidió que se investigara el asunto. Y no contento con tantos traspiés, concluye diciendo: “Por primera vez hacemos algo honesto…” ¿Eso es una aceptación explícita que todas sus anteriores actuaciones son deshonestas?

Pero las preguntas principales de este affaire siguen sin responderse: ¿quién o quiénes compraron las pastillitas y la pititanga? ¿Quién las utilizó? Si no van a pagar las consecuencias de sus delitos, por lo menos que carguen con la vergüenza —como si eso les importara—.

Artículo publicado en Prensa Libre el jueves 25 de febrero de 2,010.

jueves, 18 de febrero de 2010

Fomento a los Merolicos





Con la moda de leyes para gorronear a expensas de los tributarios, los merolicos también quieren...



Anteproyecto de Ley

Exposición de motivos:

Los merolicos hemos existido en la cultura guatemalteca desde tiempos inmemoriales. Nuestro aporte a la historia de Guatemala es tan importante, que muchos de nuestros miembros han llegado a ocupar los más altos cargos de la Nación, incluidos algunos como presidentes de todos los organismos del Estado.

El Congreso de la República,

Considerando

Que es obligación constitucional del Estado estimular, proteger, fomentar, conservar, rescatar y divulgar la cultura nacional en todas sus manifestaciones.

Considerando

Que es necesaria la creación de condiciones adecuadas generales para el adecuado funcionamiento y fomento de los merolicos en Guatemala.

Decreta

La siguiente:

Ley de la Industria Merolica

Artículo 1. Por su carácter formativo de identidad colectiva y por ser parte integral del patrimonio cultural de la Nación, se declara de utilidad colectiva e interés nacional la promoción y el desarrollo de la actividad merolica…

Artículo 4. Se crea el Instituto Nacional de la Industria Merolica, que se denominará IDEALICA, como entidad descentralizada del Estado… para proteger y fomentar el patrimonio nacional aportado por los merolicos…

Artículo 6. Se crea el Consejo Nacional de la Industria Merolica –CONALICA… Para supervisar que los del IDEALICA no se pasen de merolicos…

Artículo 11. Los del IDEALICA crearán el reglamento de esta ley, en el que incluirán todo lo que no pudimos meter en la misma, so pena de que no nos la aprobaran…

Artículo 12. La Comisión Merolica Guatemalteca (CMG) es una instancia sin ánimo de lucro adscrita al IDEALICA, que intentará traer merolicos de otros países a Guatemala…

Artículo 14. Todos los merolicos, incluidos los que se dedican a la política, deberán registrarse ante la Comisión Merolica Guatemalteca antes de dedicarse a esta actividad. Deberán registrar también cada discurso antes de presentarlo, para verificar que cumple con los altos estándares éticos de los merolicos guatemaltecos…

Artículo 20. Se crea el Fondo de la Industria Merolica (FILICA) para que funcionen todos los anteriores. Sus fondos provendrán de:

a. Un aporte anual de Estado del cero punto cero veinticinco por ciento (0.025%) del Presupuesto General de Ingresos y Egresos del Estado.

b. Un cinco por ciento de la tarifa cobrada a los usuarios de cable.

c. Un tres por ciento de la boletería cobrada en salas de cine, teatro o cualquier otra forma de exhibición por la cual se cobre.

d. Un uno por ciento sobre la venta de todo el equipo en donde se pueda difundir, ver o leer cualquier mensaje de un merolico…

e. Un uno por ciento sobre la venta de cualquier equipo e insumo en el que se podría grabar la participación de un merolico.

f. Un uno por ciento de todo lo que ganen los merolicos que se dedican a la política —especialmente de lo que ganan “bajo la mesa”—.

¿Le suena ridículo? Pues está copiado casi literal de la propuesta Ley del Cine.

Artículo publicado el jueves 18 de febrero de 2,010.

Para una explicación excelente de lo que son los merolicos, le sugiero leer este artículo escrito por Alberto Peralta de Legarreta. (La foto la tomé de su post).

jueves, 11 de febrero de 2010

¿Es usted demócrata?

¿Tiene derecho la población a elegir lo que más le conviene?










Mi artículo de la semana pasada, sobre la importancia de que sea la población quien decida si acepta o no las reformas a la Constitución propuestas por ProReforma, generó muchos comentarios. De los mismos deduzco que muchos defienden la "democracia" del diente al labio, pero a la hora de la hora preferirían la tiranía.

Debo aclarar que no defiendo la democracia como un fin en sí misma, sino simplemente como un sistema de toma de decisiones públicas que debe estar enmarcado dentro de un estado de Derecho en donde se respeten los derechos individuales de todas las personas. Esto tiene como corolario que ni aún la "mayoría" pueda utilizar el poder ni la "democracia" para violar los derechos de ninguno de los habitantes de un país, por muy minoría que sean.

Dicho esto, estoy convencido de que la propuesta de ProReforma, a mi mejor juicio y entender, lo que busca es precisamente que vivamos en un estado de Derecho en donde se respeten los derechos individuales de todos los habitantes de Guatemala. Y como siempre hay quienes dicen que uno solo habla y critica pero no propone soluciones, pues esta es la solución que proponemos.

Ahora bien, quienes no creen que este sea el camino a seguir, sino otro, yo los invito a que también hagan uso de las herramientas de la democracia para proponer sus soluciones. Si no está de acuerdo con la propuesta de ProReforma porque no cree que sirva o cree que es perjudicial, no menoscabe la "democracia" oponiéndose a que se lleve a Consulta Popular, sino haga una campaña planteando sus argumentos para convencer a la gente que vote en contra de ProReforma. ¿O es que no cree en realidad en la democracia?

Si usted cree que las reformas que hay que hacer son otras y no estas, lo invito a que siga el procedimiento que establece nuestra Constitución, como ya lo hicimos en ProReforma. Plantee su propuesta, consiga por lo menos a cinco mil personas que la apoyen —en ProReforma conseguimos más de 73 mil— y preséntela al Congreso para que luego vaya a Consulta Popular. Ese es el procedimiento a seguir y en ProReforma ya lo hicimos. ¿Por qué no lo hace usted?

Hay otros dos argumentos que surgen en muchos comentarios. Uno es que el "pueblo" guatemalteco es muy ignorante y analfabeta y por lo tanto no tiene criterio para tomar decisiones tan importantes. A ese argumento respondo: primero, que no hay que despreciar el sentido común de las personas, por muy "ignorantes" o analfabetas que sean. Segundo, este realmente es un argumento en contra de la democracia, ya que lo mismo se podría decir de la elección de presidentes y diputados. Tercero, si usted realmente cree eso, entonces lo que debería hacer es proponer una reforma constitucional que establezca requisitos mínimos para los votantes, como por ejemplo, que hayan cursado la primaria. Si eso es lo que realmente cree, sea consecuente y pida esos cambios, pero no se oponga a la consulta de ProReforma menospreciando a los guatemaltecos que no son tan inteligentes como usted.

Por último, hay otro argumento que indica que Guatemala "no está preparada para la igualdad ante la ley", aduciendo que hay muchas desigualdades. Yo creo que ese argumento está equivocado. Lo que se quiere es que todos nos desarrollemos y todos prosperemos, y para ello se necesita un sistema en el que se respeten igualmente los derechos de todos, de pobres y ricos, analfabetas y letrados, indígenas y ladinos, hombres y mujeres. ¿Usted qué opina?

Artículo publicado en Prensa Libre el jueves 11 de febrero de 2,010.

Foto: proreforma.org.gt

jueves, 4 de febrero de 2010

ProReforma Democrática


Lo más democrático que se puede pedir es que sea la población la que decida...

La solicitud de reformas a la Constitución que presentó la asociación ProReforma al Congreso, con la participación de más de 73 mil ciudadanos guatemaltecos debe ser puesta a consideración de toda la población, para que sea esta la que decida si la aprueba o no. Si supuestamente “toda” la gente se opone, ¿cuál es el miedo de realizar una Consulta Popular?

ProReforma es el mejor ejemplo que tenemos en Guatemala de un grupo de personas que se unen porque quieren vivir y dejar a la posteridad un mejor país que el que encontraron, y lo pretenden hacer a través de los mecanismos pacíficos y de derecho que nuestro marco constitucional actual establece.

A diferencia de muchos otros, no utilizamos la violencia, ni la coerción, ni las amenazas, ni el asesinato, ni los secuestros, ni siquiera las “medidas de hecho” con las que pretenden o han pretendido en el pasado imponer por la fuerza su visión del mundo a los demás.

Somos un grupo de personas pacíficas, preocupadas por la terrible realidad actual de Guatemala y convencidas de que el problema principal no es necesariamente las personas que nos han gobernado —lo que no los exculpa de sus errores y pecados—, sino el sistema actual de incentivos perversos que nos ha llevado a los resultados que tenemos hoy.

Estamos convencidos de que para resolver los problemas hay que ir a las raíces, a las causas, y no contentarnos con “podar” las ramas. Por ello es que proponemos estas reformas a la Constitución, con el fin de acercarnos a un verdadero estado de Derecho a través de fortalecer los derechos de todos los habitantes de Guatemala, que todos vivamos bajo las mismas reglas, y establecer los incentivos correctos para que, en el mediano plazo, las instituciones encargadas de velar por la seguridad y porque se imparta justicia funcionen mejor de lo que lo hacen en la actualidad. ¿Es eso mucho pedir?

Sin embargo la propuesta ha encontrado oposición, principalmente de grupos y personas interesados en mantener el status quo, quizá porque son muy conscientes de que si pasa ProReforma se les reducirán considerablemente las posibilidades de maximizar la frase de Frederic Bastiat: “El Estado es esa ficción por medio de la cual, todos buscan vivir a expensas de todos los demás”. Pero también hay gente que se opone porque sinceramente cree que los cambios propuestos no van a mejorar la situación.

A quienes se oponen les pregunto: ¿No es mejor dejar que sea la ciudadanía quien decida? ¿No es una de las partes medulares de la “democracia” el que los ciudadanos puedan participar y decidir lo que mejor les conviene como sociedad? ¿O acaso no creen en ese método de hacer gobierno? ¿Cuál es el problema de preguntarle al pueblo?

Los diputados tienen en sus manos una gran responsabilidad. Si en esta ocasión que se están siguiendo todos los pasos que establece la Constitución, que no se viola ninguna de las normas que la misma establece, que no se intenta cambiar ningún artículo que la Constitución lo impida y todo se hace de manera correcta, legal, pacíficamente, sin recurrir a la fuerza ni a las amenazas, ellos se oponen e impiden que esta propuesta sea puesta a disposición de la ciudadanía y que sea esta quien decida, el mensaje que estarán dando es que en Guatemala, en efecto, lo que vale son las “medidas de hecho” y que lo que hay que hacer son bochinches, paralizar el tránsito y que entonces así sí lo oirán los diputados. ¿Es eso lo que queremos?

Artículo publicado en Prensa Libre el jueves 4 de febrero de 2,010.

Foto: Luis Soto, elPeriodico