viernes, 31 de julio de 2009

¿Blasfemia?












La "guerra contra las drogas" es una broma de mal gusto de los gobernantes.

El director de la Oficina de Política Nacional para el Control de Drogas de la Casa Blanca, más conocido como el Zar Antidrogas, Gil Kerlikowske, declaró hace un par de días en México: “Los narcotraficantes no son más que criminales y terroristas, y la legalización no es claramente la respuesta que sería suficiente para la gente de cualquier país”. Creo que el señor Kerlikowske está completamente equivocado, y el problema del narcotráfico nunca se va a resolver con la dichosa “guerra contra las drogas”, y eso lo sostengo, aunque para muchos la sola mención de la legalización de las drogas sea poco menos que blasfemia.

Cuando el entonces senador Obama se encontraba en campaña presidencial dijo que la “guerra contra las drogas es un completo fracaso”; ya de presidente parece que la cosa cambió. Y lejos de variar la actual política de criminalización contra la producción, distribución y consumo de las “drogas”, se afianza más en su administración la ilógica persecución de estos “delitos”.

Hay dos razones importantes por los que a mi parecer la denominada “guerra contra las drogas” es un caso perdido.

La primera obedece a una cuestión moral. ¿Qué derecho tienen los gobernantes para decidir qué deben los ciudadanos consumir o no? ¿No son acaso los ciudadanos lo suficientemente capaces para decidir qué es bueno para ellos o qué no lo es? La intromisión de los gobernantes en asuntos privados de las personas es causa de muchos males para sus pueblos.

La segunda, de orden económico, indica que cuando se prohíbe el consumo de algún bien o servicio por ley, pero sigue existiendo demanda, se crea una escasez artificial que incrementa su precio, razón por la que siempre existirá alguien dispuesto a correr el riesgo de producirlo, comercializarlo y venderlo, obteniendo grandes ganancias. No importa con cuántos capos acaben, siempre habrá alguien dispuesto a ocupar su vacante.

Y en esta reflexión tomo el caso de las bebidas alcohólicas, tanto por su popular consumo como por ser un ejemplo claro, histórico y comprobable, puesto que los estadounidenses ya pasaron por ese proceso en la década de 1920, con la prohibición de su consumo. Lejos de alcanzar los objetivos por los que se impuso, esta prohibición terminó haciendo todo lo contrario, dando origen a las mafias. Si nota un leve parecido entre este caso y el de la guerra contra las drogas, es pura coincidencia o alucinación suya.

Pero los políticos como Kerlikowske —a pesar de sus raíces policiales— y aquellos afines al combate de las drogas argumentarán que quienes producen y comercializan la droga son criminales despiadados que incurren en una serie de delitos, incluidos asesinatos, secuestros y demás. Eso es cierto, pero es un efecto, no la causa. ¿Acaso son delincuentes los productores y vendedores del alcohol y sus derivados? ¿Acaso quiénes venden cigarrillos andan secuestrando y matando a los otros vendedores? Lo que es más, ambos son de los principales recolectores de impuestos en todo el mundo.

De nuevo, los gobernantes se hacen de la vista gorda de las relaciones de causa y efecto; solo se centran en los efectos que les convienen, de la prohibición, y no en la causa que es la prohibición misma. Desde cualquier perspectiva, la guerra contra las drogas está completamente perdida, y la única forma de acabarla es atacando su origen: legalizar la producción, distribución y consumo de las drogas.

Artículo publicado en Prensa Libre el jueves 30 de Julio de 2,009.

lunes, 27 de julio de 2009

Los Globonos

Cada vez que salen a colación, están más grandes.

Los gobernantes dicen que necesitan más fondos. Pretenden conseguirlos endeudándonos a través de bonos. En lo que no se ponen de acuerdo es en la cantidad. Primero dijeron que Q1 mil 500 millones; luego que Q1 mil 800 millones; después resultó que Q2 mil 500 millones, y la cifra más reciente ya va por Q3 mil millones. ¿Cuánto irán a pedir finalmente cuando lleguen al Congreso? Estos más que bonos, parecen globos, y no de los que usan para despistar.

Lo que peor cae de todo este affaire es que ellos se equivocan en sus cálculos, y después quieren que seamos nosotros, nuestros hijos y nuestros nietos quienes carguemos con la responsabilidad de sus desatinos.

El problema viene desde el año pasado, cuando el ministro de Finanzas juró a diestra y siniestra que Guatemala era “inmune” a la crisis, que a nosotros no nos iba a afectar. Poco faltó para que dijera: “¿Crisis?, ¡chis!”. Pero él mismo estaba muy claro, o debería haberlo estado, que desde antes que tomaran posesión, la situación no apuntaba bien. El Índice Mensual de Actividad Económica (IMAE) —indicador de corto plazo que sirve para tener una idea de cómo se encuentra la economía— venía en franca picada desde finales del 2007, y durante el 2008 en ningún momento dio siquiera alguna falsa señal de que fuese a cambiar la tendencia. Y eso sin tomar en cuenta que la mayoría de los indicadores a nivel internacional apuntaban a que la situación no iba a mejorar muy pronto que se diga.

Aún así, el ministro tuvo el descaro de hacer esas famosas declaraciones, quiero creer que a sabiendas de que mentía, porque la alternativa demostraría demasiada incompetencia. Lo importante es que se basaron en la supuesta inexistencia de la crisis para pedir y lograr que les aprobaran un presupuesto completamente alejado de la realidad. Ese mismo presupuesto que el presidente dijo que serviría sólo para sus proyectos, y que si queríamos seguridad, que se hiciera todavía más grande.

Pues bien, ya pasados seis meses del año en que resulta que sí existía una crisis, en la que los ingresos de la mayoría de los guatemaltecos se han reducido y que la consecuencia lógica ha sido que los ingresos tributarios también han disminuido, resulta ser que al Gobierno no le alcanza el dinero para todo lo que quería gastarse.

Esa, debo hacer la salvedad, es la situación de casi todos los guatemaltecos, no solo del Gobierno; sin embargo, a cada uno de nosotros nos toca ver cómo hacemos para apretarnos el cinturón, y resistir la época de crisis en lo que llegan tiempos mejores.

No obstante, los gobernantes no utilizan esa lógica. La suya es una lógica perversa que dice: “no importa que me haya equivocado en mi apreciación de cómo iba a estar el año, lo importante es que nos gastemos todo lo que nosotros mismos soñamos que podríamos gastarnos, y por tanto, lo que tenemos que hacer no es reducir nuestros ‘sueños’ de gasto, sino gastarnos la plata y dejar que los que vienen atrás la paguen”.

¡Qué de al pelo! Ellos cometieron la insensatez de despreciar todas las llamadas a la cordura que se les hicieron para bajarlos de la nube en que andaban, y ahora pretenden seguir agarrados de la nube, fregando a todos los demás. Lo peor de todo es que lo hacen de la manera más cínica y descarada del mundo, haciéndose las “inocentes palomas” que no tienen nada de responsabilidad en meterse ellos solitos en el lío en donde están metidos. ¡No a los bonos! ¡Apriétense el cinturón ustedes también!

Artículo publicado el jueves 23 de julio de 2,009.

sábado, 18 de julio de 2009

¿Golpe?
















"Huguito, el pastorcito mentiroso, asustando con el petate del golpe".


El viernes pasado fue un día en que Guatemala estuvo en el centro de las noticias porque —por alguna insólita coincidencia— dos presidentes sudamericanos levantaron la voz de alarma de un supuesto golpe de Estado fraguándose en nuestras fronteras.

Hugo Chávez, presidente venezolano, indicó que “le constaba” que había en marcha un plan para darle golpe de Estado a Colom. Evo Morales, por su parte, dijo en otra conferencia de prensa que todo el caso de Rodrigo Rosenberg era un montaje de la oligarquía, que se inventó un muerto para “asar” a Colom.

¿Qué podemos decir? La verdad, ante tantos disparates a veces se queda uno sin palabras; sin embargo, con todo y todo, es importante hablar sobre esas declaraciones de esos presidentes, ya que nos afectan directamente a todos los guatemaltecos.

Para variar, el presidente Colom, en lugar de responder ante esas declaraciones fuera de lugar de los presidentes, lo que hizo fue chapotear: “Es responsabilidad del presidente Chávez y de Evo también. Aquí hay muchas agencias de inteligencia de varios países, y ellos sabrán lo que están diciendo, y tendrán su respaldo…”. En lugar de reclamarles, se lavó las manos y todavía nos informó que esos gobiernos tienen espías en nuestro país y de seguro tienen mejor información que la que tiene el presidente guatemalteco. ¿Será que entre los espías se cuentan los asesores que Chávez “gentilmente” le envió a Colom?

Si bien es cierto, ésta podría ser una de las tantas peroratas y sinsentidos que dice Chávez cada vez que encuentra un micrófono (para muestra un botón: la semana antepasada dijo que Obama era un “prisionero” del imperio Yankee, y ahora lo denosta y lo ataca con mucha vehemencia), también es cierto que hay otros factores que apuntan en la dirección de que es un plan bien orquestado que podría tener dos intenciones: una, asustar con el petate del muerto de los golpes (ya que también dijo que en otros países se fraguaban) para que a nadie se le ocurra seguir el ejemplo de los hondureños, y otra, preparar el terreno para las “reformas” que plantea el manual de procedimientos chavistas.

Apuntala esta segunda posibilidad el hecho de que a ambos presidentes el mismo día se les “ocurrió” tocar el tema. Luego, el fin de semana, circularon correos contando la “trama” que se tenía preparada para los primeros días de esta semana, con el propósito de soliviantar los ánimos y causar caos y confusión en el país, parte de cuya trama se cumplió, aunque no con las consecuencias anunciadas.

En cualquiera de los casos, no es más que una nueva mentira con la que Hugo Chávez intenta inmiscuir su mano en otros países para lograr su propósito de convertirse en lo que dice más odiar: un imperialista. Y como tal se le debe tomar, como una mentira más del pastorcillo al que ya nadie le debería hacer caso.

Porque si a esas vamos, no hay que olvidar que la única persona que aquí en Guatemala ha amenazado con un golpe de Estado es un diputado del partido oficial, quien unos días antes del asesinato de Rodrigo Rosenberg expresó que el presidente Colom podría considerar disolver el Congreso.

Aquí no hay riesgos de golpe de Estado. Estamos en riesgo todos, pero de morir víctimas de la violencia y la criminalidad que ha fortalecido sus tentáculos gracias al desgobierno de las autoridades. Pero de eso ni hablan, porque “no les interesa”.

Artículo publicado en Prensa Libre el jueves 16 de julio de 2,009.

jueves, 9 de julio de 2009

Hipocresía política





Foto: ElHeraldo.hn

Ofrecen el cielo en la tierra, pero a la hora de la hora, entregan el infierno.

A como pinta la cosa, es muy probable que hoy sea el inicio del fin de la crisis en Honduras. Ya Hillary les dijo a Micheletti y a Zelaya que se tienen que sentar a resolver este “impasse”, y Óscar Arias se apuntó a ser el mediador en las conversaciones. ¿Cómo va a terminar todo? Es una incógnita, aunque pareciera que la suerte ya está echada.

Lo más probable es que las conversaciones en Costa Rica den como resultado que se adelanten las elecciones para que lo más pronto posible tome posesión un nuevo gobierno y a Zelaya se le “amnistíe” de todos sus pecados constitucionales a cambio de que no insista en volver como gobernante.

Por supuesto que la negociación no será tan fácil como algunos quisieran creer, ya que ni Micheletti ni Zelaya, mucho menos Chávez, van a querer ceder en sus posturas, pero tarde o temprano tendrán que hacerlo, o simplemente la situación se seguirá complicando.

En todo esto sostengo lo que dije la semana pasada, que al final a la mayoría de los políticos las constituciones les vienen del norte. El desenvolvimiento de la crisis en Honduras no hace más que retratar a la mayoría de los políticos de América como los hipócritas y doblecara que realmente son. Casi todos los mismos políticos que hace poco más de un mes se rasgaban las vestiduras por la “babosada” de la Carta Democrática de la OEA que impedía a Cuba ser parte de ese organismo y que también criticaban agriamente a los Estados Unidos por el “bloqueo” comercial a la isla caribeña, ni siquiera chistaron, un mes después, en rasgarse otra vez las vestiduras, pero esta vez, defendiendo la sagrada Carta Democrática de la OEA y estableciendo un bloqueo comercial criollo contra Honduras. ¿Es ese un reflejo de su coherencia o de su hipocresía?

Para variar, quien siempre se lleva las palmas en este teatro de lo absurdo que es la política latinoamericana es Chávez, quien llegó al colmo de decir que “la junta militar hondureña está apoyada por el imperio yanqui”, pero rápido hizo la aclaración de que no se refería a Obama: “Yo creo que Obama es un prisionero del Imperio”. ¿Alguien entiende semejante declaración?

Creo que los funcionarios hondureños actuaron bien al restablecer el orden constitucional que Zelaya había quebrantado; sin embargo, creo que ellos también cometieron muchos errores que ahora tendrán que pagar en esta negociación. Fue incorrecto que sacaran de Honduras a Zelaya. Lo debieron arrestar y juzgar en el país por las violaciones a la ley que había cometido. Fue incorrecto que para “establecerse” atentaran contra la libertad de expresión y cayeran en la censura. Fue incorrecto que limitaran las garantías constitucionales de los hondureños con la excusa del toque de queda.

Ante los errores y violaciones constitucionales de ambas partes, creo que la única salida que van a encontrar es esta negociación. Lamentablemente, la que sale perdiendo es la institucionalidad y el respeto a la Constitución en Honduras, en primera instancia, pero también en toda Latinoamérica, ya que, una vez más, se afirma el precedente de que los políticos están por encima de la ley.

Por lo menos espero que esta crisis sirva para que la ciudadanía abra bien los ojos y que no se deje engañar por cualquier político que venga a ofrecerle el cielo en la tierra, pero que luego lo lleve al infierno en la tierra. ¡Urge Pro Reforma!

Artículo publicado en Prensa Libre, el jueves 9 de julio de 2,009.

jueves, 2 de julio de 2009

¿Y la Constitución?






Foto: El Heraldo de Honduras.





Mientras no se hagan respetar las Constituciones, los politiqueros siempre harán de las suyas.


La principal lección que nos deja la crisis actual en Honduras es que las Constituciones de los países deben respetarse, y que a los politiqueros del mundo, lo que digan de las mismas, les viene del norte; mientras las puedan violar impunemente.

Creería que casi a nadie le queda la duda de que Mel violó flagrante y repetidamente la Constitución hondureña, si hasta él mismo lo reconoció tímidamente en su discurso en la Organización de las Naciones Unidas (ONU). La violó desde el 2008, al no enviar el presupuesto de este año y utilizar las cuentas del Gobierno a su discreción y sin control. La violó con todo el proceso de la “cuarta urna” y, en este caso, adicionalmente desobedeció sentencias judiciales. Estas violaciones eran suficientes para quitarle el antejuicio, entablarle juicio y separarlo del cargo.

Sin embargo, también creo que aunque Mel logró lo que pocas personas en la historia han conseguido, como es unificar a todas las instituciones gubernamentales, a casi todos los partidos políticos, el suyo incluido, a muchas organizaciones y a la mayoría de la población en su contra, no se siguió el debido proceso para hacerlo pagar sus repetidas violaciones a la Constitución. Y esto fue un grave error que cometieron quienes lo removieron. Error que ahora están pagando por medio de la “condena” internacional.

Lo correcto debió ser que el Congreso le quitara el antejuicio, luego de que se le entablara un proceso y que por ello se le separara del cargo. Si era necesario encarcelarlo, pues se le debió apresar en una cárcel hondureña y no echarlo del país. Si Mel regresa, habrá que seguir el debido proceso para enjuiciarlo.

Y aquí es donde entra la doble moral de los politiqueros de la región. Ahora todos se rasgan las vestiduras e invocan la Carta Democrática Interamericana de la Organización de los Estados Americanos (OEA) para restaurar a Mel como presidente de Honduras, cuando hace no muchas semanas hasta él mismo la calificó de “babosada”, ya que obstaculizaba el ingreso de Cuba a la OEA. En comparación, me llama la atención la declaración de la Human Rights Foundation, la cual solicita a la OEA activar la Carta Democrática contra el nuevo Gobierno de Honduras, pero, a la vez, critica a Insulza por no activarla contra los gobiernos de Venezuela, Bolivia y Ecuador porque, a su criterio, estos gobiernos también violan la Carta Democrática.

Es interesante que ni en la OEA ni en la ONU se le haya dado importancia a las violaciones constitucionales de Mel. ¿Será que para ellos las violaciones constitucionales solo son importantes cuando se hacen contra uno de “ellos” (y no me refiero a los “países”, sino a los políticos), pero si es uno de “ellos” quien las comete, no tiene importancia? Esa parece ser la “moral” de los politiqueros miembros de la OEA y la ONU. Y eso sin mencionar el caso de Irán.

Pero más cercano a nosotros, los presidentes de Nicaragua, El Salvador y Guatemala decidieron “cerrar” las fronteras con Honduras para todo el tránsito comercial. Y yo me pregunto ¿en qué parte de la Constitución de Guatemala se basó el presidente Colom para arrogarse tal autoridad? ¿Será que la excusa de la “prioridad de recuperar el orden institucional en Honduras” es suficiente para que en Guatemala el presidente haga un rollito de papel toilet con la Constitución?

Insisto, mientras no hagamos respetar nuestras constituciones, los politiqueros locales las violarán impunemente, de una u otra forma. ¡Urge ProReforma!

Artículo publicado en Prensa Libre el jueves 2 de julio de 2,009.