Como siempre me sucede, los artículos que creo que serán los menos controversiales resultan siendo los que más correos, comentarios, regaños e insultos me generan. El caso de mi artículo de la semana recién pasada, sobre la decisión de los tribunales de la Unión Europea de sancionar a Microsoft por “abuso de posición dominante”, no fue la excepción.
Recibí varios correos, algunos respetuosos, otros no tanto, pero todos muy en contra de mi opinión. Algunos me tildaron de ignorante, de desconocer la diferencia entre un sistema operativo y un portal, de ignorar las batallas que día a día luchan los usuarios de Windows para contrarrestar los supuestos abusos de Microsoft. Otros se quejaron de que las aplicaciones de Microsoft ocupan mucho espacio y no son tan buenas.
Algunas otras opiniones fueron divertidas. Como por ejemplo la de alguien que dijo que para que un programa sea exitoso debe ser regalado, y que entonces estuvo bien lo que hicieron los tribunales de la UE. Obviamente, quien así escribió no se percató de que Microsoft da de gratis el Media Player, y lo que dijeron los tribunales de la UE es que debe cobrar por él y no darlo de gratis para no caer en “competencia desleal”.
Las palmas se las llevó quien me indicó que no debo utilizar de fuente un libro como La rebelión de Atlas, y que mejor me informe de lo que está pasando ahora en día a través de alguno de los portales mencionados.
Debo confesar que no creí causar tanto revuelo con ese artículo, pero que el mismo no hace más que justificar mi punto. Todos los argumentos en contra de Microsoft y sus aplicaciones que me enviaron tienen una solución sencilla: no use los productos de Microsoft. Al fin y al cabo, contrario a la creencia popular -y hasta la de muchos jueces despistados, por lo visto-, existen muchas otras soluciones para cada una de las actividades que habitualmente hacemos en una computadora.
Si quiere sistemas operativos, hay otras opciones aparte de Windows, algunas incluso gratis. Si quiere un procesador de palabras, una hoja electrónica, un paquete de presentaciones, una base de datos, un navegador, una agenda electrónica, un manejador de correos, para todas estas actividades existen muchas y diversas alternativas a los programas de Microsoft. Así que tildar a Microsoft de monopolista cuando existen muchas otras alternativas es una confesión de harta ignorancia o de simple haraganería.
Al mencionar no sólo a Linux como competencia de Microsoft, sino a YouTube, Yahoo, Google y FaceBook, no lo estoy haciendo porque crea que un sistema operativo es lo mismo que un portal de Internet, como alguno de los que me escribió me acusó, sino porque las opciones que existen para hacer alguna cosa son muchas y no tenemos la más mínima idea de lo que la tecnología nos pueda deparar en un futuro cercano. Microsoft no sólo es Windows, y la tecnología y las nuevas empresas se pueden comer hasta a Microsoft.
Publicado en Prensa Libre el 27 de septiembre de 2007.
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