viernes, 26 de octubre de 2007

Mediocre competencia

Los mediocres quieren vivir a expensas del trabajo de los demás.

Esta semana, el Tribunal de Justicia de la Unión Europea (UE) ratificó una multa por US$600 millones contra la empresa Microsoft, bajo la acusación de “abuso de posición dominante”. Este es un nuevo ejemplo de cómo los mediocres se aprovechan de la intervención gubernamental para montarse sobre el trabajo y el éxito de otros. Ese es el verdadero fin de toda esa absurda legislación contra la “competencia desleal”.

El juicio se remonta a una demanda en 1998 que interpuso la empresa Sun, argumentando que Microsoft se aprovechaba de que su sistema operativo Windows era el estándar de facto, que no les daba acceso al código de Windows y que, adicionalmente, cometía una maldad tan grande como lo era incluir gratis, junto con el sistema operativo, un reproductor de imágenes y sonido (el RealPlayer). Estos argumentos fueron aceptados por los burócratas de la UE, y por eso le pusieron esa multa a Microsoft.

Toda esta argumentación surge de la ridícula legislación “antimonopolio” y supuestamente a favor de la “competencia justa” que los mercantilistas de los países desarrollados han logrado que se apruebe en sus países. Pero no nos equivoquemos: esa legislación no ayuda a los consumidores, sino que los perjudica; a quienes ayuda es a los productores mediocres, que de otra manera no podrían competir.

¿No me cree? El resultado del juicio es que Microsoft no debería regalar programas con su sistema operativo, sino que tiene que venderlos. O lo que es lo mismo, los consumidores tendremos que pagar más por lo mismo, para que los productores mediocres también puedan vender sus productos.

El error principal de toda esta mentalidad es creer que cualquier empresa puede llegar a ser un monopolio sin que exista una regulación gubernamental que le impida la entrada a otros. Eso es completamente falso. Con excepción de muy pocos casos -y algunos argumentamos que ninguno-, no existe tal cosa como un monopolio natural. Siempre que exista, aunque sea la posibilidad remota de competencia, es imposible que surja un monopolio, a menos, por supuesto, que el Gobierno le conceda ese privilegio.

Microsoft y Windows no son la excepción. Existen otros sistemas operativos, otros players, otros navegadores y, por si fuera poco, existe mucha piratería. Microsoft ha sido una empresa muy exitosa, y ello hace que muchos mediocres se quieran aprovechar de su éxito.

Pero hasta ellos tienen que competir, y siempre existe la posibilidad de que surja una nueva empresa con mejor tecnología, como han surgido, por ejemplo, Yahoo, Google, YouTube, FaceBook y todas las variantes de Linux.

Si desea profundizar más en estos conceptos, le recomiendo leer la novela La rebelión de Atlas, de Ayn Rand, que el mes entrante cumple 50 años de publicación; sin embargo, como lo muestra este caso, sigue tan vigente hoy como cuando fue publicada originalmente.


Publicado en Prensa Libre el 20 de septiembre de 2007.

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